𝟮𝟲 ──── in another life

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❍     ݁ chapter twenty six   ☆    ۪    𓈀

NANCY FUE LA PRIMERA EN SALIR, seguida rápidamente por Sarah

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NANCY FUE LA PRIMERA EN SALIR, seguida rápidamente por Sarah. Ambas se levantaron, aturdidas, y se dieron cuenta de que estaban en la sala de juntas.

Bajaron del tribunal y abrieron las puertas, saliendo casi a paso lento por el dolor y el cansancio en su cuerpo. Al cruzar el umbral, se encontraron con el pueblo reunido afuera, conversando en voz baja.

Lizzie y Hannah, que estaban recostadas en el suelo cerca del pozo, en el mismo estado que antes, se sentaron al verlas.

Nancy no pudo evitar sonreír al ver a su novia, quien solamente la miraba asustada. Eso hizo que frunciera el ceño.

Sarah le devolvió la sonrisa a Hannah, que, aunque le sonrió un poco, no pudo ocultar la preocupación en su mirada igual que la chica a su lado.

De repente, alguien las agarró con fuerza por detrás, y entendieron el por qué de sus caras.

—¡Encontré a las brujas! —gritó el idiota de Solomon, irrumpiendo la breve tranquilidad del momento.

El pueblo comenzó a acercarse, y Lizzie y Hannah compartieron una mirada de alarma antes de volver a mirar a sus parejas.

—No... —murmuró Hannah, con la voz temblorosa.

—¡No! —exclamó Lizzie, intentando levantarse desesperadamente en vano. Las cadenas alrededor de sus muñecas se lo impedían.

—Oh, carajo —dijo Thomas, quien se encontraba al lado de Isaac y Abigail, sus rostros reflejando el mismo horror.

—No puede ser —susurró Abigail, con una lágrima deslizándose por su mejilla.

Primero su hermana, y ahora su amiga.

[ • • • ]

Al amanecer, todo el pueblo conducía encadenadas a Nancy, Lizzie, Sarah y Hannah hacia un lugar apartado.

Se detuvieron en un claro del bosque, el cual escazeaba de árboles, excepto por uno que se alzaba solitario en medio.

—¡La pena por practicar brujería es la horca! —anunció Elijah Goode con voz autoritaria.

—¡Cuélguenlas! —gritaban todos, con fervor, a excepción de Thomas, Abigail e Isaac.

—¡Cuélguenlas! —exclamó Jacob, eufórico, mientras Caleb lo secundaba.

—¡Confiesen! —les gritó el jefe a las cuatro chicas—. Confiesen todos sus pecados o ardan en el infierno.

𝙎𝙏𝙄𝙇𝙇 𝘼𝙇𝙄𝙑𝙀  ;  kate schmidt ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora