"El inicio de la lenta destrucción"2

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Son las 7:02 de la tarde, y nos encontramos frente a la puerta de la "ancestral casa Black". Debó admitir que se ve bastante bella, aunque es aterradora, y el vago deterioro de está no la hacen ver más cálida. Mientras yo me fijaba en los detalles de la imponente puerta de la familia Black, está fue abierta por un elfo domestico con cara amargada. 

-Mi señora, Los Fernsby ya han llegado.-Aviso el pequeño y lampiño ser.

Algo que me molestaba en general era el apellido que se le atribuía a mi nueva "familia". Partamos por el hecho de que es bastante machista que hasta el día de hoy se siga usando el apellido del padre como el apellido familiar. Segundo, yo no soy una Fernsby, mi apellido es Margot Earnshaw, exacto EARNSHAW, no Fernsby, es de una total falta de educación que se pase a llevar así mi apellido y el de mi padre solo porque a la doña se le ocurrió volver a contraer matrimonio.

-Ve a la cocina Kreacher.-Ordenó en un murmuro una mujer alta, blanca, ojos grisáceos y pelo negro.  El aludido afirmo con la cabeza y se retiró rápidamente en dirección a lo que me imagino debe ser la cocina. 

En cuanto la figura de Kreacher desapareció aparecieron dos nuevas figuras masculinas. Una adulta y otra joven. 

-Buenas noches Walburga, Orión.-Saludo Eliphas estrechándole la mano a ambos. Acto seguido mi madre saludo sonriente también a los Señores Black como si fueran íntimos amigos. 

 -Buenas noches también para ustedes Eliphas, Sara.-Saludó Orión Black. 

-Ella es mi hija Winnyfred Fernsby.-Presentó Eliphas a su primogénita con una sonrisa. 

-Es un gusto Sr. y Sra. Black.-Dijo al instante la rubia. 

-Tú debes ser la famosa Margot.-Dijo Walburga mirando hacia mi dirección, luego de estrechar la mano de Winny. 

-Así es Sra. Black, es un gusto por fin conocerla a usted y a su esposo. Tienen una casa realmente encantadora.-Contesté con una sonrisa, deseando ser convincente con mis últimas palabras. 

-También es un gusto. Él es nuestro hijo Regulus.-Presentó Orión Black a quien parece ser su hijo menor. 

Regulus no tardo en ofrecerle su mano a Eliphas, mí madre, Winnyfred y finalmente a mi. 

-Es un verdadero placer por fin conocerla Srta. Fernsby.-Pronunció en un tono amable el pelinegro. 

-Srta. Earnshaw.-Corregí ganándome una mirada de desaprobación por parte de mi madre. 

-Claro, mis disculpas. 

-No se preocupe Sr. Black, es un error común.-Contesté con una sonrisa para aligerar el ambiente entre los dos, lo cual funcionó.  

Regulus es un joven de piel pálida y cabello negro, sus ojos son verdes y tiene una mirada apagad y sería. Por lo que sé debe tener 16 o 17 años, pero su mirada demuestra el doble de su edad. Su nariz es larga y al igual que sus labios es delgada. Sus labios forman una línea perfecta de un entre carne y rosáceo. La apariencia de Regulus es bastante severa, como si de un día a otro hubiese sido obligado a convertirse en un adulto, no sería algo extraño dado el contexto social en el que nos encontramos. 

Walburga nos invitó a pasar al salón, claramente accedimos pero camino a esté algo me distrajo de mi camino hacia esté, el sonido de unos pasos. Al girar mi cabeza hacia la derecha me encontré con unos ojos grises, unos brillantes ojos grises que miraban directamente mis orbes verdes. En cuanto conseguí deshipnotizarme de los ojos grises, presté atención al dueño de estos que terminaba de bajar las escaleras y se dirigía directamente hacia mí. Su pelo es de un bello color castaño oscuro, casi negro. Su piel es blanca y su figura alta y delgada. En cuanto el pelinegro llegó al lugar en frente de mi volvió a mirarme de la misma forma que me miró en la escalera al notar mi presencia. Sus brillantes ojos grises parecía que se colaban en mi alma como si fuera su casa, su mirada se siente como si estuviera leyendo cada parte de mi como si yo fuera un libro abierto.  

-Me presentó, Soy Sirius Black.-Saludó con una sonrisa ladeada. Sirius me ofreció su mano la cual tome para estrechar, pero en vez de eso el se inclino ligeramente para besarla, sin quitar sus brillantes ojos de los míos, ni dejar de sonreír. 

-Margot Earnshaw, encantada.-Contesté confiada sosteniendo mi mirada en la suya. Al escuchar mi nombre, la cara de Sirius cambio radicalmente, volviéndose seria y dirigiendo su mirada hacia el salón. 

En ese instante mi conciencia volvió a la tierra y me percaté de que no había nadie más en la entrada, ya todos habían pasado al salón. Sin esperar alguna otra palabra del confundido Sirius que tenía enfrente, me encamine al salón, el me siguió.  

Al entrar a esté noté que para mi suerte, nadie había notado que no estaba allí a excepción de Winnyfred. Me senté rápidamente a su lado he intente prestar atención en la conversación de Mi madre y Walburga sobre el clima de Londres. A diferencia de mi discreta entrada, Sirius entró llamando la atención de todos los presentes. 

-Sirius, que sorpresa que decidas acompañarnos.-Dijo Orión con un forzoso tonó alegre. 

-Sería muy imprudente de mi parte no presentarme a cenar, en especial con visitas, padre.-Contestó Sirius resaltando la última palabra. 

-Perdonen su retrasó, él es nuestro hijo mayor, Sirius Black.-Lo presentó Walburga con falso agrado. La tensión entre el hijo mayor de los Black y sus padres era evidente. 

Sirius sonrío de forma amigable y se sentó en uno de los sillones individuales al lado de su hermano.  

-Margot, tu madre nos contó que viviste en Francia por unos años ¿se te facilito la diferencia de idioma?-Preguntó Walburga. ¡Que inicien los juegos del hambre!

-De hecho si, desde mucho antes de asistir a Beauxbatons aprendí a hablar francés y otros idiomas.-Contesté con una sonrisa confiada. 

-¿Y qué te pareció Francia?-Volvió a preguntar la mujer. Se notaba en los ojos de Walburga Black que no le interesaba en lo absoluto hablar sobre los lugares turísticos de Francia, sus ojos amargados esperaban una respuesta del tipo purista, como, "la verdad no conocí mucho porque me parecería algo asqueroso rodearme de muggles". ¿El problema con esa respuesta? claramente no pienso así.  La verdad la existencia de los muggles me va y me viene, solo son personas sin magia. Pero aquí vine a impresionar a mis potenciales suegros, y nada mejor para ellos que una Margot vacía y complaciente. 

-Lo poco que conocí me pareció bello. Lamentablemente es un lugar muy concurrido por muggles, así que no pasé mucho tiempo fuera de la casa de mi tía o de aldeas magas.-Respondí de forma arrogante, ganándome una amplia y espeluznante sonrisa por pate de la Sra. Black. Pero la sonrisa de Walburga no fue la única respuesta ante mi superficial comentario, ya que puede escuchar que de forma baja Sirius bufó. 

Después de ello Walburga se sintió satisfecha y mi participación en la conversación ya no fue necesaria. En todo ese tiempo mi única interacción con Regulus fueron algunas miradas y sonrisas. La escena finalizó cuando Kreacher entró al salón para avisarnos que la cena estaba servida. Todos nos levantamos, antes de que yo pudiera empezar a caminar noté como Walburga miró a Regulus con los labios apretados, después me miro a mí y finalmente volvió la mirada a Regulus. Esté captando la indirecta de su madre se acercó a mí. 

-¿Podría guiarla al comedor Srta. Earnshaw?-Ofreció Regulus extendiéndome su brazo. Debó admitir que esa actitud se me hizo muy cómica, veo difícil que me pierda para llegar al comedor. En ese momento busqué la mirada de Winny la cual solo me sonrío picara. Luego sin querer me encontré con los ojos grises de Sirius, los cuales ya no brillaban, ahora me miraban con desinterés y un leve desprecio.  

-Sería un placer Sr. Black. Oh, y por favor llámame Margot.-Contesté sonriendo mientras entrelazaba mi brazo con el suyo. 

-En ese caso, llámame Regulus.-Dijo regalándome una sonrisa.  

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Nota de autora: 

-Sorry las faltas de ortografía. 



Querido Canuto:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora