Maldito diario

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   Sus párpados se entre abrieron levemente al escuchar las cortinas abrirse, y rápidamente los volvió a cerrar debido al fuerte destello de luz que impactó sobre sus ojos. Se volvió de lado para evitar la claridad.

   Oyó unos pasos ligeros acercarse, y se tapó la cabeza con la almohada. Unas manos suaves se posaron sobre sus hombros y lo sacudieron ligeramente, sacándole un leve gruñido.

   - Jamie, despierta.- una suave queja salió de su garganta una vez más.

   - Luni, déjame dormir por favor.- murmuró James.- Anoche a penas pegué ojo.

   - ¿Y eso?- preguntó suavemente la menor. James, siendo consciente de que no lo iba a dejar en paz apartó la almohada de su cara y se hizo a un lado, dejando espacio en la cama a su hermanita menor.

   - No lo sé, no me encontraba muy bien.- la pelirroja sonrió suavemente hacia su hermano.

   - Tal vez lo que vengo a decirte te suba la moral.- los curiosos ojos del azabache se posaron sobre ella.

   - ¿Y qué es?- una sonrisa ladina se coló en el rostro de la menor de los Potter.

   - Teddy viene hoy, se va a quedar una semana.- un pequeño grito de ilusión entró por los oídos de Lily, que segundos después vio a su hermano surcar rápidamente la habitación hasta el baño, deteniéndose sólo para coger su ropa interior. A los minutos llegó Albus.

   - Ya se lo has contado, no?- preguntó desde la puerta, frontándose los ojos con los puños cerrados.

   - Apuesto a que el grito te ha despertado.

   - Adoro a James la mayor parte del tiempo, pero ahora mismo le tiraría por la ventana.- se tiró en la cama al lado de Lily, apoyando la cabeza sobre  su pecho y dejando que la menor acariciara su pelo. Segundos después James salió atropelladamente del baño. 

   - ¿Qué me pongo?- la risa de sus dos hermanos menores hizo que un leve sonrojo subiera por sus mejillas.

   - Te gusta mucho, verdad?- James suspiró, se sentía patético.

   - ¿Tanto se me nota?- Albus volvió a reír, recibiendo una colleja de su hermana.

   - Eso no es malo, Jamie.- susurró Luna, con expresión compasiva.

   - Lily tiene razón, además a él también se le nota a leguas que siente algo por tí.

   - ¿En serio?

   - Sí, así que vístete y alegra esa cara.- James sonrió con cariño. Adoraba a sus hermanos.

   Albus y Lily bajaron a desayunar aún en pijama, recibiendo un fuerte abrazo de su madre. Se sentaron a comer sus tortitas sonrientes frente a sus padres, que charlaban distraídamente.

   - ¿Y James?- preguntó Harry.

   - Arreglándose.- le respondió su hija.

   - ¿Por qué?- Ginny le sonrió ligeramente, y nadie dijo nada más. Pocos minutos después James bajó corriendo escaleras abajo, con zapatos y vaqueros negros y una camisa blanca. Se notaba que había intentado arreglar su cabello, en vano.

   - Hola mamá, hola papá.- dejó un beso sobre la cabeza de Ginny y se dirigió a la cocina a prepararse un café.

   - Buenos días Jamie, ¿A dónde tan arreglado?- preguntó Harry, que quedó desconcertado ante la mirada asesina de su mujer.

   - ¿Arreglado?¿Voy demasiado arreglado?¿Parece que me he arreglado? Oh Dios, voy a cambiarme.

   - James, estás genial, no te preocupes tanto.- le dijo su hermano, a lo que James suspiró tranquilo. Se sentó poco después en la mesa, removiendo frenéticamente su café con leche.

Maldito diario (Jeddy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora