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Paris Wilhelmine.

Reviso por última vez los planos y paso lista a los tres grupos ya armados y listos para salir hacia la mansión Brunhilde, los autos negros los esperan afuera. Estoy en el lado negro de Manhattan, donde se supone que Klaus vive. Aquí hemos venido a dejar el equipamiento, armas y decirles el plan a los demás.

Antonella nos ha mandado demasiados hombres y muchas armas de combate, tenemos dos helicópteros, autos blindados anti balas, tenemos protectores antibalas de igual forma, todos están armados como si fueran los malditos refuerzos del gobierno.

Arango y Helena se han quedado en el apartamento, Arango se encargará de las cámaras de seguridad de la mansión Brunhilde, Feller y Austin entraran juntos por la parte trasera, mientras Klaus y yo entramos por la de adelante, nos iremos en autos diferentes y nos desviaremos en el caminos por separado, para no llamar la atención.

Alguna desventaja que tengamos, tal vez sea la nieve, todo New York tiene una gran capa gruesa de nieve encima, algunas carreteras están tapadas y hay demasiado tráfico, aunque avanza algo rápido, pero no lo demasiado como otros días.

Feller ha hecho el favor de mantener a todas las personas que viven por ese bosque, alejadas de ahí, por si algo se complica y nuestro plan se va a la mierda, bueno, no meteremos a terceras personas.

—Te encuentro a siete metros antes de la entrada — Klaus me confirma.

—Claro, nos tardaremos como diez minutos, si nos desviamos del trafico — comento.

Klaus asiente con la cabeza. Se queda parado enfrente de mí, me mira fijamente, pero sus ojos tratan de decir algo. Arrugo el entrecejo viéndolo.

—Klaus...

—Si algo me pasa o las cosas se complican — coloca sus manos sobre mis hombros —Paris, sales de la mansión y te largas.

—¿Qué? ¿Y dejarte? — frunzo el ceño.

—Paris, no es la primera vez que algo así, pero si tú y —

—Klaus — llevo mi mano a su hombro izquierdo —, estaremos bien, somos más que Vinicio, las cosas no deben de complicarse tanto, solo sacar a los otros e irnos — ladeo una sonrisa. — Todo saldrá bien.

—Promételo —pide.

—Te lo prometo, Klaus, tendremos un año nuevo tranquilo.

—Esta bien — suelta un suspiro leve y se aleja un poco de mí. —Si muero, como no tengo hijos, ni esposa, te dejo mi herencia — dice rápidamente y luego se aleja de mí, rápidamente.

—¡Cállate! ¡Todo saldré bien Santa Claus! — le grito, esbozando media sonrisa.

Presiento que no todo saldrá bien.

Salgo del lugar de mala muerta, mientras meto mi arma detrás en mi pantalón, agarro las llaves de mi auto y me dirijo a él, le doy una última mirada a Feller antes de ingresar al auto. Lo enciendo, suelto un leve suspiro y luego empiezo a andar.

—Franki, la dirección.

Pido y el mapa aparece en la pantalla.

Debo de desviarme del tráfico, hay otra salida que esta casi llegando al puente, nieve está empezando a caer de nuevo, enciendo el aire condicionado y el parabrisas, evitando que se empañe demasiado la ventana.

Acelero un poco, quiero llegar un poco antes que los demás. Aprieto las manos al volante un poco y trato de sacar este nerviosismo dentro de mi y pensar positivamente. Suelto un suspiro y trato de componer mi postura, veo la pantalla de nuevo y doblo una esquina, acelero un poco más al ver todo vacío, de esté lado si no hay tráfico.

No te enamores tarde #1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora