Caminaba bajo la luz de la luna en esa noche calurosa de verano. Aquella carretera mal asfaltada hacía costoso el paso a pie.
No sabia como habia tarminado ahí, no conocia esta parte de la ciudad, definitivamente, me habia perdido.
Anduve unos pocos kilómetros más por las calles desconocidas de, hasta que escuche un grito de agonia y dolor. Decidi acermarme con valor.
'¿Qué mierdas estas haciendo Eileen? gilipollas, sal de ahí, ¿no ves que son gritos de dolor?'
Oh mierda, otra vez la insoportable vocecita de mi cabeza que siempre me decia lo que tengo que hacer.
De repente algo me cogio de la muñeca, y cuando iba a gritar puso su enorme mano en mi boca. Mierda su mano olía muy bien.
'PERO TU QUE SUMAMEMTE GILIPOLLAS ERES, NO PIENSES QUE LE HUELE BIEN LA MANO, TE VAN A VIOLAR Y TU PENSANDO EN OLORES.'
El desconocido al cual le olía bien la mano decidio por fin darme la vuelta lara poder apreciar su rostro. SANTA MIERDA. Era él, el temido Drake Hoults, el chico mas aterrador y sexy que he podido ver en mi vida.
-Pero mira que niñita mas inocente tenemos aquí- toco la punta de mi nariz como si fuese una niña pequeña - ¿Eileen?
-¿Qué quieres?- no sabia de donde mierdas habia salido esa seguridad en mi voz ante aquella mirada fría y cruel que desprendia aquel hombre.
-Creo que tendrias que darme las gracias por haberte salvado la vida, ¿no lo cres?- frunci el ceño ante lo que me dijo él - te acabo de salvar la vida, ese de ahí- señalo a un hombre que tenia pintas de matadaor de cerdos vietnamitas u otras cosas - te hubiese violado hasta la muerte, pero mira que suerte has tenido- se estaba acercando demasiado, sus labios estaban a escasos centimetros de los mios y su cuerpo me aprisionaba contra la pared, me eataba poniendo bastante nerviosa - aunque pensandolo mejor, igual no has tenido tanta suerte.
Esas frases hicieron que me estremeciese por completo y empezase a temblar.
-De-dejame irme...-consegui susurrarle con temor en mi voz.
-Ahora has visto demasiado pequeña, tendrás que asumir las consecuencias.
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Peligro oscuro.
Любовные романы'-¡Llevame a mi casa! No he visto nada, dejame- conseguí empujar su torso desnudo unos centímetros más lejos de mi. -Pero mira que agallas tiene la niñita-sonrío arrogantemente mientras pasaba su mano sobre el mechón de pelo que caia por su frente. ...
