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-Ya le he dicho señor que teníamos práctica de fútbol, mis compañeros y mi entrenador lo pueden confirmar- repliqué ya esa era la quinta vez que repetía aquello. El oficial me miraba, supongo que se creía que estaba en una serie policíaca, jugando al policía bueno y malo. Pero yo ya estaba hasta las pelotas, llevaba la noche en la comisaría y no habían dejado a mi madre verme. Sé que está aquí porque ya ha hablado conmigo el abogado y me dijo que estaba bastante alterada. Me froté los ojos y puse mis manos esposadas sobre la mesa- Mire señor, sabe que no tiene sentido retenerme aquí. Ya los peritos le dijeron que fue una caída y la persona que me vió me encontró en el suelo ... así que ¿dígame como pude haberlo tirado si estaba en el suelo?- le dije. Algo más alterado. El tipo solo me miraba, me daba la impresión que no sabía que era lo que estaba haciendo, parecía bastante joven. Apuesto a que nunca había tenido que tratar un caso así.
-Muchacho te encontramos con sangre de la víctima. Es la muerte de un adolescente, ese no es un evento aislado. Tienes que estar conectado con el hecho. ¿Eran rivales en el equipo? ¿Te quitó la novia?¿ Es eso verdad? ¡¿Fuiste, lo confrontaste, y lo tiraste verdad?!- me gritó en la cara el muy imbécil.
-¡Que NO! ¡Por el amor de dios, pregúntele a los demás del equipo me llevaba bien con el chaval!-grité poniéndome de pie. Joder me dolía la cabeza. Sabía que no debía gritar así pero es que aquello era demasiado. Me volví a sentar y en ese momento entró otro policía, un detective al parecer pues no llevaba uniforme, sólo una placa colgando de su cuello.
-Muchacho puedes irte- me dijo el policía. El oficial lo miró sin dar crédito e iba a replicar pero aquel hombre lo calló- Oficial, quítele las esposas y condúzcalo con su madre. Ya han sufrido bastante- afirmó. Me quitaron las esposas y me disponía a salir de allí cuando el policía me habló.
-Soy el detective Herrmann a cargo del caso. Luego tendrás que venir aquí para declarar, te llamaremos- dijo. Debía tener unos cuarenta y pico de años e inspiraba autoridad. Asentí con la cabeza y sali de la sala de interrogatorio.
Me reuní con mi madre y la verdad Me sentí mucho mejor. Me abrazó en cuánto me vió salir a  la sala de espera, no le dije cuán bien me hizo ese abrazo pero ella lo sabe. Ella por consideración evitó hablar del incidente en todo el camino a casa. Había sido una noche espantosa y la verdad no tenía muchas ganas de hablar del tema. Todo había sucedido tan rápido que apenas estaba procesando todo lo que había pasado ayer, y no creo que llegue a procesarlo del todo. La ciudad se vió sumida en un luto inmenso, entre los vecinos no se hablaba de otra cosa que no fuera la muerte de ese joven de tan solo 18 años. Se organizó un funeral al que fue casi toda la escuela por orden de la directora cabe destacar, un montón de gente haciendo de un evento tan lamentable un show dónde por desgracia la familia de Joan eran la estrella principal.
Luego de dos días en casa, todo debía volver a una supuesta normalidad. Aún seguían investigando las causas de la muerte de Joan pero el colegio tenía que seguir impartiendo sus clases con cierta discreción. Pero ya el periódico local había puesto de primicia la palabra "Suicidio" en toda la ciudad. Lo único de extraordinario era que de vez en cuando veiamos al detective Herrmann en la escuela, reuniendo información sobre Joan con los profesores. O vigilándome.
Ya había hablado con mi mamá y conmigo. Nos dijo que a lo mejor se iba a pasar por la escuela a hablar conmigo, de nuevo. Tendría que explicarle de nuevo todo, ya que aparte de la niña que me vió con el cuerpo en el colegio no había nadie que confirmara que no estuve en la azotea. Circunstancialmente no hay nada que diga que pude haberlo hecho pero tampoco hay pruebas que comprueben que no lo hice. Y esa realidad me estaba quitando el sueño.
La muerte de ese chico seguía en mi cabeza aunque tratara de evitarlo, apenas podía concentrarme en clase pensando en eso.
Sentía que algo no encajaba en todo este lío. No dejaba de ver su cadáver frente al colegio... existía cierta tensión en el instituto con relación a eso pero nadie hablaba del tema, nadie tenía el valor de hacerlo.
-Ss hey Spencer ¿me puedes prestar tus apuntes?- me dijo alguien y levanté la cabeza de los libros para ver quién era. Era Carina, la chica de la primera mesa. Me observaba con cierto recelo, de hecho todos en clase lo hacían. Sebas sólo me hablaba para lo preciso y lo cierto es, que lo entendía.
-Si toma- le pasé mi cuaderno con otra persona para que se lo diera a ella. Carina me sonrió y me dijo que era rápido que le faltó una nota.
Cuando sonó el timbre del recreo fui a fumarme un cigarro al campo de fútbol  porque habían prohibido a los estudiantes subir a la azotea, ni siquiera dejaban subir a la última planta. Me senté en las gradas y me aferré a la soledad que necesitaba. Hacía una mañana nubosa... un cielo gris pintaba la ciudad de Denver.
Siempre dije que no entendía como alguien podía llegar a tal desesperación como para terminar con su vida. No conocía a Joan, pero si he sentido que me ahogaba varias veces en mis dieciocho años. Simplemente la vida puede ser muy hija de puta a veces. A veces te da sin que lo quieras y a veces te quita lo que nunca esperas que se vaya a ir. Así como si nada.
Cuando me acabé el cigarro pasé por la cafetería a comer algo y volví al aula. Encontré mi cuaderno encima de mi mesa. Lo iba a guardar en mi mochila cuando cae de él un papel doblado a la mitad.Me agacho para recogerlo y lo abro. Decía:
NO FUE UN SUICIDIO

Miro a los lados, estaban todos en sus cosas: mirando el móvil, escuchando música o estudiando. Me guardé el papel en el bolsillo y me senté en mi puesto con esas palabras taladrándome mi cabeza. No fue un suicidio. Joan no se tiró de la azotea del instituto. Entonces alguien lo aventó.Y hay alguien que espera que  encuentre a quién lo hizo¿Pero por qué yo? De todas las personas de este colegio, por qué  la única persona que vivió la muerte tan de cerca. Quizás quién estuvo en la oscuridad puede desenmarañar esta historia que ha sido dibujada en los medios como " el trágico suicidio en el instituto St.Thomas" . El instituto guardaba un secreto, uno muy sórdido. Miraba a mi clase y nadie parecía capaz de matar... pero qué asesino tiene escrito en su cara que lo es. Podría enseñarle esta nota al detective Herrmann y él pondría a todos sobre aviso, se regaría como el agua el chisme de que hay un asesino en el colegio y lo cerrarían y ahí sí que iba a ser difícil encontrarlo.
Incluso podría pensar que fui yo mismo quien la escribió para recibir atención de la prensa. Como si eso me importara. Pero aquí las cosas son así, a los adolescentes no nos creen una mierda y si decimos algo es para llamar atención. No me voy a arriesgar que otra vez nadie me crea, iba a conseguir pruebas de que esto no fue un simple suicidio.
Porque Joan lo merecía, merecía algo más que un funeral sensacionalista que fuera un evento social en todo el pueblo en supuesto manifiesto de la supuesta compasión por él y su familia.
Nunca fui el tipo bueno de la escuela, ni el más popular, ni el más inteligente, nunca me importaron mucho mis compañeros ni sus vidas. Sin embargo no podría vivir en paz sabiendo que no se hizo justicia. Lo iba a descubrir... cueste lo que cueste.

Vuelvo A Ti (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora