Capítulo 1: Recuerdos.

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Septiembre había llegado y esta vez no tenía a nadie a mi lado, había alejado a todos las personas de mi alrededor, me dolía, simplemente la idea de estar sola otra vez, después de haberlo tenido todo, dolía, porque sabía perfectamente que ellos no eran los culpables, él no era el culpable.

Estaba sola de nuevo y nadie más que yo era la culpable.
Lo peor era que jamás los volvería a ver.

Ellos ya no estaban, por mi culpa.
Ellos no cumplirían sus sueños y promesas, por mi culpa.

Seguí mirando la fotografía de mi habitación, éramos nosotros, Valeria, Marie, Luke, Vargas y yo, sonreí sin ganas, esa foto fue tomada dos horas antes del accidente donde ellos murieron, en una feria, estábamos riéndonos de unos críos que estaban en el área de las camisetas de Pink Floyd, cuando Luke nos tomó una foto con su reciente adquirida polaroid.

Reí a carcajadas ante el recuerdo, Laurel me miro con una mezcla de pena y culpa, supongo que me veía como una loca, ¿Quién se reía mientras recordaba la forma en que su prometido y mejores amigas morían? de pronto mi risa se transformó en sollozos, horribles sollozos, luego poco a poco las lágrimas se volvieron gritos, comencé a lanzar todo lo que estaba cerca y Laurel, solo miraba.
Pobre mujer, tener que ver derrumbarse a la chica que causo la muerte de sus hijas, debería resultarle irónico, incluso humillante. Ella era la que tenía derecho a derrumbarse, ella había perdido a sus hijas, no yo. Laurel siempre había sido una mujer amable, pero incluso ella tenía que enfadarse conmigo, sin embargo solo comenzó a llorar en silencio mientras que miraba la manera en la que abrazaba a mis piernas mientras lloraba, ella había aprendido que, cuando lloraba, lo último que quería eran consuelos o palabras de aliento.

Habían pasado seis años desde el día del accidente en donde habían muerto mis padres y pronto se cumplirían tres años desde la muerte de Valeria, Marie y Luke. El día que normalmente habría pasado con mis chicos llorando, ahora solo sería un día más en el que recordara cuanta falta me hacían.
Laurel, había sido como mi segunda madre después del accidente, solíamos llorar mientras sus manos se aferraban a mí en un abrazo, yo amaba a esa mujer, había sido mi principal sustento desde hacía años, me había creído cuando literalmente el resto del mundo me había dado la espalda. Incluso después de la muerte de sus hijas, ella había confiado en mí, cuando ni siquiera yo lo hacía, ella fue una de las pocas personas que nunca me culpo del accidente donde sus hijas murieron.

Se escucharon toques en la puerta de la casa, deje de sollozar de inmediato, nadie podía verme llorar, yo era una imagen de fuerza ante la sociedad, nadie me había visto llorar aparte de Vargas y Laurel, ella entendió de inmediato y se secó las lágrimas para ir a abrir, pero la detuve antes de que saliera de la habitación.

—No abras, si no es Vargas, cualquier persona puede esperar ahora.—Asintió y salió de la habitación, en cuestión de segundos regreso con Vargas a su lado. Ni siquiera me moleste en disimular que había llorado, si hubiera sido cualquier otra persona probablemente lo habría hecho, pero con él podía llorar tantas veces quisiera y no me sentiría juzgada, eso era lo especial de Vargas, él te inspiraba confianza desde el primer momento, no sé qué hubiera sido de mi vida si no hubiera tenido a Vargas y Laurel en ella.

-Supongo, que llego a tiempo, para la cena.-Alzó una bolsa de Sémola para cocinar, el atisbo de una sonrisa se asomó por mi rostro, él y Laurel sabían que hacer para mejorar mi ánimo cuando llegaba Setiembre.

—Yo la preparare, ustedes quédense aquí.—Vargas y yo, asentimos él se sentó en la cama y disfrutamos del silencio durante un largo rato, pero se me ocurrió formular una pregunta que siempre le quise hacer desde que decidió quedarse a mi lado, supongo porque mi bajón emocional me impulso a preguntar.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2021 ⏰

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