Capítulo 1

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Nuestras risas resonaban por mi apartamento, me sequé las lágrimas con el dedo índice e intenté parar de reír, fallando en ello. Eché mi cabeza hacia atrás en el sofá y solté el sonido que pretendía reprimir mientras las carcajadas de Ben se seguían oyendo.

—No me lo puedo creer—Fue lo único que pude articular antes de volver a intentar tranquilizarme.

—Te lo prometo, definitivamente es de las cosas más raras que me han pedido—Sus dientes blancos adornaban su cara a la perfección, aunque en sí, su cara era perfecta, lo admiré unos segundos y me aclaré la garganta.

—En conclusión, la gente está loca.

—No te haces una idea—Se acomodó en el sitio, colocando una de sus piernas sobre la otra—Aunque hay fans que me han pedido cosas bastante entrañables, por ejemplo—Me miró mientras movía las manos, su sonrisa no había desaparecido, mientras procedía a su narración, bebí de mi copa—Una chica me dio una corbata roja y amarilla y una varita, me pidió que posara con ella mientras llevaba puesta la corbata y alzaba la varita—Casi me atraganto cuando dijo esto último, al recuperarme de mi casi ahogamiento, hablé.

—Es evidente el por qué—Puso una mueca divertida y frunció las cejas, él sabía perfectamente el por qué, no era imbécil, pero quería que lo dijera.

—¿Ah sí? Ilumíname—Con una sonrisa más grande que la que tenía antes y con la boca ligeramente abierta, apoyó su rostro en su brazo izquierdo, que estaba colocado en el respaldo del sofá, me lamí los labios y le seguí el juego.

—Quizá...¿Porque pareces Sirius Black de joven y el fandom está más obsesionado con esa generación que la de Harry Potter en sí?

—Es posible—Levantó las cejas e hizo una mueca graciosa con la boca, provocando que nos volviésemos a reír.

—En realidad, deberíais aprovechar todos para hacer una película de los merodeadores.

—¿Todos?

—Sí, ya sabes, Andrew Garfield, Aaron Taylor-Johnson, Dane DeHaan...Si ya lo sabes, idiota—Colocó su mano en la barbilla y comenzó a mover los dedos, despeinándose la barba que llevaba dejándose un tiempo. Seguramente fueron segundos, pero para mí fue una eternidad hasta que volvió a hablar.

—A ti te gustaba Harry Potter, ¿verdad?—Asentí.

—¿Por qué lo preguntas?—El aire pensativo que le envolvía le hacía ver incluso mejor.

—El personaje, Sirius, ¿Tiene algún interés amoroso?—Su pregunta me descoloca y juego con el borde de mi copa.

—En realidad, creo que no se especifica en los libros, se piensa que lo era una chica llamada Marlene Mckinnon, pero no se deja nada en claro, ¿Por qué?

—Y esa tal Marlene, ¿De qué color tiene el pelo?—Sus preguntas son cada vez más extrañas.

—Creo que es...¿Rubia?

—Una lástima—Se levantó del sofá y cogió la botella que estaba en la estantería al lado de la chimenea para empezar a rellenar su copa, y a continuación la mía. La camisa de color vino le sentaba tan bien que parecía que había nacido para llevar ese color, aunque claro, en todos los años en los que le conozco, siempre he pensado eso de cualquier color que lleve puesto.

—¿Qué ocurre?

—Que tú tienes el pelo negro

Ante sus palabras me quedo paralizada con la copa en ambas manos, me centro en las burbujas que emergen del fondo del cristal y comienzo a notar el ardor en mis mejillas. Tras seguir pensativo y de pie, dando vueltas con la copa en la mano y a veces mojándose los labios con su contenido, por fin me mira mientras se sienta en el sofá, sonríe de una manera amplia y habla, rompiendo así el silencio.

—Yo reuniré al cast, buscaré un director y equipo para ello—Hace una pausa y se acerca a mí un poco más—Pero a cambio debes hacer una cosa por mí.

De forma irremediable, le aparto la mirada, es una persona tan agradable y a la vez intimida tanto por el porte que tiene que el hecho de pensar en deber un favor del tamaño de crear una película, me abruma. Ahora mismo dependiendo de lo que yo elija, las personas que ansían ésto desde hace años, pueden ver su sueño hecho realidad, es una presión que desearía no tener.

—¿De qué cosa estamos hablando?—Me sorprendo a mí misma, puesto que el tono que utilizo suena normal, y no como si estuviese más nerviosa que en selectividad. Ante mis palabras sonríe de lado, desestabilizándome.

—Que grabes una película conmigo—Como si fuese posible, conforme la noche pasa y sus palabras salen por su boca, mi sorpresa es cada vez más grande.

—Creo que estás demasiado borracho.

—Estoy bastante lúcido, _____.

—Ben, ¿Cómo se te ocurre? Espero que sea una broma.

—¿Por qué debería serlo?

—Estudié Historia del Arte, no Arte Dramático, no sé actuar, ni siquiera tengo formación, además tú eres muy buen actor, destacaría todavía más mi inexperiencia al lado de tu brillantez...

—Deja de divagar y mírame—No me había dado cuenta, pero miraba por la ventana mientras no paraba de hablar, con el ceño fruncido, mi vista se clavó en sus ojos, aquellos ojos tan oscuros que perfectamente podrían ser negros, me acarició el brazo, devolviéndome a la realidad.

—¿Por qué me pides algo así?

—Por favor—Me miró sonriendo sin enseñar los dientes, sabía cuales eran mis debilidades, aunque él en sí mismo era mi mayor debilidad. Me mordí el labio inferior y suspiré, comenzó a sonreír más y miré al techo.

—Está bien.

Ben Barnes || El favor ||  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora