Hay quienes dicen que los cuentos de hadas son solo eso, cuentos. Otros dicen que son artimañas que inventan para que los niños se duerman y sueñen lindo. Pues déjenme decirles, queridos lectores, que las leyendas nacen de verdades.
-Mamá por favor, un ratito más- suplicaba aquella rubia platino de tan solo cinco años
-No, Emma. Es hora de dormir- respondió la madre con voz dulce
-¿Al menos un cuento de medianoche?- suplicó con un puchero
La madre suspiró rendida para luego mirar a su hija con cariño.
-De acuerdo- se acomodó en la cama a un lado de la pequeña, mientras que la adorable Emma recostaba su cabeza en el vientre de la madre
Y empezó a narrar.
-En un reino no muy lejano a éste...
Una jóven de cabello castaño, con hermosos ojos azules cual mar, se encontraba recostada en el barandal del balcón ubicado en la habitación principal del palacio. Admirando los colores anaranjados del cielo que acariciaban las islas de su reino.
Adoraba sentarse a ver los atardeceres después de un día tan tortuoso como el de hoy.
Cuando el sol cayó, revelando a la luna en lo más alto del cielo, la jóven se apartó del balcón para ir y acompañar a su familia en la cena, antes de poder sumergirse en un profundo sueño.
Bajó las escaleras encontrándose con Kai, el mayordomo de la familia real.
-Majestad, sus padres y su hermana la esperan en el comedor- mencionó aquel pelirrojo -¿La acompaño?- le ofreció su mano. La ojiazul asintió y tomó la mano del hombre, para después dirigirse hacia el gran comedor del palacio
-¡Elsa!- chilló emocionada la menor de las hermanas. Una pelinaranja de ojos turquesa con sus distintivas pecas en sus mejillas; la hermana y mejor amiga de aquella jóven -Ven, siéntate aquí- le posicionó una silla al lado de ella
-Elisabeth, tenemos pendiente discutir un tema en particular- murmuró él rey Agnarr, logrando desvanecer tan radiante sonrisa del rostro de la princesa. Ella asintió, cabizbaja. Pues ya sabía de qué quería hablar.
Su coronación.
Elisabeth Arendelle, la princesa y heredera al trono del reino, estaba a días de cumplir sus 21 años. Y por decreto, los herederos al trono, deben tomar su lugar como rey o reina al cumplir la mayoría de edad.
Ella no estaba segura de reinar, tenía miedo de decepcionar a sus padres, y aún más a su reino.
Continuaron conversando de lo más tranquilos, hasta que llegó la hora de dormir. Cada quien se dirigió a sus respectivas habitaciones para poder descansar.
Elsa no conciliaba el sueño, se revolvía en la cama, con la misión de que un bostezo se llegara a escuchar en la habitación, pero no hubo resultado. Se colocó de pie y fue hacia su mesa de noche, donde tomó en sus manos un libro. Uno de sus favoritos; trataba de un amor prohibido, donde la chica se clavaba un daga en el corazón minutos después de ver a su amado morir.
Prendió la pequeña lámpara que se encontraba en la habitación, la cual emitía una tenue luz; la necesaria para disfrutar de su lectura. Pasada una hora, empezó a bostezar. Apagó la lámpara, guardó el libro en una de sus gavetas y se acobijó dentro de las suaves sábanas. Cada segundo que pasaba, sus párpados se sentían pesados. Obedeció a su mente y los cerró por completo, quedando profundamente dormida.
Al despertar él día siguiente, recibió una noticia que la dejó confundida.
-¡¿Se van de viaje!?
ESTÁS LEYENDO
Una Historia Para Contar | One-shot
Short StoryUn cuento para dormir que le cuenta a su amada hija relatándole su propia historia. Un secreto guardado, una historia para contar. © Queda totalmente prohibida cualquier adaptación y/o traducción sin mi consentimiento y permiso dado. No copies, usa...