El Castigo de la Verdad

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Hora: 7:46 AM.

-Aguarde aquí por favor, el señor lo atenderá en unos momentos.

-Bien, gracias.

Tomó asiento sobre uno de los sofás aterciopelados del salón, rosados, clásicos de Doflamingo.

Un hombre mayor, de cabellos negros y escuálida figura, además de un asqueroso moco colgando de su nariz, salió de la oficina saludando informalmente a su jefe.

-¡Adiós Doffy!, Te lo conseguiré, lo aseguro.

-Te lo encargo, Trébol.

-¡Sí, sí, descuida!

Una vez cruzó la gran puerta de madera que habría paso hacia la habitación desde el salón, posó la mirada sobre el único allí presente, cruzado de piernas y brazos, aguardando algo fastidiado.

-¿Tú quién eres, mocoso?

Preguntó sin más.

-Tú eres el de los mocos, viejo.

Rió molesto y sorprendido ante el comentario del peli verde.

-¡¿A quién crees que le hablas?, Ya verás!

-Aquí te espero, vago idiota.

-¡RORONOA!

Inquirió una voz conocida, proveniente del fondo de la oficina.

-¡¿Qué haces allí perdiendo el tiempo?! ¡Entra de una maldita vez!

El peli negro volteó.

-¡Doffy!, ¡Nee, nee Doffy!, ¿Vas a dejar que tu empleado me trate así?

-Cállate, vete de una vez Trébol.

-¡Nee Doffy! ¿Cómo puedes gritarme así?

-¡Ya vete!

-Fu... Bien, ¡Adiós Doffy!

Una vez el vejestorio se retiró de la sala, el peli verde entró a la llamada habitación de su superior.

-Toma asiento, Roronoa, esto será breve, pero tedioso.

-¿Qué es lo que quieres, Doflamingo? Rara vez me citas de forma tan personal.

Sugirió mientras se dirigía al sofá frente al escritorio y, desganadamente, se acomodó.

-Fufufu... Qué ansioso, Cazador mío, pero tendrás que esperar un poco más, falta alguien, a quién le pedí que viniera más tarde. Ya sabes, para que no se toparan en la sala y esto fuera más épico.

Un leve escalofrío nació en su espalda , esas dos palabras lo alteraban bastante, eran una mala señal; "Cazador, ¿Mío?", Sonaba horrible.
Pero rápidamente se recuperó, y continúo la charla.

-Bien, y dime, ¿Quién es esa "Misteriosa" persona tuya?

-Ooh*... Vamos, si te dijera, perdería toda la magia, y esto no tendría sentido.

-Tsk, que molestia.

-No desesperes, sólo serán unos minutos más, esta persona es bastante puntual.

-Sí, sí, lo que digas.

...


Hora: 7:50 AM.

Al cabo del tiempo enunciado, la puerta sonó con tres firmes golpes.
En respuesta, Donquixote, que se encontraba con los codos apoyados sobre la mesa y los dedos entrelazados a la altura de sus labios, entonó fuertemente anunciando que permitía el ingreso.

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