El comienzo del fin.

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Me encanta la música. Me sirve de inspiración para muchas cosas. Me puedo pasar horas y horas escuchando canciones hasta que mi móvil se quede sin batería. Normalmente, la escuchaba por YouTube, ponía culaquier mix que la propia aplicación me creaba y escuchaba todas aquellas canciones que sabía que me gustaban sin tener que pulsar el vídeo. Pero esto tiene dos problemas: el primero, que YouTube no te deja apagar la pantalla del móvil sin que se pare la música y el segundo, los anuncios. Qué molestos son, no se acaban. Entre canción y canción los ponían y encima, muchas veces más de uno.
Así que decidí instalarme una aplicación en la que podía escuchar música y que no me pasase lo que me pasaba en Youtube, supongo que ya sabemos todos a qué app me estoy refiriendo: Spotify.
Pero Spotify premium, claro. Esta inofensiva decisión iba a cambiar mi vida para siempre, bueno, mi vida y la de todo el mundo. Ojalá poder volver al pasado. Pero antes de seguir voy a presentarme.

Soy Tatiana, aunque mis amigos me llamaban Tania, y tengo 17 años. Odio el instituto y lo más emocionante que me ha pasado en la vida es la vez en la que me caí delante de Harry Styles una vez que vino a firmar discos a España, fue humillante. Lo peor es que estaba todo mi instituto delante. ¿Sabes qué es todavía aún peor? Que el día siguiente era el primer día del curso y no tenía ganas de ir porque todo el mundo me vio hacer el ridículo estrepitosamente. Aunque al menos tenía la firma de Harry.

Volviendo al tema de Spotify, aquella tarde me lo instalé para poder escuchar música tranquilamente.

-Te tienes que meter en este link, tía. -Me dijo mi hermana Judit mientras me enseñaba su móvil.- Si hackeas Spotify podrás utilizarlo como si fuera premium sin pagar nada.

Judit, mi hermana mayor, era mucho más atrevida que yo para algunas cosas, yo siempre velaba por la seguridad y ella por la diversión, éramos la combinación perfecta. A pesar de ser 1 año mayor que yo, íbamos al mismo curso porque repitió en 4° de primaria. Nuestros padres estaban todo el día trabajando y llegaban muy tarde a casa, así que solíamos hacer lo que queríamos cuando queríamos aunque, claro, eso mi hermana se lo tomaba demasiado en serio.
Acababa de cumplir los 18 años cuando me dijo lo del link y, la verdad, ojalá nunca lo hubiera hecho...

-¿Es muy seguro hacer eso? Es que a saber quién ha creado ese link y con qué intenciones...- le respondí insegura.

-¡No seas aguafiestas! Todas nuestras amigas lo han hecho. ¿Quieres ser la única que no lo tiene?

-No, pero...

-¡Nada de peros! Te vas a meter en el link y punto.

-Está bien.

Me pasó el link por WhatsApp y yo me metí. Me llevó a una página oscura donde tuve que aceptar un par de condiciones que no leí porque si no, no lo hubiera hecho ni en broma y me fijé en el lugar donde habían creado ese link: Rusia. Genial, acababa de hackear Spotify con un link ruso, ¿qué podía salir mal?

-¿Ya lo has hecho?- me preguntó Judit.

-Que síiiiii. 

-Bien, ahora métete en Spotify y podrás escuchar toda la música que quieras, de nada.- me dijo mientras me guiñaba un ojo. 

-Hazme un favor y cállate.

En los días siguientes no pasó ningún acontecimiento destacable. Utilizaba la app con normalidad y no noté nada extraño. Los problemas vinieron unas semanas después...

Yo estaba tranquilamente escuchando "It Takes A Fool To Remain Sane" cuando de repente la música se paró. De la nada. Si hubiera sabido que a partir de ahí todo se iría a la mierda no hubiese tardado en desinstalar la app. Encendí mi teléfono y le pulsé al play para que volviese a sonar. Eso me pasó de forma constante durante un par de días, pero la cosa fue a peor.
Ahora a parte de pararse, sonaba un pequeño pitido que indicaba como el inicio de una grabación y, más tarde, volvía a sonar y ahí era cuando la canción se volvía a poner sola.

Me empezé a mosquear, la verdad. Así que decidí tapar todas las cámaras de mi móvil con papel y celo. La delantera, y las tres traseras... Las tapé todas bien para que no se viera nada, bueno, todas menos una: la tercera cámara...

La tercera cámara del móvil. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora