Operación Hannah Montana
Lunes. ¿Quién no odia los lunes? El día que encuentre a esa persona le pediré su secreto. Pero ese no es el tema principal, hoy empieza el nuevo curso escolar y no hay mejor manera que comenzarlo que llegando tarde ¿No? Me pregunté mientras corría por los pasillos del instituto arreglándome el cabello en una coleta que, sin tener un espejo enfrente podría deducir que habían más pelos fuera del moño que dentro.—Señorita Robbie —escuché el reclamo de mi profesora de Ciencias al entrar al salón— .¿Podría decirnos la razón de su tardanza?
Fruncí mis labios tratando de pensar en la mejor mentira que se me ocurriera en segundos, poquísimos segundos —.Y-yo—La profesora cruzó sus brazos esperando una respuesta convincente —.Tuve que llevar a pasear a mi perro y se me hizo tarde.
¡Oh vamos!, se nota que ella no creyó ni una sola palabra de lo que dije y como si fuera poco desde el último asiento podía sentir la mirada de desaprobación de mi mejor amiga, pero, en mi defensa no podía decir que simplemente me quedé dormida porque me quedé hasta tarde stalkeando a mi crush ¿O sí?
Ella asintió no muy conforme con mi respuesta pero me dejó pasar y no esperé un segundo más para sentarme al lado de Claudia, mi mejor amiga.
—Dos palabras, Lucas Jones —fue lo primero que dijo al ver que planté el trasero en el asiento, ni unos buenos días — .No lo intentes negar porque te conozco —suspiré pesadamente mientras mi vista se dirigía al pizarrón.
—No quiero reclamos, quiero silencio, aún mi cerebro no funciona bien —hice un pequeño puchero y ella bufó—Nos van a regañar, mejor prestemos atención —y como si por primera vez en la vida no me llevara la contraria asintió y copiamos las notas de lo que resta de la clase.
Les pondré en contexto, soy Stella Robbie, la típica chica pelirroja que lleva una vida normal, con una madre normal, con un hermano normal que tiene un mejor amigo nor- ¡No! Definitivamente no hay nada normal en Lucas Jones. Si tuviera que resumir mi vida sería: comer, llegar tarde a todos los lugares, hablar hasta altas horas de la noche con Claudia, fastidiar a mi hermano, stalkear a mi crush y esperen, ¿Ya dije comer? Y como buena novia que soy -nótese mi sarcasmo- tengo que saber todo de él, aunque eso implique llegar tarde a clases.
—Sigo creyendo que tu obsesión supera los límites —dijo mi queridísima rubia teñida, porque sí,no es rubia de nacimiento, pero hey, la sigo queriendo igual, siempre será mi rubia mal teñida —.No puedo creer que te quedes despierta hasta muy tarde solo porque fue a una fiesta y querías ver sus historias de insta al segundo cero. —gruñó mientras se hacía una coleta alta.
Estábamos ya en el recreo mientras sentadas en una mesa de la cafetería recibía su sermón diario, que para mí es el pan de cada día.
—No me arrepiento de nada.
Fue lo único que pude decir porque el mismísimo rey de Roma acababa de entrar a la cafetería llevándose consigo todas las miradas del lugar, es que ¿Por qué tiene que ser tan guapo?
Dejé caer mi cabeza en la mesa y jadié por el dolor ¡Joder! Levanté la vista, frotándome la frente y con una hermosa mueca en mi rostro, pero eso no es lo importante, lo importante es que el mismísimo Lucas Jones me estaba mirando fijamente y si lo conociera mejor podría decir que estaba preocupado. Que buena impresión de mi persona que se lleva siempre, dirá que soy una tonta que no se dá cuenta de lo que hace y tiene razón.
—Hermanita, eres muy despistada— se burló, diciendo, mi hermano, pero mi atención estaba fijada en cierto pelinegro de ojos oscuros. ¡¿Se puede saber en qué momento llegaron?!
ESTÁS LEYENDO
Bajo la luz de la Luna
Ficção Adolescente-¿Sabes que es lo más jodido? -pregunta susurrando sobre mis labios y negué-.Que sé todo de tí y a la vez nada -iba a contradecir sus palabras pero mi voz no salía, esos ojos oscuros que me miraban bajo la luz de la Luna y esos labios rojizos y húme...