Dedicado a: mxg__vqnitas y OtakuGore777
_________________
Observaba la luna con aburrimiento, enfocando sus orbes morados en aquel redondo objeto que se mostraba en el cielo, mientras se ubicaba sobre aquel gran cubo de piedra color negro, cerca de la cual no crecía hierba en al menos un metro de distancia. El viento arrastraba hojas y pétalos de flores silvestres mientras que el cielo titilaban las estrellas, las cuales le hacían compañía al gran satélite blanco que iluminaba el paisaje. No escuchaba absolutamente nada en su entorno, llevaba siglos vagando por aquellos lares desde su muerte. Agarraba aquella katana que tantas vidas había visto perecer con gentileza mientras rememoraba aquellos malos momentos. Aún tras tanto tiempo, seguía lamentando su desperdicio de vida y sus acciones pasadas, pues había cobrado su karma y era lo que le mantenía atado al mundo de los vivos, obligándolo a mantener un cuerpo astral no visible para otros seres. Hizo un gesto de desagrado ante la idea de tener que estar así por un largo tiempo, pues al parecer, siglos no eran suficientes para pagar sus crímenes.
Horas después de veía observando el amanecer, mientras las estrellas se desvanecían por culpa de los radiantes rayos del sol, los cuales opacaban totalmente al de la luna en cuanto a intensidad. Escuchaba algunos pájaros cantar en su travesía surcando el cielo con prisa y luego otro sepulcral silencio. No había nada en aquel vasto claro verde rodeado de bajas montañas exceptuando aquella piedra donde estaba sentado. Pronto, escuchó voces aproximarse, frunció el ceño confundido mientras buscaba con la mirada a los propietarios de las mismas, los cuales se acercaban más con cada segundo. Lo primero que llegó a su rango de visión fue un chico de muy baja estatura, con una gorra con dos cuernos y que usaba un chándal negro con pantalones azul oscuro. A este le siguió uno de una remarcada estatura, su cabello era largo, algo rizado y de un color verde oscuro, que hacía parecer al otro chico un gnomo de jardín a comparación, este, usaba un chándal gris y pantalones negros, además de traer colgando de sus manos tres mochilas de campamento. Y luego de estos dos llegó una chica con mucha energía, vestía una blusa blanca y unos pantalones azul turquesa, llevaba una especie de capa extraña de color marrón, con la cual, suponía que se hacía pasar por aventurera o algo similar y sus cabellos color ___ estaban algo despeinados, probablemente hubiese corrido bastante antes.
El pelimorado comenzó a preocuparse de aquellos tres personajes, pues incluso él sabía que nadie solía acercarse a aquel sitio a menos que fuese muy idiota. Todos temían a la maldición de su lápida, pues quienes la tocaban tenían los días contados y su forma de morir era antinatural. Y para su desgracia, le había tocado ver a varias personas sufrir su destino en aquel claro, además de ver como sus cuerpos lentamente se volvían abono para el césped, una experiencia desagradable a decir verdad. Pero no tenía como advertirles de lo que podía pasarles, ya que al ser un cuerpo astral o fantasma, no podía interactuar con los vivos ni con objetos de su mundo como tal. Se mantuvo observando consternado como estos tres recién llegados exploraban el perímetro y hablaban sobre quedarse un tiempo antes de llevar a cabo una especie de plan que habían elaborado, ¿realmente pensaban hacer un campamento junto a un sitio maldito que fácilmente podría contarle los días por accidente en el peor de los casos? Estos chicos eran, o muy valientes, o muy estúpidos, y para su opinión, era por mucho, la segunda.
Observó por largo rato como montaban todo un mini-campamento allí, aunque no conocía muchos de los objetos que usaban y tampoco recordaba que solo tres personas pudieran montar un campamento tan eficiente e incluso más útil que lo de su época, aunque era de esperar, pues la civilización crece con el tiempo. Se quedó mirando cada movimiento que hacían hasta que por fin acabaron su trabajo, pues, ciertamente se veía bastante más decente que uno hecho por personas del pasado. Luego, la chica comenzó a explorar todo el paisaje, e incluso dibujaba en un cuaderno cualquier vista que le resultara interesante, o eso observaba él a su espalda, pues cuando se centraba en ello no había nada que la sacara del trance y realmente se le daba bien. Luego observó al chico de baja estatura que parecía observar cada detalle del lugar e incluso analizaba el clima en caso de ver necesario advertir a sus compañeros de alguna anomalía en este, pero aparte de ello, no hacía mucho más que mantener una mirada aburrida y desganada a casi todo o se ponía a leer algunos de los libros que se habían traído con ellos. Por otro lado, el chico cuya estatura sobrepasaba con creces la del personaje anterior estaba animado y corriendo de un lado a otro con una red en las manos, cazando insectos, los dibujaba, nombraba, analizaba y luego los dejaba ir. El pelimorado hizo una mueca de asco al ver al chico agarrar los insectos a mano limpia cuando los sacaba de la red, el mero hecho de ver como sus patas de movían o se pegaban en sus dedos le repugnaba, pues para su desgracia llegaba a imaginar la sensación y le producía un profundo asco. Se alejó todo cuanto pudo del peliverde, no queriendo ver más bichos ni de lejos y regresó con la chica, quien acababa de dibujar finalmente, admirando su obra y sonriendo satisfecha ante el resultado.
ESTÁS LEYENDO
Cursed Soul [Kokichi Ouma x Fem!Reader] ©RoseSanae55
Fanfiction[Tercer One-shot de la saga: "Six faces of a D.I.C.E"] Kokichi Ouma es el espíritu de un espadachín de épocas pasadas. Vaga cada noche por las cercanías de la lápida, bajo la cual cuentan que fue enterrado su cuerpo. Muchos temen acercarse al lugar...