LA ENTREVISTA

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La alarma era ruidosamente molesta, podria apagarla y volver a dormir .Pero maldita sea por el asunto que tenia que atender, Deidara Kamiruzu que se ha puesto enfermo y me ha metido en un lío.
Tendria que estar estudiando para los exámenes finales, que son la semana que viene, pero aqui estoy, batallando por levantarme y ponerme algo formal, lo más que pudiese porque vaya que mi armario no llevo unos atuendos finos, me desespero por ver los minutos pasar y seguramente tardar en llegar, me levante ya decidido y fui a cambiarme. Estaba confiado de que al menos me veria presentable.
Deidara mi compañero de piso, ha tenido que pillar un resfriado precisamente hoy.
Por eso no puede ir a la entrevista que habia concertado para la revista de la facultad con un megaempresario del que yo nunca supe de él, asi que va a tocarme a mi ir a la entrevista apartada que tenia Deidara. Tengo que estudiar para los exámenes finales, tengo que terminar un trabajo y se suponia que lo haria esta tarde, pero no. Lo que voy a hacer esta tarde es conducir más de doscientos kilómetros hasta el centro del Seatle para reunirme con el enigmatico presidente de Akatsuki Bain & Company.

Como empresario exepcional y principal mecenas de nuestra universidad, su tiempo es importantemente valioso _Más que el mio_, pero ha aparcado una entevista a Deidara. Una novedad, segun él, malditas sean sus actividades extraacadémicas.

Deidara se encuentra acurrucado en el sofá del salon
-Hidan sabes que lamento no poder ir ,a mala hora tuve que resfriarme, hm- se que no me diria que tambien siente que yo tenga que remplazarlo, que mal deidara kamiruzu, abusar de mi confianza.
-claro, ire, tu vete a la cama, no quiero hacerte más favores, en fin.¿Quieres una aspirina o paracetamol?-
-Tal vez un paracetamol, eso me sanara de una. Aqui tienes las preguntas y la grabadora. Solo tienes que apretar aqui, tomas notas y luego yo lo transcribiré.

-Ni se quien es él- murmuro intentando en vano reprimir el pánico y las ganas de no ir.
-Te haras una idea por las preguntas, vete ya. El viaje es largo. No llegues tarde- dijo enrollandose en una manta, mientras llevaba algunas de mis pertenencias, como las llaves de su auto _lo cual me presto_.

-Ah, y Hidan- me di vuelta, de pie en la puerta -No la jodas- rode los ojos, si fuera a hacerlo no tendria tanta confianza de que su remplazo sea un incompetente y seguro malogre la gran entrevista con el megaempresario, voy en dirección al coche. No puedo creer que me haya dejado convenser, pero Deidara es tan incistente conmigo _unicamente_.

Apenas hay tráfico cuando salgo de Vancouver, Washington, en dirección a la interestatal.

Es temprano, piso el acelerador. Oh, me encantaria ahora mismo pasarme una luz roja, aunque Deidara me matararia si descubriera que nunca llegue a estar en la entrevista por tremenda estupidez.

Al fin llego, en el gran edificio de veinte plantas, una fantasia arquitectónica, todo el vidrio y acero, las puertas acristaladas. Son las dos menos cuarto cuando llego. Ingreso en el inmenso _y exageradamente_ vestíbulo de vidrio, acero y piedra blanca, muy aliviado por no tardarme.

Desde otro lado un sólido mostrador de piedra, me sonrie amablemente una rubia _Un tanto parecida a Deidara_ esta vestida elegantemente, que impecable.
-Vengo a ver al señor Adams, Hidan clarck, de parte del joven Deidara Kamiruzu-.
-Un momento, joven clarck- me dice alzando las cejas, por lo tanto, examino cada rincon desde esta primera planta, debi vestir con algun saco del armario de Deidara, en lugar de una chaqueta azul, jeans negros y unos zapatos negros que tuve que pulir para verme lo más elegante posible.

LAS 50 SOMBRAS DEL KAKUHIDANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora