Gozu (Cabeza de vaca)

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Viajemos al siglo XVII, a un Japón en el que la tecnología aun no tocaba a sus puertas; un Japón en donde la gente cocinaba con leña; en donde las casas se alumbraban con la luz tenue y tenebrosa de las velas.

Un Japón en donde las noches eran más oscuras que las cavernas del infierno. Se dice que el mito de terror de Gozu surgió en uno de estos pequeños lugares.

La leyenda cuenta, que una noche, el líder del pueblo reunió a todos sus habitantes alrededor de una fogata mientras la luz de las estrellas caía sobre la mirada atónita de los presentes.

Era extraño, nadie sabía exactamente qué pasaba, se respiraba un aire de misticismo, de duda, de incertidumbre; y un miedo profundo se respiraba en el ambiente.

Cuando vieron llegar al jefe del poblado, todos quedaron inmutados; su apariencia era horripilante, llevaba una capa de piel de oso que le cubría por completo, y encima de su cabeza una especie de máscara hecha con el rostro de un ser vacuno.

Las personas, sobre todo los niños quedaron petrificados al verlo

Los más perspicaces se dieron cuenta que bajo aquel horrible disfraz llevaba escondido un libro. Se paró enfrente de la fogata y comenzó a leer.

Una voz gruesa salía de su boca, nada que ver con la de aquel hombre de avanzada edad. Se cuenta que era la historia de Gozu, un ser antropomorfo, parecido a un minotauro, con cuerpo humano y Cabeza de Vaca.

Los niños lloraban, las mujeres se abrazaban con fuerza a los brazos de sus esposos, que a su vez miraban con asombro y coraje a su líder mientras contaba la terrible Gozu historia de este yokai (espectro demoníaco).

El pueblo entero quedó tan traumatizado al terminar de escuchar este cuento de terror, que al volver a sus casas las personas tuvieron visiones en las que veían a este ser extraño con cuerpo de hombre y cabeza de vaca escondido entre las sombras de sus casas.

«Es Gozu mamá»

— Los niños entre lágrimas le decían a sus padres que se trataba del mismo demonio de la leyenda... «es Gozu», «Gozu»... «Gozu». Pero esto sólo era el principio. El verdadero terror empezó unos pocos días después.

La desesperación de las personas por no poder quitarse la imagen de este ser de la cabeza llegó a tal grado que muchos encontraron su única escapatoria en la muerte. Se cuenta que muchos hombres tomaron la drástica decisión de matar a sus esposas, hijos y después arrancarse la vida ellos mismos, para librarse de Gozu.

Los más afortunados se dejaron morir en la perturbadora soledad de la inanición por el temor de que al salir de casa «el cabeza de vaca» fuera por ellos.

Este suceso llegó a oídos del gobierno central que para evitar que se volviese a repetir esta catástrofe suicida decidió quemar todos los documentos en los que se hablara, mencionara y repitiera el nombre de Gozu.

Pero esta tarea fue imposible, por caprichos del destino la leyenda se desperdigo en pedazos por todo Japón.

Esta es la razón de que nadie conozca la historia completa.

Aunque se cree que con sólo contar un pedazo de esta historia de terror las personas pueden quedar locas, o hasta morir.

Aunque se cree que con sólo contar un pedazo de esta historia de terror las personas pueden quedar locas, o hasta morir

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Japón, época moderna

En el Japón moderno se acostumbra que en ciertos periodos escolares los jóvenes salgan a una actividad recreativa por parte de la escuela. En una de las escuelas más antiguas del país nipón había un profesor que gustaba distraer a sus alumnos en estos paseos con historias de terror.

Se paraba al centro del autobús, tomaba su libro y comenzaba leer. Sus relatos siempre causaban miedo en los alumnos y los mantenía distraídos en el trayecto. Era un crack contando cuentos de terror.

Lo que ninguno de los alumnos sabía de este extraño profesor, era que tenía un fuerte gusto por la magia negra, los rituales ocultistas y por varios años se había dedicado a reunir los fragmentos de Gozu leyenda.

Cuando el autobús de la escuela se coló en un túnel, provocando un entorno tenebroso; el profesor tomó su portafolio y sacó unas hojas amarillas, carcomidas por el tiempo y comenzó a leer.

Cuando llegó a la mitad de la Gozu Leyenda los jóvenes que escuchaban con atención se sintieron presas de un extraño horror que les carcomía las entrañas.

El profesor estaba fuera de sí

Una voz ronca salía de su pecho, sus ojos estaban completamente en blanco, sus manos temblaban y de su nariz salían gotas de sangre.

Las jóvenes presas del miedo gritaban desconsoladamente -! por favor deténgase! -, pero el profesor estaba fuera de sí. Era como si estuviera en trance, poseído por el mismo demonio o por el mismo Gozu.

Cuando llegó al final de la primera hoja, se levantó y con los ojos en blanco empezó a repetir: ¡Gozu!, ¡Gozu!, ¡Gozu!

Con una voz ronca como si fuera un demonio el que murmuraba dentro de su estómago.

Cuándo el maestro volvió en sí, todo era una gran catástrofe, el autobús se había salido de la carretera, un silencio mortal se respiraba.

Pero su mayor terror fue el ver los cuerpos de todos sus alumnos mutilados, brazos, piernas, rostros llenos de sufrimiento como si hubieran muerto viendo el mismo infierno.

El único sobreviviente

aparte del profesor, había sido el conductor del autobús que estaba justo en su asiento, sosteniendo el volante, con el rostro llenos de sangre y una mirada perdida, repitiendo constantemente «cabeza de vaca»... «Gozu cabeza de vaca es real».

Nadie supo que paso con el profesor, ni que paso con la copia del fragmento de la leyenda de Gozu.

Juegos, Invocaciones y CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora