•Capítulo Dos•

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Lauren ~

A la mañana siguiente desperté sin ganas, apenas y pude sentarme en la orilla de mi cama.

Me levanté un poco modorra, me dirigí a la ducha, pero desafortunadamente estaba alguien bañándose, bah.

—¿Quién está ahí adentro?. —Pregunté.

—Yo, cariño. —Respondió Chris. —Lamento decirte que....

—Si, si...el príncipe Chris se esta bañando, ya me se tu frase boba. —Me crucé de brazos sonriendo de lado. —¿Podrías salir príncipe Chris? Que tu querida hermana necesita ducharse para verse espléndida el día de hoy. —Hablé imitando una voz de niña pequeña.

—Umm...dejame pensarlo. —Se quedó callado unos minutos. —NO—gritó carcajeándose, bufé.

Salí de ahí, hiendo hacía mi cuarto para sacar mis mejores prendas.

Pasaron los minutos y mi hermano ya había salido de bañarse.

—Como te tardas. —Suspiré, él me miro con una sonrisa.

—Lo sé, me tardo más que tú.

—La verdad si, ahora dame permiso para poder bañarme, por favor. —Le Sonreí.

—Umm...no, tienes que decir las palabras mágicas. —Sonrió aún mas, como le gustaba hacerme enfadar.

—Hay, como enfadas. —Dije, me estaba cansando de sus estúpidas bromitas. —A ver.....Querido hermano, ¿me dejas duchar? Por favor, tú sabes que eres el más guapo y el mejor de todos.

—Esta bien, pasa. —Quitó su mano dejandome pasar, me metí rápidamente y cerré la puerta. —Hermanita, se te olvido algo.

Me mire confundida, ¿qué es lo que se me había olvidado?.

Luego de unos segundos, entendí, se me había olvidado la toalla. Mierda.

—Hermanito, ¿me darías lo que se me olvido? Por favor. —Hablé desde adentro nerviosa. Si no me daba la toalla juro que no saldría vivo.

—Puede que si, puede que no. —Respondió burlón. Ah, ese chiquillo.

—¡Carajo, dame la maldita toalla, que se me hace tarde!—Abrí la puerta gritándole. Este chico si que me hace perder la paciencia.

—E-Esta bien..—Me la aventó asustado y se fue de ahí, sonreí.

Me adentre al baño, girando las perillas de la bañera, la agua comenzó a caer, me saque mi pijama dejándola a un lado, me metí completamente dejando que el agua recorriera todo mi cuerpo.

Finalmente acabe de bañarme, salí hacía mi cuarto con una toalla alrededor de mis pechos. Agarre una por una de mis prendas para colocármelas.

Ya cuando estuve cambiada, cepille mi cabellera larga despacio, no quería que mi cabello se maltratara.

Bajé a la sala a desayunar, todo estaba servido en el comedor.

—Wow, que delicioso se ve todo. —Dije agarrando un trozo de pan que se encontraba ahí.

—¿Te gusta? —Preguntó mi mamá desde la cocina.

—¿Qué si me gusta? Eso es poco....¡Me encanta! —Sonreí de oreja a oreja.

—¿Qué es todo esto? —Se escuchó a Chris desde las escaleras.

—El desayuno tonto. —Contesté, bufo.

La cicatriz que dejo el anillo ||Camren Jaurello||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora