{capítulo 1}

389 21 8
                                    

Vacaciones de verano, año 2019

2:15 am
Recogió sus cosas de la mesa en la que las había dejado. Sus oidos retumbaban a causa del alto volumen de la musica, sus manos temblaban con rabia. Se acercó rápidamente a su amiga y llamó su atención.

-Jenn, me voy- el pelo rubio de su amiga relució bajo las luces led al dar un asentimiento.

-De acuerdo cielo, mándame un mensaje cuando llegues.- Se despidió con dos besos en las mejillas y volvió a prestarle atención al moreno que la acompañaba. Ya sabía donde pasaría Jenn la noche.

Salió sola del establecimiento y comenzó a caminar hacia su apartamento.

2:10 am
Se pasó las manos por el pelo en un gesto de exasperacion. La música y los gritos de la gente no contribuían al dolor de cabeza con el que había salido de su casa.

-Sabía que no debería haber salido de casa- afirmó, viendo a uno de sus amigos inclinarse sus rodillas con intención de vomitar. Le pasó un jarrón con plantas artificiales y golpeó su espalda, animándole a hacerlo.

Una vez que hubo terminado, lo cargó en sus brazos como pudo y salió del bar. El taxi ya estaba esperando. Metió a su amigo en la parte trasera del coche, y él se asomó a la puerta del copiloto.

-Tome- le extendió un billete de 100€ que el hombre miró con recelo- Porfavor, llévelo a esta dirección- le señaló en la pantalla de su movil- sabré que ha llegado a casa a través de una aplicación, quedese con el cambio- cerró la puerta sin esperar una respuesta.

Se alejó de la carretera y suspiró, mientras veía el taxi alejarse.

-Menos mal que no me ha reconocido, joder- era ya muy de noche, y si no se fijaban mucho esperaba que no lo reconociesen.

Le sorprendió escuchar dos golpes seguidos contra el suelo y una retahila de maldiciones. Miró en dirección al sonido y observó como una mujer pelinegra recogía sus tacones del suelo y comenzaba a caminar descalza por la calle. Estaba sola y ya era bastante tarde.

-¿Hoy tengo cara de niñero o qué?- soltó entre dientes y se acercó a ella con cuidado.

-Deja de seguirme, no estoy de humor y tengo un spray pimienta en el bolso, no te convengo- gritó por encima de su hombro al escuchar pisadas cercanas a las suyas.

-Me encantaría no tener que seguirte, pero eres una mujer, y desgraciadamente hay muchos enfermos en el mundo, no te dejaré sola a estas horas. Añadiendo que dudo que en ese bolso, si es que se puede llamar así, quepa algo más a parte de tu móvil.- La escuchó refunfuñar.

-Al menos camina a la par que yo, si alguien nos ve va a pensar que tú eres uno de esos enfermos de los que hablas.- Aceleró el paso hasta colocarse junto a ella.

-¿No es incómodo andar descalza?- no obtuvo respuesta, continuaron caminando en silencio.

La luna iluminaba ligeramente la ciudad, las estrellas poco visibles debido a la iluminación artificial.

-Es más incómodo caminar con estas cosas puestas- dijo tras unos minutos, agitando sus tacones en el aire.- Siento no haberte contestado antes, pero necesitaba calmarme un poco, por el momento no mereces que te conteste de malas formas.- Giró la cabeza hacia él mientras le mostraba una sonrisa ligera.

-No te preocupes, yo tampoco he tenido una gran noche, ¿cuál es tu lamento?- respondió con gesto divertido, al igual que ella.

-Mi casa está cerca, no hace falta que sigas acompañándome- el cambió repentino de tema lo confundió.

-Te acompañaré hasta que sepa que has entrado a tu casa y que estás sana y salva durmiendo en tu casa.

-Eso sonó muy acosador- rompió el momento serio con una suave risa y él la acompañó.

Miss your touch | Carlos Sainz Jr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora