Su expresión no fue menos dura, no había ni la sombra de una sonrisa en su rostro. Sus ojos dorados apuñalaron su alma, pero era un dolor dulce comparado con todo lo demás.
—Apenas me conoces —le hizo notar Sesshomaru aún sin apartarla.
—Se lo merece —balbuceó ella mientras frotaba la nariz contra su cuello.
Sesshomaru tomó su barbilla con dos dedos y la obligó a levantar el rostro. Kagome tembló sintiéndose tan pequeña frente a su compostura y su estatura.
Por un momento, mientras él la besaba, Kagome se quedó con los ojos muy abiertos tensándose levemente por la sorpresa, pero un hábil roce de la lengua masculina en la zona más suave de su labio inferior fue suficiente para tranquilizarla. Creyó estar volando y en realidad lo estaba, ya que él la había levantado como si de una pluma se tratase haciéndola girar en el aire antes de apoyarla sobre la encimera.
Kagome inició a quitarse el suéter mientras que Sesshomaru le liberaba la fina corbata y desabrochaba el primer botón de su blusa. Sus besos se habían vuelto ardientes, aunque cualquier cosa menos obscenos, teniendo una precisión casi quirúrgica al explorar su boca y lengua. Kagome habría terminado en pánico preguntándose cuán inexperta o torpe parecía en aquel momento, pero estaba demasiado distraída disfrutando como el chico frente a ella la dejaba cada vez más descubierta.
Le tocó las caderas, el ombligo, luego bajó a morderle el cuello y la clavícula. Kagome echó la cabeza hacia atrás soltando un gemido o tal vez sollozó, incapaz de contener esas sensaciones entre cosquillas y caricias, dolor y placer.
Había estado en la cama con Inuyasha sólo una semana antes, pero le parecía que nunca había estado tan emocionada en años, era como la primera vez, y tal vez lo era. La primera vez con un chico tan despiadado, decidido y sensual, la primera vez que se abandonaba a algo tan perverso.
Le desabrochó el sujetador y se lo quitó casi con delicadeza, Kagome sintió sus mejillas enrojecer al ver sus ojos deslizarse sobre sus pezones ya prontos pare ser atendidos, pero antes de que Sesshomaru pudiera hacer algo, ella había iniciado a quitarle el suéter y la camiseta dejándolo con el torso desnudo.
Se le hizo agua la boca, mientras admiraba embobada los abdominales y pectorales bien definidos del macho que tenía en frente. Su fascinación pronto se vio sustituida por el delirio cuando Sesshomaru inició a masajear, lamer y chupar con vehemencia cada uno de sus senos. Parecía estar hambriento
Estaba caliente, quería más y no podía soportarlo. Abrió un poco las piernas con el objetivo de sentir el bulto entre los pantalones Sesshomaru presionando contra su parte más sensible.
Gimió cuando Sesshomaru comenzó a dejar besos humedos por su cuello mientras una de sus manos tiraba de su cabellos y la otra se colaba debajo de su falda. Había esperado que él procediera con calma, tal vez masajeando la tela de sus bragas durante unos momentos, en cambio, sus dedos tomaron el borde de su ropa interior y, separándose de ella luego de dejar un casto beso en la curva inferior de su pecho, Sesshomaru la hizo cerrar sus piernas lo suficiente como para poder despojarla de esa última defensa suya.
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Revenge Sex
FanfictionMiraba la casa frente a ella con los ojos llenos de lágrimas. No sabía qué la había guiado hasta allí, pero por el momento, lo único que sabía es que no quería irse.