Lo que sentimos a diario

Capítulo 4: Bajo los brazos de alguien.

Verónica 27 de marzo 20XX

¡Mierda!, esa es la perfecta descripción del comienzo de mi día, aún dormida en mi cama escuché golpes fuertes provenientes de la sala, pensé que era mi imaginación así que me volví a dormir, golpearon más fuertes todavía, eso hizo que automáticamente me despertara con mucho más mal humor de lo habitual.
Me levanté de la cama así mismo, en bragas y solo una blusita vieja que usaba como pijama, me dirigí a la puerta para recibir al Rey de Inglaterra por lo menos, abrí la puerta y rápidamente una persona me apartó y entró bruscamente en la casa y se sentó en uno de los muebles de la sala.

-¿Qué carajos te pasa perra estúpida?- dije ahora si tan furiosa que de haber tenido un arma le habría vaciado el cargador en la puta cara.

-Has silencio y cierra la puerta, he estado tocando hace media hora, no puedo permitir que Lucas me vea aquí en tú casa, creo que ninguna de las dos queremos eso ¿verdad Verónica?- realmente hubiera querido coger su cabello rojo, haber limpiado el piso con él y sacarla a patadas del edificio, pero, tenía razón, no quería que Lucas me viera con ella, así que cerré la puerta y aún de pie la miré.

-¿Qué quieres Jessica, no te bastó con mandar a tu matona anoche aquí?

-Realmente no, soy más de hacer las cosas por mí misma, además, ella no es mi "matona" como dices, es simple una amiga que preocupada por mí quiso vigilar al infiel de mi esposo y descubrir quien era la perra con quien estaba.

-No te recomiendo ofenderme en mi casa perra sucia, aún no me has visto realmente enojada- apreté los puños y la miré con desprecio, con más desperdicio.

-No, no te confundas Vero, ¿así te dice Lucas, no? También ella vigiló a mi otro hombre para ver si estaba con alguien, menuda sorpresa me llevé cuando me dijo que tú jugabas con mis dos hombres, te admiro Verónica, eres realmente im-pre-sio-nante, pero tuviste mala suerte a elegir a "mis hombres"

-No quiero tus falsos halagos ni tus amenazas, ayer terminé todo con Tom no te preocupes y con Lucas no tengo nada más que una amistad, así que no hace falta que lo involucres en esto, si jugabas con él para joder a Tom y a mí, puedes dejarlo de hacer.

-No te voy a mentir Vero, realmente al principio me molestó el hecho de que Tom me engañara, ¿me has visto?- se levantó del mueble y dio una vuelta como exhibiéndose, luego se volvió a sentar- no me falta nada, soy prácticamente la mujer perfecta, soy hermosa, inteligente y además ambiciosa, pero pese a eso Tom apenas me toca y no me presta atención, así que cuando supe que estaba con otra me molestó y quise una venganza, al principio pensé joder a uno de sus amigos, todos están coladitos por mí, pero luego tuve la maravillosa idea de joder a un trabajador de su empresa, así ambos estaríamos con pueblerinos.

-¿Así que no molestas a Lucas por mí?- pregunté.

-Al principio no, déjame terminar, como te decía, mi idea era estar con un trabajador normal, pero tampoco iba a estar con alguien que no me gustara, ni Tom vale eso, así que comencé a observar a todos los trabajadores buscando al indicado, hasta que vi a este muchacho tranquilo, bonito y que además no lo hacía mal en el trabajo, "Lucas, lindo nombre" pensé y allí empezó la cacería, no he avanzado mucho con él pues hace poco fue que lo comencé a trabajar, solo le he dado un beso dulce ja, ja, ja, pero sé que está totalmente enamorado de mí, me atrevo a decir que desde antes de todo esto.

-Muy linda historia y todo, pero deja ya a Lucas, él no tiene la culpa de nada de esto, como ya sabes, él es solo un muchacho bonito y estúpido, no le hace mal a nadie, te advierto que si le haces algo te rompo las piernas perra.

-Tranquila, Vero, no hay porque alterarse, vine aquí exactamente para eso, para negociar, la estúpida de mi amiga te contó toda la historia así que solo quiero que me prometas tu silencio, por supuesto, te recompensaré por ello, además de que también quiero que te alejes de Lucas, después de todo quiero seguir jugando con él- sonrío y en ese momento perdí la paciencia, me le abalance encima y la tomé por el cuello.