Aquella madrugada nevada Baji te había llamado diciéndote que te alistaras igual de hermosa que siempre, por lo que no dudaste ni un segundo en levantarte de tu cómoda cama y colocarte el mejor conjunto que tenías. Bajaste justo al escuchar el motor de la motocicleta del pelinegro acercarse.
Te ves tan hermosa como siempre, bebé —Ese nuevo apodo te había hecho estremecer al igual que a tu corazón, ambos se movían ante el calor de sus palabras.
Creo que hoy te levantaste más coqueto que otras veces, pero no te quedas atrás —El pelinegro te había colocado su casco mientras te daba su mejor sonrisa. Tus manos se entrelazaron alrededor de su cintura, mientras tu mentón descansaba en su espalda sintiendo el aroma de su perfume chocar contra tu nariz. La motocicleta arrancó y emprendieron camino hacia lo desconocido, o mejor dicho un reformatorio que nunca antes habías visitado.
Soy Kazutora, mi hermosa princesa. Es un total gusto que este saco de pulgas me trajera ante ti. —Tomó de tu mano con suma suavidad como si te trataras de una verdadera princesa de cuentos de hadas y deposito un pequeño beso en tus nudillos, riéndose de la “furia” que estaba sacando Baji por los ojos.
Es una verdadera princesa que no necesita de alguien como tú, porque ya encontró a su caballero —Baji acomodó de su mentón en tu hombro y le sacó la lengua, como si fuera un pequeño niño, y es que ambos eran cómplices en todos los sentidos del otro por lo que una pequeña discusión de este calibre era imaginable.
¿Qué caballero? Yo no veo a nadie al lado de ___ —Se levantó y arrugó sus ojos, buscando en el falso horizonte que se trataba de una pared gris a alguien con las características que había mencionado su amigo.
Princesa no soy. No creo acercarme a un tercio de aquel estereotipo, pero es todo un gusto conocerte Kazutora —Ahora la que se encontraba tomando la mano del chico eras tú, besando de sus duros nudillos con la mirada de Baji comiéndote en cada movimiento. El pelinegro era celoso para dar esa pequeña imagen de chico rudo, pero la realidad es que solamente le gustaba tener tu atención en los momentos en que estaban juntos, no sentía miedo ante algún "rival amoroso" o ante sus amigos, era feliz con verte siendo tu misma y aceptaría cualquier decisión que tomaras.
Los minutos fueron pasando y la charla comenzaba a tomar temas cada vez más profundos, por lo que el pelinegro se acomodó recostando su cabeza en tu regazo, observando tu hermosa sonrisa y la de su amigo de la infancia. Amaba vivir este momento en medio de las personas más importantes en su vida. Ambas personas habían marcado un antes y un después en su historia, por lo que quería que ese momento fuera eterno al igual que las personas que se encontraban ahí, daría todo lo que tenía a su alcance por verlos siempre así.
Nadie lo notaba, pero en ese momento las pupilas de los tres jóvenes brillaban como si hubieran encontrado su lugar indicado en el mundo, ese lugar seguro que todos añoramos tener algún día.
El sol y la pequeña estrella se habían conocido y ambos estaban brillando en la misma sintonia, mientras la luna los observaba maravillada.
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epiphany୭ ¦¦ baji, kazutora and ___.
Fanfiction"La muerte es tan bella que nadie ha regresado de ella". ☒ Contiene spoilers del manga y faltas de ortografía. ☒ Créditos de la imágen de portada a su respectivo creador. ☒ Actualizaciones sin día en específico hasta el momento.