Capítulo 8.- Nadie puede resistirse.

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Notas iniciales:

Rara vez pongo de estas notas, pero aprovecho para darles la bienvenida y decirles que la imagen que aparece como recurso multimedia, es de hecho el atuendo que lleva Damian en este capítulo. Por otro lado, también me gustaría dedicar el presente segmento de esta obra a mi adorada partner, Unncamy que sin sus roleos, probablemente este capítulo no hubiera sido posible ❤️ Gracias!

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Parte 1 

Había algunas obligaciones de las que los titanes no podían escabullirse, en especial si la liga de la justicia estaba inmiscuida en ello, y de alguna forma, el grupo de menores aceptada todo aquello con ligereza. 

Como por ejemplo, la rutinaria revisión de todos los elementos del equipo, en pruebas en las que ponían su físico en juego, para asegurar los óptimos niveles de salud en cada uno de ellos. 

Se encontraban dentro de una sala, que mediante una mezcla de realidad virtual, drones y diversas armas, simulaba un campo de batalla; era un ambiente 100% controlado. 

El equipo se encontraba sentado justo debajo de la zona de vigilancia, los padres de la mayoría de los integrantes y algunos otros miembros de la liga estaban detrás de un cristal polarizado, y desde allí podían monitorear todo lo que los chicos hacían y decían, más allá del que realizara en ese momento la prueba.

Jaime se encontraba en la pista, el escarabajo hacía un gran trabajo en un ambiente marino, defendiéndose y esquivando, y eso era lo mejor. Batman los colocaba en entornos totalmente contrarios a lo que sus poderes estaban adaptados. 

–Bien hecho, Jaime –sonó la voz de Dinah a través de los altavoces–. Sal de allí, sigue Arthur… 

El agua desapareció. Jaime subió las escaleras, hasta la plataforma donde estaban sus compañeros, en la cima de la misma estaban Damian y Billy, uno de cada lado, esperandole. 

–Felicitaciones, Jaime… 

Dijo Billy antes de entregarle una toalla. 

–Gracias –Jaime la aceptó y miró al sitio desde el que los adultos lo supervisaban–. ¿No deberías estar allá? 

–Damian quería que estuviera aquí –Billy se levantó de hombros–. Y la verdad, también me siento más cómodo de este lado del cristal opaco… 

Jaime suspiró y se apartó de ambos. 

Arthur se acercó. 

El escenario se preparaba, ahora parecía un cañón rocoso. 

Al rubio le escaló un escalofrío por la espina dorsal, mientras jugueteaba con sus manos. 

–Descuida Art, lo harás bien 

Dijo Billy ante el claro nerviosismo del muchacho. 

Art le dio una sonrisa. 

Una mano se posó firme en el hombro del menor y convirtió aquel temor frío en un cálido hormigueo. 

Damian no dijo nada, llevó su mano del hombro a la mejilla del chico, y aquel acto fue suficiente para encender las mejillas de Art. Recordaba las dulces sensaciones que Damian dejaba a su paso, y el mero recuerdo podía literalmente encender su piel. 

Al principio de la prueba, Art había sido un poco cauteloso, pero en medio de un deslave de roca, logró activar un choque eléctrico en su cuerpo, y la bioluminiscencia recorrió su piel en aquellas sinuosas figuras tan llamativas, destruyendo todas las rocas a su paso. 

Nadie me dice que hacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora