Finalmente, después de cinco días de cruda indecisión, Taehyung hace sonar la campanilla que pende del portón del local. Ha estado anonadado últimamente, y, además de ser completamente comprensible, haber conseguido llegar hasta allí es completamente necesario.
Ser la oveja negra en un rebaño donde reina la compañía no es fácil, y ser ese amigo o tío soltero lo está consumiendo, teniendo en cuenta que él también necesita todo el cariño y apoyo que brinda a sus queridos.
En realidad, esto que él está haciendo no es más que una pequeña dosis de arrepentimiento venidero, falso pero futuramente presente, porque cruzar la puerta de ese local significa pedir a gritos un acompañante nocturno, significa silenciar momentáneamente la soledad a la que se ve anclado, y, sobre todo, significa arriesgar su estabilidad al abrirse a alguien que tal vez no sea capaz de comprender su situación.
El miedo a ser humillado o juzgado lo carcome, como si la acritud que se apodera de él cuando la gente lo mira en las ceremonias sin algún acompañante se expandiera por todo su cuerpo y lo sofocara demasiado, pero está haciendo esto porque sabe que está pisando su límite y ya no sabe siquiera qué medidas tomar.
Está harto de aguantar preguntas incómodas sobre su vida amorosa y acabar rodeado de niños y parejas felices, por eso cada vez va saliendo menos, ahogando sus propias oportunidades de encontrar a alguien a lo mínimo que es una aplicación que se supone que te conecta con gente desconocida y que siempre acaba sin usar.
De toda manera, aparta todo lo que se le pasa por la cabeza, acomoda el abrigo de visón que cubre sus hombros, agarra bien el maletín que cuelga de su mano izquierda y empuja la puerta hacia delante.
El local se le hizo atractivo una noche que volvía de una cena familiar. En sí el lugar era insípido, pero... ¿Una especie de motel con acompañantes propios dentro del establecimiento? Un plan irresistible y silencioso.
Además, el letrero del nombre lo formaba una palabra... peculiar, tremendamente curiosa y tentadora, una palabra a la que Taehyung había estado anclado desde que él apareció.
Gené...
Quizás entró por mera curiosidad, o quizás porque, después de todo, una pequeña parte de su cerebro todavía recurría a la esperanza de poder volver a encontrarlo, y esa palabra, también después de todo, era una probabilidad demasiado alta para hacerlo. Nada es casualidad, ¿verdad?
Taehyung cruza el umbral y se adentra en el lugar. Lo invaden unas luces artificiales color arándano, vino tinto y lavanda; también lo hace un olor a perfume masculino con toques de manzana y canela, si no se equivoca. Avanza hasta el escritorio a la derecha del pasillo – que forma, junto con una mesita y una lámpara bastante bonita, la recepción del local – y un joven y apuesto rubio le lanza una sonrisa antes de hablar.
- ¿Puedo ayudarle en algo? – pregunta de manera inocente.
- Verás... estuve investigando este sitio y... bueno... me gustaría... ya sabes... bueno, no, no sabes – titubea Taehyung avergonzado – yo... querría pasar la noche con alguien, alguien de aquí.
- Oh, claro que sí. Ponga un documento que me permita identificarlo aquí y eso está más que arreglado – dice el chico toqueteando el escritorio – El precio de una única noche varía entre los 80 o 90 dólares, dependiendo de los servicios... ¿Debería suponer que usted quiere incluirlo todo? – Taehyung le acerca la tarjeta y él teclea en el portátil toda la información que necesita.
- En realidad, traje los juguetes que quiero usar... no me gustaría tocar lo mismo que otra gente y tampoco sé si aquí los tienen. – dice Taehyung, levantando el maletín que todavía cuelga de su mano.
- Me temo que tendrá que consultar eso con su acompañante primero, mientras no ponga en riesgo su apariencia, usted puede usar lo que quiera – contesta Jimin.
En ese preciso instante, una puerta al final del pasillo se abre y de ella salen dos personas, una mujer con el pelo desastrado y la cara desaliñada y otro hombre no tan ajetreado. Taehyung reprime una arcada y se vuelve hacia el recepcionista de nuevo.
- Tranquilo, todas las habitaciones son limpiadas y desinfectadas antes de su uso – le sonríe Jimin.
- Está bien – contesta Taehyung, cada vez menos convencido.
- Toma, esta es su habitación, suba por el elevador del final del pasillo y, al llegar a la tercera planta, camine hasta ver el número 35. Su acompañante estará esperándolo dentro – explica el rubio – el pago se realizará al final del servicio, pase una buena noche.
Taehyung sigue las indicaciones del chico y echa a caminar por el pasillo. Desaparece al meterse al elevador y llega finalmente a su habitación. Debatiéndose si abrir o no, en el vestíbulo aparece alguien que nadie esperaba esa noche.
- Oye Jimin... ¿quién entró? – el jefe pregunta, no acostumbra a ver caras bonitas en su negocio.
- Un tipo llamado Taehyung, ¿puedes creer que entró sus propios jugu-
- ¿Qué? ¿Cómo dices que se llamaba? – inquiere Jungkook sin escuchar nada más.
- Taehyung, ¿por? – dice Jimin extrañado.
- Dime el número de la habitación ahora.
- No puedo hacer eso kook, ya sabes la política de la empr-
- SOLO DI LA MALDITA HABITACIÓN – exclama Jungkook golpeando el escritorio.
- Treinta y cinco, Jungkook, treinta y cinco.
- Gracias.
Jungkook usa las escaleras para ser más rápido, no sabe si es quien cree que es pero no puede perder semejante oportunidad. Justo al llegar a la tercera planta, un frondoso abrigo refugia a un hombre que mira de manera sucesiva una tarjeta en su mano y la puerta que está delante de él.
- ¿Taehyung? – pregunta Jungkook entre respiraciones agitadas.
Taehyung gira la cabeza, deja caer la tarjeta de la habitación al suelo y abre sus ojos en demasía.
- ¿Jungkook?
¿Qué hacía él aquí?
eeeeeeeet voilà, mi próximo pero no único proyecto queda presentado. Esta es una idea bastante borrosa de una historia corta que estoy maquinando, estoy de vacaciones y sigo ajetreada, pero no me faltan ganas de escribir, así que puede ser que vayan cayendo cosas jsjsjs.
en fin, quiero dedicar esta historia a una personita que me devolvió la motivación, porque sin ella, ni esta ni otras ideas hubieran surgido a la luz por mera pereza y monotonía... muchísimas gracias love (ducktancosmic)
Espero que os guste <3.
Cage.
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Gené || kooktae 🍸
FanfictionA veces la vida destina a personas y las ancla a otras por mera diversión, otras veces porque de verdad merecen estar juntas o porque funcionan bien unidas, y otras, porque admira ver cómo es que dos personas que se topan quieran o no, consiguen cul...