03 - OLIVO

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Su cabeza le daba vueltas, pero eso no se comparaba al dolor y ardor en su brazo derecho. Harry por fin había despertado después de dos días, en una habitación totalmente diferente a la que recordaba que se le había asignado. Era blanca, sentía una calidez extraña. Volteo ligeramente su cabeza y vio varias camas, ¿un hospital? No recordaba nada, ni un accidente. Solo recordaba haber visto a aquel chico de ojos azul intenso. Después de eso, nada.

Vio su brazo, estaba vendado pero la sangre aun así traspasaba la gaza.

— Me alegra que hayas despertado – una joven lo miraba desde la puerta de aquella habitación – tenías a todos preocupados, pero más a Liam – mencionó en risas.

— ¿Liam? – preguntó Harry inconscientemente.

— Soy yo – era el mismo chico que había visto llorando, sus ojos ya no eran azules, sino eran un tono miel. Se encontraba parado en la entrada.

Liam se fue acercando a la cama en donde se encontraba Harry. Detrás de él había un hombre alto, con un porte demandante y elegante. Se veía bastante serio, pero no causaba incomodidad. Era apuesto. Tenía unas cejas pobladas, debajo de ellas estaban ese par de ojos celestes. La orilla de estos tenían tonalidades de azul más fuerte que en el centro. Y eso tal vez era lo que le mostraba algo de simpatía a Harry.

— Discúlpate con nuestro huésped – menciono aquel hombre, con una voz rasposa.

— L-Lamento haberte mordido – Liam parecía muy apenado. Agacho su cabeza en señal de vergüenza – No volverá a pasar.

Harry no sabía que decir, ni cómo reaccionar. Al menos él recordaba haber mordido a Gemma y nunca causarle una herida tan grave. No entendía y no quería preguntar.

— No es cualquier mordida Harry – el hombre observo fijamente a Harry, como si supiera lo que pasaba por su mente – No me concierne a mí mencionarte lo que pasa aquí. Pero si necesitas algo puedes buscarme – sonrió amablemente – Soy Caleb

Aun sin entender mucho, Harry le regreso la sonrisa. No creyó que fuera familiar de su papá, era bastante amable.

Liam y aquella enfermera decidieron cuidarlo todo lo que restaba de la noche. Así fue como conoció un poco de ellos. La enfermera se llamaba Aila, tenía 13 años, pero conocía demasiado sobre la medicina. Su cabello era de un tono rubio brillante, tenía muchas pecas en su rostro y brazos, su uniforme hacía que el color ámbar de sus ojos resaltará. Hablaba mucho a diferencia de Liam. Lo único que pudo saber de Liam fue que tenía 15 años. Era el mayor de ellos tres, pero no lo aparentaba del todo.

La noche se pasó demasiado rápida gracias a ellos dos, fueron una gran compañía después de todo. Cuando dieron las 2:00 am, ambos tuvieron que marcharse a sus respectivas habitaciones. Parecía ser que la familia de Everett los había "adoptado", ya que ninguno menciono a sus familias.

No pudo dormir. Todo el tiempo que paso con Liam lo observó detalladamente. Observo sus gestos, el cómo olfateaba la habitación, como sus ojos buscaban de donde provenía el mínimo ruido que Harry hacía. No podría afirmar que Liam era aquella criatura que había leído en cientos de libros. Aquella que mordía y mataba para mermar su hambre cada luna llena.

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Abrió los ojos al escuchar la voz de su padre. Se sentía bastante agotado, pero sin importar, se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta. No la abrió, Everett estaba del otro lado discutiendo con dos voces que reconocía: Cedric y Caleb. Pero existía una tercera que desconocía por completo. Se oía cansada, pero era más fuerte que la de los demás.

— ¡Me iré y no quiero que relacionen a mis hijos en esta mierda! – Everett se escuchaba a punto de estallar por completo. No soportaría un día más con esa familia.

— Viene en su sangre Everett. Son Berge como tú y – parecía ser la voz de Caleb.

— ¡No!, deje de ser un Berge cuando esta familia me dio la espalda. Yo solo vine a ver como morías tú, no a ver como involucran a mis hijos en problemas que no son suyos.

Escucho como unos pasos se acercaban a la habitación. Se alejó rápidamente de la puerta y se sentó en la cama. Everett entro en seguida, no noto que Harry. Solo se recargo contra la puerta de madera y cerró los ojos y respiro hondo. Solo fueron unos segundos, hasta que por fin vio a su hijo sentado en la cama viéndolo fijamente.

— Harry – sonrió al verlo – Que bueno que ya has despertado – abrazó a su hijo con desesperación, con miedo.

— ¿Todo está bien? – preguntó Harry con preocupación.

— Todo está mejor ahora – le planto un beso en la cabeza a Harry, uno demasiado cariñoso – Es mejor que subamos para que te des una ducha y podamos irnos – ofreció su brazo para que Harry pudiera apoyarse de él y caminar juntos hacía sus cuartos.


Era un silencio bastante incómodo. Harry y Gemma estaban acomodando su ropa en las maletas, las cuales parecían más llenas que antes. Pero el silencio fue interrumpido por un susurro de Gemma.

— Hay hombres lobo aquí – volteaba hacía la puerta para verificar que su padre no entrara – los vi la misma noche que te mordieron.

Ambos lo sabían. Harry lo suponía pero creyó que era paranoia. Después de todo, los hombres lobos solo existían en los libros, en historias que su madre conocía bien...bastante bien.

— Lo sé – Gemma volteó a ver a su hermano, su mirada estaba perdida – Puedo oler lobos, aun cuando aquí no hay.

Everett interrumpió aquello. Ayudó a sus hijos con las maletas y juntos bajaron para dirigirse a la salida. Fueron interceptados por Aila. Estaba triste, normalmente nadie los visitaba y ni siquiera había niñas de su misma edad para jugar. Harry era el primero con quien pudo hablar tanto, reír. Ahora solo podía despedirse del que pudo ser su "amigo".

— Una noche me bastó para elegirte como mi amigo – mencionó Aila con los ojos llorosos – Cuídate mucho Harry, no dejes que más extraños te muerdan – intentó sonreír, pero las lágrimas le ganaron. Harry la abrazó fuertemente. Olía a humedad, medicamentos y sobre todo a olivo.

No pudo despedirse de Liam, no quería que él pensará que todo esto había sido su culpa. Se iba porque...¿por qué?

Salieron de aquella casa. Todo afuera estaba silencioso y oscuro. Ninguno de los tres negaría que tenían miedo. Se dirigieron al automóvil de Everett para por fin irse de ahí y regresar a casa.

Apenas se habían adentrado al soto, cuando una fuerte lluvia cayó. Nada detendría a Everett, nada lo haría volver a aquella casa. Tenía mucho que decirles a sus hijos y lo sabía. No podía ocultar de donde venía Amelia, de donde venía él. Se había prometido alejar a sus hijos de todo eso, y fallo. Fallo en el momento que decidió viajar hasta Svart Hjerte.

Harry observaba cada gesto de angustia de su padre. No sabía que pensaba, aunque de verdad le gustaría saber. Dejó de mirar a su padre cuando un ardor insoportable se presentó en aquella mordida. Quiso comentarle a su papá lo que estaba sintiendo, pero su olfato fue inundado por el olor a olivo. Era demasiado fuerte. Volteo hacia Gemma, quería saber de dónde provenía dicho aroma. Su vista recorrió cada rincón del automóvil, hasta que su vista se fijó en la ventana y por fin lo vio.

Liam estaba tirado al lado del camino. Estaba herido.




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Ayola jsjs, solo pasaba para ver que les estaba pareciendo:). Si les gusta diganmenn, al igual que si no les gusta, para tomar sus ideas en cuenta.

Les quiere Boryz ♥


𝑆𝑂𝑉𝐸𝑁𝐷𝐸 𝐺𝐼𝐺𝐴𝑁𝑇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora