dix-neuf

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2017

Cerrando los ojos con fuerza, Kenma siente un dolor punzante entre su entrecejo. Esconde su pálido rostro bajo la tibia sabana y sus brazos rodean la suave almohada, finge dormir cuando escucha los pasos acercarse.

La puerta de su habitación se abre y el costado de la cama se hunde debido al peso extra.

― ¿Por qué sigues ignorándome? ―dice Kuroo en voz baja y una de sus manos viaja hasta el inicio de su cabeza, acariciando su lacio cabello.

Baja su cabeza con desgana―. Estoy aquí para ti.

La persona que yacía en la cama siente sus pestañas temblar ligeramente y tiene que morder su lengua para no emitir sonido alguno.

― Deja de alejarme ―murmura con la esperanza de ser escuchado y al mismo tiempo, no queriendo perturbar los sueños del contrario.

No hay una respuesta, Kuroo suspira desanimado y deposita un tierno beso en la cima de su cabeza antes de levantarse y salir de la habitación.

En el pesado silencio, Kenma finalmente destapa su rostro y mira con nostalgia la puerta cerrada.

Ha pasado una semana de lo ocurrido y este tipo de conversaciones unilaterales comenzaban a volverse cotidianas.

Kuroo cada mañana antes de ir a clases apareciera en su habitación y él fingiría dormir, sin saber cómo enfrentarlo.

No tiene intenciones de levantarse de la cama, su cuerpo entero seguía sufriendo las secuelas de ser brutalmente golpeado añadiéndole que no ha descansado y comido de manera adecuada.

Podía sentir como día con día empeoraba, no fue presionado para asistir a clases o hablar sobre lo sucedido, todo estaban siendo tan comprensivos con él que comenzaba a fastidiarse de ello.

Kuroo ha estado tan preocupado y ha buscado de todas las formas posibles volver a acercarse a él, pero... ¿Cómo podría lidiar con ello? No podría soportar como aquellos ojos que lo miraban con cariño se convertían en unos llenos de pena.

Suspira cansado, no quiere arrastrar a Kuroo a su tormentoso pasado, por lo que prefiere evadirlo, incluso si eso hace que su corazón duela.

(...)

No tiene noción del tiempo ni cuanto lleva acostado en la misma posición, pero cuando la puerta se vuelve abrir por segunda vez en el día, desea que un agujero se abra bajo él y lo trague.

Saori entra cautelosamente a su habitación―. Nos tenemos que ir ―escucha decirle antes de que vuelva a irse para darle privacidad.

Kenma gruñe fastidiado, por supuesto que tenían que irse. Antes de salir del hospital tuvo una no muy grata visita de un terapeuta y aunque no hablo con él en lo absoluto, no pudo librarse de ir a consulta dos veces por semana y ahora estaba por asistir a su cuarta sesión.

Con pesar, se levanta amargamente de la comodidad de su cama y se dirige a paso lento hasta el baño para arreglarse, en el proceso, evita a toda costa mirar su reflejo en el espejo, sabiendo que odiaría lo que encontraría ahí.

Cuando está listo, baja las escaleras.

― Ven, come algo antes de irnos ―dice ella amablemente.

― No tengo hambre ―murmura, su voz sale algo rasposa, pues últimamente no hablaba a menos de que fuera estrictamente necesario.

Ella lo mira con la inquietud bailando en aquellos negros ojos, pero antes de que pueda decir algo al respecto su celular suena y no le queda de otra más que contestar, después de todo, aunque haya pedido vacaciones en su trabajo para cuidar de Kenma, aún tenía asuntos que atender.

WHO IS? | KUROKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora