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Solo pensaba en si podía hacer mejor todo. Me sentía cansado, tan estresado que deseaba tener un descanso de esos de los que simplemente no podías despertar. Mi vida era un fiasco, no tenía a nadie. ¿Mamá? Había muerto. ¿Papá? Apenas pensaba en mí. Si paraba en casa, lo hacía con una mujer diferente cada vez. ¿Mis amigos? Todos hablaban mal de mí. ¿Un novio o novia? No había nadie.

Tuve que levantarme pues ya tenía que ir a la universidad. Me quedaba un mes, solo un mes. Entré al baño y vi las ojeras que tenía. Me lavé el rostro, mojé un poco mi cabello y me cepillé los dientes. Me sequé la cara con una vieja toalla, quizás era hora de comprar una nueva. Peiné mi cabello hacia atrás para que no me molestara y me puse una sudadera grande y pantalones holgados. ¿Por qué? Odiaba mi físico. Tenía ropa bonita que quizá algún día usaría: camisas, jeans ajustados. Pero solía usar siempre la misma ropa suelta. De todos modos, ¿quién me miraría?

Estudiaba en una universidad en Seúl. Había pedido un intercambio para aprender coreano; siempre había querido aprender un idioma extranjero. ¿Por qué no español? Era tan difícil. ¿Francés? Lo amaba, sin embargo, había intentado estudiarlo y no había podido. Y soy de las personas que se rinden rápido. ¿Chino? Me abrumaba que tuviera tantas letras. Simplemente, el coreano había sido la mejor opción y así había sido. Lo aprendí en un año y medio. Ahora solo tenía que terminar una carrera universitaria y podría trabajar. Usualmente no hablaba con nadie, todos me veían como el raro del salón. No era bueno en nada allí; simplemente no encajaba. Todos sacaban buenas notas, eran como genios, y yo apenas y llegaba a pasar de ciclo. Intenté prestar atención, pero me ardían los ojos, así que sin querer me concentré en ellos y los movía para que ya no dolieran; sin embargo, me causé más dolor.

La hora se pasó volando. No había anotado nada en mi cuaderno. De todos modos, lo guardé y fui a buscar algo para comer. Compré una botella de agua; ese sería mi almuerzo. Me senté en un banco y tomé con lentitud mi agua hasta que vi a alguien acercarse.

—Pasas mucho tiempo solo —dijo.

—Sí, es algo difícil hablar con alguien aquí.

—Soy Song Gun-hee, ¿y tú?

—Changkyun, un gusto.

—El gusto es mío. No te preocupes, yo también soy de los que no pueden socializar muy bien.

—¿Por qué? ¿Te gusta un grupo de idols, no?

—Supongo que es por eso, pero ¿qué importa? ¿Te parece si a la salida te invito un café? Ya sabes, para charlar.

—Yo no tomo café.

—Tomas agua para desayuno, almuerzo y cena, lo sé, pero por un día no te hará mal.

Su tono de voz parecía convincente, quizá tenía razón. Por un día que tomara café no me moriría, así que acepté. Quería aprender a caerle bien; quizá él no era como mis anteriores amigos, que me observaban y reían. ¿Cuál era el grupo que te gustaba? ¿Monster? Lo tendría que buscar en casa. Tenía el tiempo suficiente para arreglarme, investigar un poco y salir. Era un buen plan.

—Entonces, ¿nos vemos en el Bonjour de Incheon a las 4?

—Suena bien, te veré ahí. Si me disculpas, tengo que irme.

Salí un poco apresurado hacia mi salón. El chico parecía buena persona, sin embargo, algo no terminaba de convencerme en él. Quizá era porque no me juntaba con alguien hace mucho, pero juraba haberlo visto antes. Muchas personas se le acercaban, pero habló conmigo. Me hacía sentir un poco especial. La profesora hablaba mientras yo anotaba solo algunas palabras clave y entre ellas tenía letras esparcidas como "Incheon", "Gun-hee", "charlar". Quizá estaba muy preocupado por ello. Cuando sonó el timbre, alisté mis cosas rápidamente y salí de mi salón. Mientras caminaba por el pasillo escuché:

Descanso (Jookyun) (Corrección, Activa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora