Capítulo 1: La sombrilla Rosa

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Lucas 25 de marzo del 202X

Sé que es triste escribir un diario ya con 26 años, pero esta es la única forma que tengo para mantenerme enfocado.
Mí día comenzó abriendo la puerta de mi casa realmente deprisa, aún estaba organizándome la corbata por lo cual no me fijé en la bicicleta que había dejado la hija del vecino en el suelo, así que tropecé con esta y de una manera algo brusca bajé la escalera de mi piso, pero aún así no me pasó nada grave, no tengo idea de porque las escaleras en las novelas son tan terroríficas.
Me recompuse con un salto y antes de continuar mi camino, tomé una sombrilla que había en el suelo ya que hoy avisaron que habría mucho Sol y quizás después lloviera, faltaban aún dos pisos así que apresuré el paso mirando siempre de reojo el reloj de mi muñeca que marcaba las 9 de la mañana, llegué por fin a la entrada del edificio y cuándo me disponía a salir por la puerta...

-Muchacho un momento por favor- me detuvo una voz entre femenina y masculina, algo extraña pero totalmente inolvidable, era la señora Lucía.

La señora Lucía, es la típica señora de 60 años, gordita, pequeña y chismosa que tienen todos los barrios del mundo, todos los días de una forma increíble me detiene antes de salir del edificio para preguntarme a donde voy o para contarme los chismes que estén de moda en ese momento, pese a todo me cae bien pues simplemente es otro ser humano que la vida ha tratado mal con el paso del tiempo.

-Hola señora Lucía, voy a trabajar y ya sé que la chica del segundo se va a casar con un millonario (la muy condenada me lo estuvo echando en cara todo el bendito día de ayer), así que tenga buen día, adiós- Intenté seguir mi camino, fallidamente, por supuesto...

-Espera Lucas- ese soy yo - no es nada de eso de lo que te voy a hablar, de todas formas sabes que a mi no me gustan los chismes, solo te quería pedir que vinieras hoy a mi casa a comer, sé que vives solo y al menos aquí vas a poder conversar con unos familiares míos que se van a pasar la noche, quizás si hasta tienes suerte puede que halla alguna chica de tu edad- esto último lo dijo con un tono de lástima que me hizo sentir realmente mal.

-Gracias señora Lucía, no le prometo nada pero haré un esfuerzo, me despido- salí apresuradamente y sin mirar atrás para no tentar al destino.
Al salir del edificio me encontré con un calle abarrotada de personas, todas de seguro tenían una historia que contar, todas se veían tristes a mis ojos, también era que yo estaba mal, salí de mi bucle de pensamientos tristes y me dirigí hacia la oficina.
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Verónica 25 de marzo del 202X

Querido diario, como sabrás estoy realmente feliz, hace unos meses conocí al gran amor de mi vida, más bien al de mi mamá, ya que más que por su físico me gusta por su dinero y mi mamá siempre me enseñó que eso era lo que valía en la vida, porque el amor está sobrevalorado ¿no?, bueno, da igual, la cuestión es que me llevó a comer a un restaurante realmente guay, la mesa tenía cubiertos que no sabía ni que existían y la comida era realmente poca, era un plato enorme y solo tenía hierbas en el, pero eso es lo que come la gente fina.
El día de hoy comenzó de una manera muy graciosa, cuando me disponía a ir a la peluquería, vi como Lucas tropezaba con una bici y caía como un saco de papas por todas las escaleras del tercer piso, parecía escena de telenovela venezolana jajajajaja, rápidamente me escondí tras la puerta pues no estoy en muy buenos términos con él pues ayer le estaba hablando de mi compromiso como por cinco minutos y se molestó, seguro el pobre está muy enamorado de mí, pobre, en verdad no es feo y es bastante agradable aveces, pero simplemente le falta algo muy importante en el mundo, dinero.

Después de ese cómico incidente fui por fin a la peluquería, quería hacerme un corte nuevo para estrenar en mi cita de la noche. Al llegar el salón estaba lleno de mujeres, todas me miraban con desdén pues sus ya envejecidos cuerpos no se podían comparar al mío y entiendo su dolor, mido 1.75, mi piel es una piel tersa y de un color ni muy blanco, ni muy bronceado, combinación de un padre negro y una madre rubia. También saqué las mejores cualidades de las dos razas, tengo un cuerpo con bastante curvas y un pelo rizo de color oscuro que combina con mis ojos cafés, gracias a todas estas características siempre he sido la maldición de hombres y mujeres.
Esquivando todas sus miradas asesinas me senté con aires de grandeza pues ya había reservado un turno con anterioridad, mi misión allí era simple, quería lasiar mi pelo para darle un toque diferente a la noche y así sorprender a Marcos, mi prometido.

Lo que sentimos a diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora