CAPÍTULO 2 COMIENZO DE LA GUERRA

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Ongjin_gun era un barrio de los más monótono y aburrido en el que nunca pasaba nada. Sus vecinos se podrían haber muerto de aburrimiento si no hubiese sido por las peleas de los 2 niños más adorados del lugar.

Kibum era siempre perfecto y educado, Minho un niño revoltoso como cualquier otro, pero cuando se juntaban esos 2 en algún evento o celebración, inevitablemente ocurría algo; de hecho, siempre que estaban cerca, estallaba una guerra. Tanto era así que los vecinos hacían apuestas con sus travesuras.

Incluso en el bar de Onew, el lugar más concurrido del barrio. Por la mañana, el local era el el típico bar de ambiente hogareño repleto de mesas con familias con sus inmaculados manteles blancos adornados con flores frescas y sus ricos menús del día que tentaban a todos los transeúntes al ser anunciados en la pizarra de la entrada. Pero por la noche, con su gran barra y sus famosos combinados, se convertía en un espacio sólo para mayores de edad.

Lo que nunca cambiaba de este singular establecimiento era la gigantesca pizarra con los puntos de cada niño. Todas las semanas se apostaba sobre quién sería el primero en hacerle una travesura al otro, y mensualmente se apostaba sobre cuál de los dos era el vencedor.

En ese momento, Onew, un joven de unos 21 años de preciosa sonrisa y cabellos castaños, dueño del local y a veces también cocinero, repasaba la pizarra en voz alta para valorar quien ganaría ese mes.

• Bien, veamos; Minho tiene cinco puntos y Kibum, seis... ¡por lo que este mes tiene la delantera el adorable rubio! - exclamo Onew lleno de entusiasmo por que adoraba a Kibum.

• ¡No puede ser, Onew, revísalo otra vez! Yo creo que van empatados -protesto Seungki, jefe de la estación de policía del barrio que siempre apostaba por el empate y que regularmente se llevaba el todo lo reunido.

• ¡Esta vez no vas a ganar, Seungki! -grito otro de los presentes.

• ¡Si, en esta ocasión el rubio lleva ventaja! - señalo un admirador del Sr. Perfección, que así era como lo conocían.

• De eso nada, seguro que la rana salvaje hace algo antes de terminar el mes - dijo un tercero aludiendo a Minho por su apodo.

• Sí, todo está demasiado silencioso y tranquilo últimamente - opinó Seungki, con el que todos estuvieron de acuerdo.

• Bueno, repasemos las trasladas mensuales - continuó Jiwon - En la celebración de la fundación del barrio, Minho acabó dentro de la tarta y Kibum dentro de la fuente de la plaza.

• Sí - admitieron todos sonrientes al recordar las jugarretas de esos dos.

• En la boda de Somin, Kibum acabó atado con un gran lazo rojo en la mesa de los regalos, pero, cuando se desató, no sabemos cómo, consiguió meter a Minho al baúl de la banda de música y juro por Dios que ese niño estuvo a punto de irse de gira si los hermanos de Kibum no llegan a darse cuenta de que su amigo no estaba.

• Pobrecito, lo castigaron durante mucho tiempo sin salir - se quejó Jungsub, el anciano jubilado defensor de Kibum.

• En el cumpleaños de Bobae - continuo Onew - la piñata que rompió Kibum estaba llena de insectos que le cayeron encima, y Minho, al final de la fiesta, acabó sentado encima de los desechos del poni.

• Hay que admitir que Minho es imaginativo, ¿cuántas horas le habrá llevado cazar todos esos insectos? -comento Soo.

• En la excursión del colegio, Kibum se quedó encerrado en el baño de la gasolinera.

• Sí, ¡qué pena! Se la paso llorando por horas - dijo Seung apenado.

• Sí, pero Minho, al terminar la excursión, fue encontrado en el maletero del autobús que había alquilado el colegio.

• Ese adorable rubio da miedo cuando se quiere deshacer de alguien. ¡Y pensar que parece un angelito! - hablo Min, la dueña de la bodega a quien Minho siempre le sacaba un dulce con su bonita sonrisa cuando pasaba junto al local.

• En la función del colegio, cuando Kibum hacía de elfo del bosque que volaba, Minho lo mareo moviendo de un lado a otro del escenario mientras estaba colgado del techo.

• Sí, recuerdo la función. No sabía si se trataba de un elfo o un cohete, de lo rápido que se movía - rememoró Suzy, la directora del colegio.

• Y pocos minutos después de que el elfo desapareciera, apareció Minho haciendo de duende, y en mitad de su frase acabó con un saco de diamantina en la cabeza.

• Se suponía que iba a ser polvo mágico y que se usaría al final de la función para que los niños lo arrojaran alegremente al público - suspiro Suzy resignada ante las obras de sus alumnos.

• ¡No te preocupes, así nos divertimos más! - exclamaron los reunidos entre carcajadas al recordar la escena.

• Bueno, para acabar, la última travesura conocida de los niños es la de nuestro adorable Sr. Prefecto, quien consiguió publicar en el periódico un anuncio en el que regalaba la bicicleta de Minho.

• Te juro que he tenido que ver a ese niño casi todos los días en mi despacho en los últimos días. Por culpa de ese anuncio se pelea con todos los que quieren quedarse con su bicicleta - dijo Suzy, molesta aún por la última travesura.

• Bueno - concluyo Onew - en resumen, Kibum va ganando a la rana y queda poco para que termine el mes, así que ya saben: se admiten apuestas de última hora.

Mientras Onew anotaba las apuestas de los presentes Seungki se dedicaba a vigilar por si aparecía alguno de los mencionados o sus familias, ya que podían molestarse por lo que tan sólo era una sana diversión.

• ¡Allí viene la rana! ¡Se dirige hacia aquí! - aviso Seungki advirtiendo a todos, por lo que la pizarra y las libretas de apuestas fueron escondidos con la máxima celeridad posible en la cocina.

• ¿Hay alguna señal del rubio? -pregunto Seung emocionado ante un posible duelo de titanes.

• No, viene solo y trae un montón de papeles en el brazo. Quizá esté vendiendo algo para alguna excursión -tras lo dicho por Seungki, todos miraron a Suzy esperando una respuesta.

• Para nada, el colegio no está organizando ninguna salida después del desastre de la última.

Tras escuchar lo dicho por Suzy, todos permanecieron atentos a la espera de que sonara la campanilla de la puerta que indicaba la entrada de un cliente. No tardaron en oír como Minho entraba con paso decidido en el bar, y cuando con sus mejores modales de niño bueno, se dirigía a Onew.

• Buenos días, joven Lee, ¿puedo colocar este anuncio en su tablón? Es algo de mucha importancia.

• Sí, por supuesto Minho, pon las tú quieras.

• Ah, no se preocupes, con una bastará. Tengo que repartir las demás por todo el barrio. Gracias, joven Lee - se despidió educadamente Minho y luego se marchó a proseguir con su tarea.

Cuando el niño salió por la puerta, todos corrieron dándose empujones y manotazos hasta llegar al tablón de anuncios. Sin parar de reír, Onew sacó la gran pizarra con ruedas de la cocina y apunto un punto más en la columna de Minho. Luego leyó en voz alta:

"Se regala niño molesto y consentido; por favor, si lo ven y les gusta, llévenselo, su vecino se lo agradecerá eternamente. No se admite devolución una vez adquirido el producto, aunque éste sea defectuoso. De todas formas, ya se lo advertimos: es molesto y consentido."

En la parte superior del anuncio aparecía una foto en blanco y negro de Kibum, posando adorablemente, que había sido pintarrajeada, por lo que ahora la criatura adorable tenía cuernos, cola y bigote... Onew les enseño a todos el anuncio de la pequeña rana y declaró en voz alta ante la multitud:

• Tenemos un empate, señoras y señores, por ahora...

Continuara...

RANA AZUL || MINKEY ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora