Capítulo II "Paolo"

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Camino a la escuela no podía sacar de mi cabeza esa extraña sensación de necesitar recordar algo, algo q según lo q decían mis sentimientos debería ser importante, o relevante al menos. Me coloco mis airpods, y en eso recuerdo q hoy me encontraría con Paolo, el chico q me encantaba, habíamos quedado hoy a la entrada del colegio, con tanto lío con el dichoso sueño lo había olvidado
- Rayos, debí ponerme otra cosa-
- Ni modo, ya tendré tiempo d impresionarlo cuando salgamos-
Iba replicando mientras caminaba cada vez más rápido por la impaciencia de verlo.
Paolo era muy guapo, alto, piel blanca, pelo oscuro, ojos pardos, y una mirada tan intensa q hacia q las chicas se desesperasen por el.
Cuando me voy aproximando a la escuela me detengo para retocarme el maquillaje, intentar peinarme y echarme un poco esa colonia q usaba cada media hora y hacia q oliera a helado d fresa, la amaba. Cuando ya considero estar lista, camino rumbo a la entrada de forma ligera y despreocupada para q tal y pareciera q se me había olvidado nuestro encuentro, y así disimulaba un poco la baba q se me caía por el, pero al pasar por la puerta del colegio lo primero q veo es a Paolo con su hermosa sonrisa y sus ojos intensos mirando, pero a otra chica, ella estaba recostada a una pared coquetamente jugando con el cabello, y el, mujeriego al fin, arrimado a ella, con la mano apoyada en la pared por encima d ella y parecía q la desnudaba con la vista, pero en fin, nada nuevo q no estuviera acostumbrada a ver, esas eran sus jugadas y ahí estaba su nueva presa, la cual no era yo, así de estúpida soy, estaba dispuesta a caminar directo al matadero, por más q sabía cómo era él, deje q me creara ilusiones en vano.
Me detuve por unos segundos cuando ví la escena, realmente me sorprendió, pero instantáneamente recuperé la cordura como es habitual en mi y actue como si nada pasara, seguí caminando con mi cabeza en alto, y el tuvo el descaro d girarse hacia mi y saludarme con un guiño, idiota, estúpido, q poca vergüenza, cómo t atreves,  me decía a mi misma mientras lo ignoraba por completo y caminaba directo a mis amigas.
Al llegar ahí todas estaban tan molestas como yo, pero decidimos cambiar de tema puesto q no es primera vez q me pasaban este tipo d cosas; soy alta, pelo oscuro y largo y ojos azules como el mar, cualquiera diría q soy linda, pero aparentemente no lo suficientes para los chicos del colegio, siempre se las arreglaban para dejarme hecha pedazos, al punto q ya estos malos ratos cada vez me importan menos, pero las ganas d encontrar algo verdadero jamás desaparecían.
Hablando con mis amigas y variando el tema, les cuento lo de mi sueño, y a ellas les sorprende tanto como a mí pues nunca había olvidado uno, y tampoco ninguno me había afectado tanto, cosa q me tenía bastante molesta, incluso más q la escenita de Paolo. Y la puerta , no dejo de pensar en esa estúpida puerta, por lo q aburrida en clases inconscientemente me pongo a garabatear detrás d la libreta, y entre garabatos y garabatos empiezo a pintar la puerta, la cual curiosamente recordaba a la perfección, hasta el más mínimo detalle, era como si estuviese viendo una fotografía.

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