CAP 5: Adler Becker.

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ADLER

Estaba ayudando a mis padres a descargar la entrega del camión, mis padres tenían una pastelería y aunque había trabajadores, ellos siempre nos han dicho que debemos ganarnos las cosas a punta de sudor, así que nos hacían trabajar a mí y a mis dos hermanas en nuestro tiempo libre. De esa manera era que nos ganábamos nuestra mesada.

-Deja eso ya, puedo yo solo a partir de aquí. -dijo mi padre.

Mi padre se llamaba Alonso Becker, tiene 46 años, piel morena, ojos café miel, cabello color chocolate, media 1.80 y tenía el corazón más noble y solidario que podría existir.

-No tranquilo yo te ayudo, no tengo nada más que hacer. -le dije para tranquilizarlo.

Al instante me llego a la mente la chica del chat, Maximiliana. La deje hablando solo porque al escuchar el camión de las entregas decidí venir a ayudar a mi padre que está un poco mal de salud últimamente.

Lo poco que sabía de Maximiliana era normal, solo habíamos hablado por un rato y ni nos conocíamos del todo. Espero y si quiera conocerme, sé que la cague mandándole esas fotos obscenas, pero me causaba curiosidad. A decir verdad, me causaba mucha diversión; su manera de insultarme se me hizo demasiado graciosa por eso ya podía deducir que era de carácter fuerte.

Terminé de ayudar a mi padre a acomodar todo y subí a mi habitación. Vivía en Paris, y justo arriba de la pastelería de mi familia se encontraba nuestra casa. Era pequeña, pero eso la hacía más acogedora.

Ya estando en mi habitación comienzo a buscar mi móvil, debería explicarle a Maximiliana por qué no le respondí. Ya había buscado mi móvil por toda mi habitación.

Tengo una habitación muy cool de hecho, consiste en un sofá grande en el que juego con mi consola, mi escritorio está pegado a la pared, pero sin duda lo más cool es que subiendo unas escaleras se encuentra mi cama y más arriba esta la terraza. Por eso mis hermanas me envidian tanto la habitación.

Dándome por vencido, decido subir a mi terraza a disfrutar del sol. Y me pongo a pensar. Qué clase de imbécil le manda fotos de su miembro a un desconocido.

-Pues yo soy ese imbécil. -digo para mí mismo.

Ya de por si Maximiliana tiene una mala imagen de mí, que pensara sabiendo que la deje en visto. Carajo debí escribirle que debía ausentarme para ayudar a mi padre antes.

En primer lugar, no debí hacerles caso a mis amigos y mandar esas fotos, y el video Dios el puñetero video. En qué coño pensaba.

-No pensabas tarado, no pensabas. -me digo mientras me paso las manos por la cara con frustración.

Si tal vez no me hubiese dejado convencer por los estúpidos de mis amigos nada de esto estuviera pasando. Y tal vez no estuviera pensando tanto en esa chica.

Desearía conocerla más.

Sacudo mi cabeza y me levanto, me daré una ducha y luego continuare con la búsqueda de mi móvil perdido.

Estoy en el baño, y me observo en el espejo sin camisa. Quien diría que levantar unas cuantas cajitas trabajaría tanto mis brazos. Tengo los ojos miel de mi padre, y su cabello color chocolate, pero lo rulos son gracias a mi madre, y no es que sean rulos tan definidos están entre liso y ondulado; mi piel es color canela, tengo cejas gruesas, mis labios son un poco gruesos y de un color rosa natural, mido 1.90 ya se demasiado alto. En cuanto a mi personalidad soy bastante extrovertido, amiguero y, sobre todo romántico.

Culpo a todo ese romance de mi soltería. Las chicas hoy en día quieren solo un polvo y nosotros lo chicos tontos se los damos en vez de luchar por su amor; estoy criado a la antigua así que creo en el amor a primera vista, en los detalles, en que uno debe perder su virginidad con la persona que ama.

Así es, soy virgen. Tengo 18 años y soy orgullosamente virgen, aunque también debo admitir que soy un pervertido a todo dar. Varias veces me he encontrado masturbándome con la idea de perder mi virginidad en mi terraza, bajo las estrellas. Me imagino chupándole las tetas a esa chica, penetrándola bruscamente despacio, besando cada centímetro de su piel, enredando mis manos en su cabello y diciéndole cuanto la amo al oído. Mientras escuchamos alguna canción romántica que estén pasando en la radio. Eso sería tan perfecto.

Calmo todos esos pensamientos impuros (aunque muy excitantes) con una ducha. Al salir veo mi móvil en el sofá. Pero como mierda llego ahí si ya yo había buscado por todos lados.

En ese momento escucho una risita proveniente de mi armario. Escarlet mi hermanita menor se encuentra metida en él.

Escarlet Becker, es la hermana del medio, tiene 15 años, es una enana de tan solo 1.65, es idéntica a mi madre; ojos azules, un cabello ondulado entre marrón y rojo, cejas delgadas al igual que sus labios y una diminuta nariz. Ella es bastante dulce, amable, sociable y honesta. Cabe también destacar que es una buenaza jugando futbol.

- ¿Qué haces aquí, Escarlet? -pregunto, no me gusta que tomen mis cosas sin permiso y ella lo sabía bien.

-Nada. -me dice dejando escapar una risita nerviosa.

-Te he dicho miles de miles de veces que no toque mis cosas, en especial mi móvil no sabes que eso es personal. -le digo irritado.

Aunque ahora que lo pienso por suerte borres las fotos de mi miembro, o de no la historia fuera otra.

-Es que.

-Es que nada, no toque mis cosas. -le corto.

-Déjame explicarte Adler. -dice haciendo un puchero, yo asiento. -Yo quería darme me gusta en una de mis fotos, te lo iba a pedir, pero como lo vi solo lo tomé, perdón no volverá a pasar.

-Mas te vale enana.

-Nos vemos jirafa. -dice saliendo de mi habitación.

En seguida tomo mi móvil para escribirle a Maximiliana. Ojalá y me responda.

|YO|: Hola, ¿estás ahí?

Me quedo con las esperanzas de que me responda.

**************************

Ya han pasado 6 horas y nada que me responde. Me lo merezco, yo también la deje en visto.

Reviso el chat por última vez y veo que aparecen las palomitas azules, eso quiere decir que ya yo leyó.

|YO|: ¿Estas enojada?

|YO|: Te dejé hablando sola porque tuve que ayudar a mi padre con su trabajo y luego de eso perdí el móvil.

Espero y las palomitas vuelven a aparecer en azules, pero no responde.

|YO|: Si estas ignorándome me lo merezco, pero por lo menos hazme saber que estamos bien.

Porque le digo eso, ni nos conocemos ampliamente. Al ver que no responde opto por hacer lo que mi hermana Escarlet siempre hace con sus amigas. Mandarse fotos, pero no de las que yo había mandado antes, fotos en las que haces alguna mueca o lo que sea.

Listo. Le envié una foto de mi sonriendo de oreja a oreja, mis ojos se achinan por la presión.

Luego me llega una notificación, me envió una foto. 



Hola. Nunca he escrito una historia antes y menos desde la perspectiva de un chico pero es lo que hay. Chao.

MAS ALLA DE LOS SIETE MARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora