Prólogo

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“Ella” no fue una enamorada, pero llamarla amiga sería pura inocencia de quien necesita disminuír sus sentimientos. Estaban en aquel limbo entre no ser nada y ser todo a la vez. Decir “Yo te adoro”, era poco; y decir “Yo te amo”, era mucho. Ante la duda, no se dijeron nada. Ella lo intentó. Él lo sabe. Ella lo sabe. No es posible afirmar que hubo un final o una despedida, pues, lo que no se termina ni se comienza, solamente desaparece como el polvo que se lleva el viento, ahorrando la limpieza de algo de lo que nunca se dieron cuenta de que en algún momento fue usado.
-Bruno Fontes


Odio los días soleados.

Si tal vez me llames rara, pero odio los días así, el día que suele estar soleado se escucha a mi madre desde temprano decir que va hacer un hermoso día y el sol traerá buenas cosas, hasta ahorita a mí no me ha traído nada bueno y mucho menos después de habernos mudado a Kelowna que es una provincia de Columbia, no es una gran ciudad de Canadá, pero por cuestiones del trabajo de papá nos mudamos y a mi madre le encantó la idea, aún recuerdo cuando mi padre nos dio la noticia.

— Familia tengo algo que contarles — dijo mi padre tan alegre como suele ser, sin duda yo me parecía tanto a él.

Nos encontrábamos toda la familia sentados en el comedor como la típica familia normal, cada uno tenía un rol importante en ella y sin duda no me imaginaba una vida sin ellos.
Aunque realmente, ¿Qué es lo normal de una familia? aún me preguntó eso.

— Ohhhh Joshep no me digas que otra vez te asustó el gato del vecino que se encontraba en su entrada esperando a que sus amos lleguen — mi madre dijo algo divertida.

Por él simple hecho de pensar que mi padre, todos los días nos decía lo mismo de esa alimaña  como el solía llamarlo.

— ¿Cómo es posible que papá le tenga miedo a ese gato gordo de los  Stevens?, si a penas puede caminar — dijo  Jaden entre risas.

Si ese era mi hermano mayor aún no puedo creer que mis padres se hayan esperado demasiado para tenerme a mí, aunque la verdad no fuí planeada solo se dio y aquí estoy.

Todos nos encontrábamos riendo sin parar, excepto mi padre que no le hacía ninguna gracia, su problema con el gato del vecino.

Pero bueno la verdad es que mi padre era ailurofobio si ya lo sé, creo que es algo raro la mayoría ama a los gatos, pero mi padre era de esas estadísticas del 1% de  personas en el mundo que no, tal vez por ello solo tenemos a Ten con nosotros. Si, ya sé no es nada original el nombre de mi perro, pero que querían a mis 10 años no era muy buena poniendo nombres.

Aunque la verdad mi padre en ocasiones exageraba la situación ya que el gato gordo no se movía de su entrada que se ubicaba como a 20 metros de la  nuestra. Más bien creo que ya era algo personal entre mi padre y él gato.

Después de un rato, mi padre se aclaró la garganta — Bueno creo que el chiste se acabó, yo les quería contar  que me han ofrecido irme a trabajar en Hospital General de Kelowna, Canadá — .

Mi padre tenía un brillo que nunca le había visto, sin duda él era de uno de esos médicos que amaban su carrera, la verdad es que algunas veces nos había descuidado un poco por pasar largas horas en el hospital, pero con el tiempo entendimos que lo compartíamos con muchas personas y que el salvaba vidas.

Sin duda mi padre siempre iba a ser mi héroe y mi ejemplo de vida más grande, la verdad, él y yo siempre hemos tenido una conexión indescriptible con un simple gesto que hacía mi padre sabía que me pasaba.

La verdad deseaba que algún día encontrará a un hombre como él, anhelaba encontrar a alguien para tener una relación como la de mis padres, pero la verdad no creo que suceda pronto así que a vivir la vida, mientras llega ese día.

Después de recibir la noticia del ofrecimiento del trabajo de mi padre, 3 meses después nos mudamos y aquí estamos.

Honestamente es una Ciudad tranquila y bonita a su manera, la verdad no soy mucho de la naturaleza pero sin duda esté lugar tiene algo hogareño.

La casa estaba a las afueras de la Ciudad ya que mi madre amaba la naturaleza así que estábamos rodeados de árboles la próxima casa quedaba a unos 50 metros de distancia de la nuestra, la verdad nunca cuestionaba las decisiones de mis padres, pero jamás me imaginé lo que vendría después.

Por cierto déjame presentarme soy Iannua Andrew o me puedes decir la chica de la sonrisa eterna como suelen decirme, aunque como puedes notar no siempre estoy alegre.


Ailurofobia o gatofobia es un anormal e injustificado miedo a los gatos. La persona con esto no soporta tener cerca a uno de estos animales.

LA CHICA DE LA SONRISA ETERNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora