>1< Cálido

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Desde hace siglos la familia Stilinsky a sido considerada la perfecta de todas al igual que a los Hale's por ser puros alfas de gran élite, a pesar de lo que se dicen de ellos la familia Stilinsky no se siente así, tenían todo y algunos no lo comprenderían, pero para ellos era una maldición, los Stilinsky querían tener a un descendiente omega para romper aquello que ellos creían tener y así mismo unir lazos con los Hale's. Eran grandes amigos desde hace muchos años y querían ser más que eso, pero para "eso" se necesitaba a un omega en alguna de las dos familias ya que dos alfas no se podían unir por un lazo profundo "la mordida" era algo sagrado para ellos que siempre buscaban encontrar a su persona pre-destinada.

La tarde del 21 de octubre del 2002 la omega de la familia Stilinsky fue llevada urgentemente al hospital de Beacon Hills al llegarle la hora de parto por tercera vez, el padre y los dos hermanos caminaban alrededor en espera de alguna noticia por parte del médico, ante la noticia del nacimiento de otro Stilinsky los grandes amigos llegaron con un pequeño de dos años que bebía de su vaso de leche con chocolate.

A las cuatro de la madrugada el médico especialista en esa especialidad salió con una bata y sus guantes que se encontraba retirando.

"¿Como se encuentra mi esposa y mi hijo?" Se apresuró a preguntar el hombre con preocupación.

"Se encuentran muy bien señor Stilinsky, su esposa se encuentra en recuperación en su asignada habitación y su pequeño en un momento lo llevarán a su habitación" retiro los dos guantes y los guardo en su bolsillo de la bata.

Todos soltaron un suspiro de alivio al escuchar las palabras del médico.

"Y me queda decir...muchas felicidades señor" el padre levantó la mirada posandola en el médico.

"¿Por qué se debe?"

"Porque como su médico de familia se que sólo a tenido alfas en su familia desde generaciones y con este pequeño omega todo será diferente"

John, él alfa de la familia Stilinsky se quedó con los ojos bien abiertos al igual que todos los demás "¿Un...un omega?" Pregunto segundos después, él médico asintió con una diminuta sonrisa "El primer omega" dijo sin creerlo, pasaron los segundos y una enorme sonrisa se extendió en los labios del hombre "¡Mi hijo es un omega!" Grito alzando los brazos en victoria.

"Un omega" susurro Alexander, alfa de los Hale's.

Cuando pudieron pasarse la noticia gritaron de felicidad los amigos y familiares del pequeño nacido, el pequeño niño que se encontraba bebiendo de su leche con chocolate sólo veía a sus padres sin comprender aún lo que significaba eso. Después de todo solo era un bebe diferente a ellos.

Los minutos pasaron y el médico se fue diciéndoles que podían pasar una vez entre el pequeño con la beta. Cuando eso ocurrió corrieron emocionados dentro de la habitación, John se acercó a su esposa besando sus labios diciéndole lo feliz que estaba y que lo había hecho bien.

"Aqui está su pequeño" dijo la beta poniéndose a un lado se la madre para pasarle al bebé envuelto en una sábana delgada azul cielo.

El bebé se movió acomodándose en los brazos de su madre estirando sus delgadas manos. El padre, hijos y amigos contemplaron al ser envuelto con adoración, su piel era tan clara con unas motitas pequeñas cafés en su carita, labios rosas y cabello tan claro que llegaba a verse rubio. Claudia beso la cabeza de su bebé acercándole su mano donde un dedo fue rodeado por los dedos chiquitos y delgados del bebé.

"Es hermoso amiga" dijo la mujer pelinegra a su lado cuando se fue la beta dejándolos en un ambiente cálido.

"Lo es" aseguró la madre sin despegar la mirada de su bebé.

"¿Cómo se llamará mi hermano?" Pregunto Isaac viendo el bulto.

"Stiles" musitó el padre.

"¿Qué nombre es ese?" Pregunto Jordan.

"No lo recuerdan, pero ustedes lo escogieron" dijeron los padres.

Los hermanos se vieron hasta que recordaron el día que buscaban un nombre para su hermano. Entre bromas nombraron el nombre "Stiles" se ruborisaron.

"Estábamos jugando en ese entonces" dijeron agachando la mirada.

"No importa...es lindo" dijeron.

"Cariño ven" Talia llamo a su hijo que le paso su vaso a su padre para ir con su madre que lo alzó en brazos "¿A qué es lindo?"

El niño le presto toda su atención al bebé hasta ver su carita entre la cobija "Es bonito" contestó señalandolo con una sonrisa.

•••

Tres semanas después...

"Amor tenemos un problema aquí" dijo el hombre caminando con su hijo en brazos.

"Te toca está vez amor" respondió la mujer con una sonrisa al ver a su esposo con la nariz arrugada.

"Esta bien" camino directo al segundo piso a cambiar a su hijo de pañal.

La puerta fue golpeada dos veces, la mujer camino hasta la entrada a abrir encontrado a su amiga con su hijo.

"Tali" llamo alegre.

"Amiga" se abrazaron un segundo.

"Hola cariño" acaricio la mejilla del pelinegro.

"Hola Clau" saludo yendo a al sala. Paso su vista por todo el lugar hasta ver las escaleras.

"¿Y el pequeño?" Pregunto Talia buscando al bebé en la sala.

"John subió a cambiarlo" contestó.

Su amiga asintió, se sentaron en los sillones platicando sobre algunas cosas hasta que John bajo con un revoltoso en brazos.

"Oh Talia bienvenida" saludo.

"Hola Jhon, ¿Todo entalcado está el bebé?" Pregunto con una sonrisa cariñosa.

"Así es" respondió "Pero dime, ¿Dónde está Alex?"

"Fue a llevar a Laura a la casa de su amiga, tenían una Pijamada"

"Ya veo ¿Y ese milagro que este pequeño viene?" Pregunto viendo al moreno que miraba fijamente al bulto en sus brazos.

"Quiso acompañarme" respondió.

"Querido ¿Quieres cargarlo?" Claudia se acercó a tomar a su hijo.

Derek vio a su madre recibiendo un asentimiento "Si por favor" estiró sus brazos.

La madre se inclinó para acomodar a su hijo en sus brazos, posicionó los brazos del niño de manera que lo sostenga correctamente. Derek sonrió nervioso al tener al bebé en sus brazos, tan ligero como una pluma. Sentía que si se movía un poco podría romperlo y eso no era lo que quería. Acercó su rostro a su carita a besar su frente.

Los padres y la madre del moreno sonrieron encariñados, tomaron una foto en esa posición.

El bebé al sentir el sueve tacto estiró su mano, mano que se poso en la boca del moreno. Los ojos cafés claros se abrieron intentado ver a la persona que le había dado ese cálido toque.

"Esto es tan mono" dijeron las mujeres.

La Maldición RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora