Ella Y Ela

Ela

Aurora estaba atrapada en la rutina diaria dentro de aquel hospital hasta que una mañana de septiembre cuando tenia 18, llegó una universitaria de medicina nueva. Ella era de cabellos rubios con mechas nieves, grises e incluso marrones. Te podías reflejar en sus ojos azules cielo, siempre maquillados aunque si la veias de lejos no lo parecía pues usaba tonos naturales. Su nariz redonda y achatada hacia arriba, se arrugada cuando sonreía y de sus mofletes claros aparecían 2 pequeños holluelos seguidos de una sonrisa color melocotón de verano.

Cuando empezó las prácticas, entró en pediatría con los niños y pequeños con cancer y siempre se la veía bien vestida, su melena peinada bajo una diadema o bandana y maquillada. Pero todo cambió cuando pasados 3 meses subió una planta a encontrarse con internos, guardias nocturnas y muchos, pero muchos informes, y el frío del invierno inglés; y entonces cambio su apariencia a la de una doctora: coleta alta que te quite el pelo de la cara(excepto 2 mechones que le caían por la cara. Ella decía que era su "toque personal"), jerséis largos con una camiseta de manga larga y una interior(para ponerse con el uniforme de enfermera, pues en hospital no hace tanto calor), unas mallas de deporte con el pantalón del hospital por encima y unas Nike.

La primera vez que Aurora vio a Ela era un día frío de enero. La princesita estaba en su cuarto con Ariana Grande, Harry Styles y Taylor Swift a todo volumen, leyendo Harry Potter por novena vez.

-¡Buenos días prinesita!- le dije entrando a su cuarto sin llamar a la puerta, aunque muy despacio para que no se asustara.
- Buenos días Artemix. Perdon por la musica, seguro que demasiado alta, espera que pongo los cascos- dijo amablemente, mientras buscaba sus airpods que estaban al lado de la máquina que la ayuda a respirar sin que se ahogue.
-Bueno yo pasaba por aquí a traerte y a sorpresita- le dije abriendo más la puerta y dejando ver a Ela que saludaba suavemente con la mano, pero no era la reacción que se esperaba al ver que se encogia, se ponía los cascos, se daba la vuelta y seguía con su libro. Esa era la señal de que la dejáramos sola.

Cuando cerré la puerta y me gire a ver a Ela estaba muy afectada.
- Hay lo siento muchisimo- empezó a decir tapándose la cara- de verdad lo siento. Seguro que habré hecho algo que la habrá molestado. De verdad lo siento.
- No, no pasa nada- dije intentando calmarla- el problema de Aurora es que tras haber vivido su trauma infantil, ha desarrollado ansiedad social. Y lo de relacionarse con otra gente no le gusta mucho. Y encima acaban de estar sus padres por aquí y no se llevan muy bien.Pero tu tranquila, de verdad, no te estreses. A ver si en una semana está mejor y lo volvemos a intentar.
- Vale vale- dijo calmandose- bueno, habrá más pacientes no?

Se la veía emocionada y la verdad si me dio pena. Era raro que Aurora respondiera así. También era nueva y no la conocía de nada y a ella le gusta saber con quien está hablando. Más tarde iré a ver como está.