Resignación, fue lo único que pudo sentir Lan Jingyi al ir nuevamente a la biblioteca, otra vez estaba castigado, otra vez había roto las reglas y otra vez tenía que copiarlas, con terrible resignación y fuerza de la costumbre camino por los blancos caminos de piedra, lo que más le molestaba es que actualmente sus amigos y profesores estaban entusiasmados porque estaban llegando muchas figuras importantes a la conferencia de discusión de ese año.
Suspiro pesado y espetó "¡Ay! ¿Por qué a mí?" Con cansancio busco el libro que requería copiar, después se dirigió a las mesas donde cumpliría su castigo, pero inesperadamente encontró un volumen en una de las mesas de la gran biblioteca, era raro, era la primera vez que encontraba dicho texto por lo que movido por la gran curiosidad hojeo el libro y...
¡Oh, no!
Su corazón saltó de su pecho con indescriptible emoción, allí estaba la imagen de un ser celestial vestido de negro, un hombre portador de una belleza sublime fuera del mundo que era digno de envidia para otros hombres.
Siendo increíblemente apuesto de facciones masculinas que portaba con orgullo una sonrisa coqueta que estaba seguro debía haber provocado muchos amoríos, con una mirada algo contemplativa sus ojos eran adornados por una cantidad abundante de largas pestañas dándole una expresión de belleza sin igual, y Lan Jingyi por un segundo creyó sentir mariposas volando a su alrededor por aquella graciosa belleza.
La perfilada nariz parecía cincelada con delicadeza sutil; las cejas uniformes, que fueron delineadas por las manos de un artista, enmarcan su muy apuesta cara; el largo cabello lacio se esparcía con gracia como una cascada que bajaba a través de su amplia espalda y hombros atado con una cinta visible en los costados de estos. Por un segundo Lan Jingyi giró el libro para saber quién era el autor de la obra, llevándose la decepción de que no había una bibliografía dictada en este.
El amplio pecho musculoso era visible con total descaro y arrogancia que demostraba no solo los años de entrenamiento forzados sino también el orgullo al saberse inalcanzable, apenas visible en el costado de su pecho unas líneas algo borrosas de, al parecer, una marca que Lan Jingyi desconocía su significado, pero que daban a entender una posible cicatriz de alguna excepcional aventura concluyó aun admirando a conciencia aquella imagen.
Sin duda un hombre muy bien parecido de facciones muy masculinas resumió, contemplando por todo cuando podía de aquel inmaculado rostro, quería grabarlo en su mente, pero entonces al recorrer la vista sintió sus ojos casi salir de sus cuencas, allí estaba ¿Chenqing?
¿Esa era Chenqing?
En un costado de la cintura de la sublime belleza estaba Chenqing, entonces eso sólo podía significar una cosa, ese era ¡Wei Wuxian!
Su querido ¡Wei-Qianbei!
El aliento salió de sus pulmones, su cuerpo vibró mandando ondas de escalofríos haciéndolo estremecer, guardó el libro dentro de sus túnicas y salió caminando tan rápido fuera del pabellón para dirigirse a su viejo amigo Lan Sizhui.
Al llegar al ala de la conferencia inmediatamente lo ubicó, su viejo amigo estaba ya conversando con sus otros dos compinches de travesuras Jin Ling y Ouyan Zizhen, al verlos reunidos de inmediato se dirigió a ellos y casi gritando se dirigió a ellos "¡Tú y tú y tú! Vienen conmigo ¡Ahora!" Tomó la mano de Jin Ling y casi a rastras los sacó con prisa de allí empujando a algunas personas para abrirse paso, tal acción no pasó desapercibida de Lan Wangji, Jiang Wanyin y Wei Wuxian quienes salieron detrás de ellos desconcertados.
Gracias a que la mayoría estaban ocupados con las ceremonias, nada impidió a Lan Jingyi a correr a la biblioteca, al llegar allí cerró las puertas y ante la vista atónita de sus amigos les preguntó a Lan Sizhui "Dime, ¿Recuerdas el rostro de Wei-Qianbei de su anterior vida?" La pregunta sin duda tomó desprevenidos a todos, aún más al pobre cuestionado.
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¿Ese era del verdadero Yiling Laozu?
FanfictionAnte la atónita vista de todos los discípulos la imagen de un hombre perfecto les hace erizar la piel y latir el corazón. ¿Ese hombre tan apuesto era el Patriarca Yiling?