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—¡Buenos días!

Te gritó en la oreja Thoma, haciendo que al instante le pegaras una cachetada bastante fuerte.

—¡Auch! ¡Eso duele!

Lloriqueó el rubio mientras tú se sentabas y lo mirabas con enfado.

Que te dieran sustos era una de las cosas que más odiabas en el mundo.

—Idiota.

Susurraste acariciando la zona rojiza de su mejilla. Le habías dado una buena.

Ronroneó en tu mano, y sonrió como si nada para ir hacia la puerta.

—Lávate la cara y ven a desayunar. Alguien ha venido a verte.

Tal como ordenó, te arreglaste un poco y saliste. Comiste lo que te preparó Thoma y saliste para sonreír al instante.

—¡Ayaka!

Te acercaste a la mencionada y la saludaste con la mano. Sabías que Ayaka se sentía ciertamente triste por la separación bruta de Thoma.

Aunque ellos dos ya estaban juntos, te sentías feliz.

—Hola viajera. En la haciendo Kamisato ya ha se ha escuchado de que formas parte de la resistencia y que te enfrentaste a Sara.

Cada día que pasaba, tu reputación cada vez iba a peor contra las autoridades. Primero la geoarmada en Liyue, y después el shogunato y la propia Arconte.

Ya ni te querías imaginar en Sumeru.

—¡Sin duda es increíble! Ni me quiero imaginar la cara de Shogun cuando se entere que la resistencia ganó gracias a la viajera.

Thoma te abrazó por los hombros con orgullo, mientras te dedicaba una mirada totalmente dulce. No pudiste evitar el sonreír. Era muy agradable cuando estaba así.

—La resistencia está a la defensiva ahora. El shogunato había arrasado con bastante territorio y necesitan planear algo que los permita mantenerse en pie.

Explicaste mirando a Ayaka.

—Oh...

Ayaka se tapó la boca con su abanico con una sonrisa.

—Sabes que te puedo ayudar. Ya te conté cuando nos conocimos que me daba igual la reputación de la hacienda. Mi familia puede tapar perfectamente todo lo que yo haga. Al shogunato no le interesa que nosotros tengamos malas miradas... Sostenemos Inazuma.

—¡No, no! Por favor, ya te contesté que no lo necesito. No quiero que te pongas en problemas.

Te separaste de Thoma y cogiste la mano de Ayaka, intentando convencerla.

—La viajera es muy valiente. No necesita la ayuda de nadie.

Aclaró Thoma mientras aplaudía orgulloso.

—Seguro que podrá actuar sola... Uhm, creo que me debo de ir ya.

Te acarició la mano con cariño, y miró a Thoma para señalarle con el abanico.

—Espero que la cuides mucho.

—Y lo hago, créeme. Le cocino y le limpio todo.

Hey blonde! (Thoma x female traveler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora