La verdad nos carcome por dentro como una plaga, nos deteriora con el paso del tiempo. Entre más la ocultamos más nos consume. A mi me consume y se que pagare el precio cuando se enteren de quién es en realidad.
La vida de los monarcas siempre fue la misma, perdes cuando moris y ganas cuando naces. Nacer dentro es tener una vida llena de comodidades, pero a la vez llena de normas.
Controlarte hasta la médula. No cuestionar y solo obedecer.
¿De qué sirve?
Vivir dentro de una jaulita de oro, debería ser la cosa más horrible del mundo. Que te den todo, es lo mismo que te den nada. Tengo este pensamiento desde que supe lo que significaba la Corona. He visto a cuatro reyes caer bajo el poder y la grandeza. Y el costo fue grande. La grandeza no es solo conquistar, es saber obtener el respeto de jugar limpio. De saber que hiciste lo que pudiste y que sirvió de algo. Es mostrar utilidad y no solo ser una cara con una Corona.
La parte difícil es entender, que hay más cosas que solo el poder y las riquezas. Si lo analizamos y vemos como alguien que, desde que fue concebido, tiene un título y riquezas. Ya está acostumbrado a cierto estilo de vida. Y cuando eso se pierde cae en la desgracia y en la ambición. Queriendo recuperar todo lo que una vez tuvo y eso lo vuelve en un ser desesperado. Hay dos opciones en la vida... o aceptamos que perdimos aquello que teníamos por no valorarlo o nos cerramos en recuperar aquello que teníamos sin importar el costo. Aceptamos las cosas o nos cerramos.
La caída del Rey fue como un golpe de agua fría, debía ser una fecha festiva. El hijo de nuestro monarca estaba por nacer, todos estábamos ansiosos de conocer al Príncipe. Cuando uno se imagina cómo va hacer su día, ocurre completamente lo contrario.
Hay ocasiones en las que quisiera no recordar nada del Nacimiento, preferiría borrarlo de mi memoria, pero para mi maldita desgracia siempre lo recuerdo. Es como un castigo. Y lo veo todos los días. Debí salvarlo a él. Y no quedarme con... esto.
Dediqué gran parte de mi vida a la Corona y así me pagó, con un ser despreciable conviviendo conmigo y teniendo que soportar su cara todos los días. No pedí esto. Nada de esto.
Debo tener cuidado de que no salga, de que no hable con nadie, pero sobre todo que no se saque la capucha. Nadie puede ver su cara, aún más los ojos. Ellos son la marca personal, cualquiera con esa fusión de color, es fácil de reconocer. Y el peligro que corre si alguien se entera, pagare los platos rotos de alguien que ni siquiera es mi hijo o alguien de mi círculo familiar.
La noche siempre sirve para recapacitar o lamentarse. Y hoy es para lamentarse, me lamento de tantas cosas en estos últimos años, de muchas decisiones que tome. Quiero pensar que hice bien, que hice lo que me pidieron... pero cada vez que aparece pienso que hice mal, que debí decir quién era y cómo había sobrevivido. Que me hicieron prometer...
Me siento con demasiada impotencia. Nada de lo que pasa está bien, todos acá fingen estarlo para no caer en la realidad en la que vivimos hoy en día. En esta ley que nos oprime, en los desgraciados que nos someten y en la desgracia de seguir viendo su cara. Al menos de mi parte.
Me asomo a la ventana y el sol aún se encuentra en su punto más alto. Veo su sombra desde mi posición, el sauce llorón cubre la mayor parte de su cuerpo y el libro que tiene en su mano, me dice que va a pasar la mayor parte del día justo ahí... escondida del mundo. Ojala fuera tan fácil como se oye. Esconderse parece ser la solución para todo, al menos esta que te encuentran.
El tiempo pasa más rápido de lo que me gustaría, de un día al otro pasaron 15 años desde la caída de mi Rey, mi querido Rey... como daría todo por volverlo a ver. Al menos me quedo algo de él. A pesar de mis anhelos o de mis ambiciones.
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Bellona "Silent leges inter arma"
RandomLa tierra se sacude con el estallido del cañón, al levantar la vista del suelo y ver todo a mi alrededor... es horrible. Nunca pensé que estaría en esta situación, jamás quise que esto pasara. No pedí nada de esto, no pedí nacer con la corona en mi...