CASUALIDAD (One-Shots Miraculous)

- Boda (Alya y Nino)

Las horas pasaban y la azabache todavía no salía de la habitación. Sabía lo importante que era aquel día para su amiga, pero no podía evitar pensar en que estaba actuando de una manera algo exagerada.

- ¿Estás segura de que me veo bien? No quiero estropear este día.

- ¡Claro que sí, Mari! Tu tranquila que te ves espectacular.

- ¿Y si no le gusta?

- Le va a gustar, ¡créeme!

Alya ayudo a su amiga a arreglarse el pelo antes de salir de la habitación. La verdad es que la de las gafas mataría al novio de su amiga si de verdad no le gustará el vestido, teniendo en cuenta la de horas que se pasó con ella decidiendo cual la quedaba mejor.

La azabache seguía preocupada por lo que pudiera ocurrir ese día mientras la de gafas resoplaba cabizbaja.

La verdad no entendía los nervios de Marinette, no es como si ese día se fuera a jugar su relación o algo por el estilo. Solo celebrarían que hace unas semanas firmaron un papel en el ayuntamiento.

Aunque siendo sinceros, a la de gafas le encantaría que algún día llegará a sentir por otra persona una décima parte de lo que lleva seis años sintiendo su amiga.

Pensaba que con el tiempo, toda esa etapa de nerviosismo y algo de acoso se acabaría a los meses de salir juntos, pero esto no fue así. Alya al principio pensaba que Adrien solo era un Crush de instituto, un modelo el cual tenía a toda la ciudad comiendo de sus pies. Pensaba que un chico como el no tenía ninguna razón para fijarse en alguien como Marinette, una chica torpe y algo despistada que gran parte del tiempo pasa desapercibida.

Con el pasar de los meses, Alya veía como Marinette y Adrien se empezaban a volver personas más cercanas y la torpeza de la azabache solo aumentaba. Fue una gran alegría la que sintió cuando vio como su amiga empezaba a salir con la persona que tanto tiempo había amado.

Ella nunca se sintió así por nadie, por lo que no sabía cómo se iba a sentir Marinette después. Lo más lógico para ella era que, al pasar tanto tiempo con su novio, dejaría de idealizarlo tanto y toda esa torpeza y timidez se iría. Pero no.

Ese sentimiento de nerviosismo no hacía más que aumentar con el pasar de los años. Cada cita la hacia recordar el sueño que estaba viviendo, y haría lo que fuera por no despertarse nunca. Por ello, la chica seguía con su tartamudez y torpeza que tanto la caracterizaba, lo cual era un encanto para el rubio, porque esa torpeza fue la que hizo que se enamorara de la chica que amaba.

Alya por su parte, vivió una vida algo más tranquila en cuanto al amor se refiere. Ella sentía que era una chica muy madura para su edad, y todos los chicos a su alrededor eran unos irresponsables incapaces de tener algo serio con alguien. Por lo que nunca vio a nadie con los ojos que Marinette miraba a Adrien.

Nunca pareció importarla, pero muy en el fondo, deseaba que algún día, ella también pudiera...

- ¡Alya! ¿Estás ahí?

La de gafas pego un pequeño saltito un poco asustada por la intervención de su amiga. Estaba tan centrada en sus propios pensamientos que no se dió cuenta de que la azabache todavía estaba hablando con ella.

- ¿Eh...? ¡Si, claro! Creo que esto ya está.

Marinette se miró en el espejo, viendo lo guapa que era y lo hermosa que se veía con ese vestido. Alya, por su parte, le dio un abrazo por detrás y la dió todo su apollo.

- Este día tiene que ser perfecto - Decía la azabache - Un día así nunca se va a repetir. Luego de esto, la noche de bodas, luego nos iremos a nuestro propio apartamento y todo será perfecto, y tendremos tres hijos y un hamster llamado...