𝐷𝐸𝐴𝑅 𝑆𝐶𝐴𝑅𝐴𝑀𝑂𝑈𝐶𝐻𝐸

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Los personajes a continuación están  narrados en un contexto de mayoría de edad. Es decir que los personajes tienes más de 18.

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El sonido del río ahogaba por completo sus preocupaciones, mientras mecía sus pies en el aire, esperando pescar alguna cosa en un día tan frío

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El sonido del río ahogaba por completo sus preocupaciones, mientras mecía sus pies en el aire, esperando pescar alguna cosa en un día tan frío. El viendo le helaba los huesos, pero no le desagradaba, pues tenía los pies descalzos y no llevaba su chompa habitual puesta.

Había crecido sin padres, ni una figura verdaderamente severa a su lado, había notado siempre que algo le faltaba pero no estaba completamente segura de que era. Había vivido gran parte de su infancia buscando esa razón de ser y es así que terminó en la conclusión de que lo que necesitaba era severidad propia. Horas de arduo trabajo que le ahogaban en dolor, tanto físico como mental, muchas veces había deseado ponerse en las manos de alguien más, pero no tenía a nadie en que confiar. Un cuerpo resistente, un alma de batalla, una personalidad dura y sin agujeros, todo eso a cambio de un lugar al cual pertenecer. Pronto había calificado para ingresar al grupo del sexto de los heraldos, y apenas lo vio, no pareció caerle bien. El sacrificio por habilidades útiles, le dejo con una personalidad inexpresiva, tan dura como el hielo y de un color opaco como el negro, vacía y sin personalidad más allá que cumplir las ordenes que se le imponían, para el sexto eso era muy aburrido.

Miro al cielo nublado, deseando poder ver las estrellas que alguna vez aprecio en el abismo y dejó escapar un suspiro. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Unos seis meses? Seis meses de tención y emociones que no había descubierto antes y que prefería retener, no eran apropiadas ni para ella misma. A pesar de su actitud apática y nada comprensiva, scaramouche le había logrado cautivar. No sólo era diestro en la batalla, aunque a veces era un tanto infantil, también resultaba alguien bastante centrado y diestro a la hora de actuar, digno de ser parte de los once heraldos a pesar de que no le agradaba a los demás. Había entendido perfectamente que no necesitaba llevarse bien con los demás heraldos, ese no era su trabajo y admiraba que siempre lo tuviera tan presente.

A escondidas había seguido sus pasos, le había observado más que nadie en cada ocasión y eso también le había traído problemas con su auto control. En su mente pensaba y solo ahí descansaba, el deseo de dejarse a si misma en las manos de Scaramouche y que el hiciera lo que quisiese. Eran deseos profundos que hacía mucho no sentía, y aunque a veces prefería negarlos por vergüenza, a veces solo los dejaba ser porque no sabía en donde ponerlos.

La caña pegó un tirón, algo había mordido el anzuelo y rápidamente empezó a tirar. El agua oscura empezaba a moverse y en lugar de un pez, salía un hilichurl que jalaba del hilo de la caña. El tirón la hizo resbalar y caer al agua, desde la roca alta en la que estaba sentada. Sintió la masa de agua envolver su cuerpo y cuando miro hacia abajo, se encontró con la negrura propia de un lago profundo. No entendía bien que hacía un hilichurl allí, pero rápidamente y con ayuda de su visión Hydro, creo una corriente de agua que se llevó al hilichurl y a ella hasta la orilla. Ya allí, se acercó empapada hasta el monstruo, que parecía aliviado de haber salido del agua. Desenvainó su espada, y se acercó a paso lento hasta el hilichurl que al percatarse, retrocedía lentamente ante su torpeza.

𝑂𝐻~ 𝑆𝐶𝐴𝑅𝐴𝑀𝑂𝑈𝐶𝐻𝐸. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora