Prólogo

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Una azabache caminaba por las calles de París, el día donde las nubes amenazaban con la lluvia como si el cielo comprendiera su dolor.

No se veía su dulce sonrisa.

No se veía su aura alegre.

Su mirada ya no veía el cielo.

Sus alegres vestimentas.

Reemplazadas por capas de dolor.

Para ocultar sus marcas.

Para ocultar lo que él le hacía.

Se dirigió a la Torre Eiffel, se hallaba sola, sin amigos, sin familia, sin amor completamente enjaulada en su mente queriendo ser libre.

Sola en la Torre, lloró, gritó, golpeó los barrotes de barandal descargando su frustración.

Estaba desconsolada.

Lamento una y otra vez su cegador amor.

Lamentó una y otra vez su idealización.

Lamentó no ver las señales que le daban.

Que debía alejarse de él.

Alejarse de Adrien Agreste.

Layla Rossi lo decía.

Kagami Tsurugi lo decía.

Incluso Chloe.

Chloe Bourgeois

Creyendo que intentaba separarlos cada vez que se abalanzaba a él.

Intentaba ayudarla.

Nunca lo vio hasta después de la noche de bodas.

Cortó lazos para que no le hiciera daño a sus amigos.

Amenazó con matarlos y hacerles la vida imposible.

Se volvió sumisa luego de ver a Alya Césaire y Nino Lahiffe casi morir cuando intentaron ir a verla.

-Es tu culpa por no obedecer Marinette, te dije que debías cortar la comunicación con ellos, es la consecuencia de tus actos- dijo la voz escalofriante, amable de Adrien cuando los vi en las camillas.

-P-pero... y-yo... por favor... salvalos Adrien, ¡Hare lo que sea!- dijo aquella chica impactada de ver a Alya y Nino en la camilla del hospital.

-¿Ahora estas dispuesta a hacer lo que sea?- su risa fría sin remordimiento, su mirada fría, lunática la miraron de manera penetrante.

-Salvalos Adrien, ¡¿que no eran tus amigos también?!- dije intentando ablandar su corazón con las palabras que le escucho decir alguna vez.

Su risa no era como las de antaño, era más fría, siniestra, y sarcástica.

-¿Realmente creíste esas patrañas?, solo lo dije para que me ayudaran a salir de casa, no necesito amigos Marinette, nadie me importa más que a mi mismo, y claro por supuesto mi amada esposa, que si hace lo que le digo sus amigos y familiares vivirán, si no, ya sabes lo que pasará- dijo tomando sus cabellos oliendolos.

-Cortare mis relaciones y hare todo sin rechistar, pero por favor no dejes que mueran- dijo temblando por su sonrisa siniestra.

-Eso espero Marinette- dijo llamando a los médicos diciendo que salven a la pareja de sus amigos.

Veinte años después, llenos de abusos, golpes, lágrimas, engaños, marcas que jamás serán borradas de su cuerpo y mente.

Tuvo el valor de salir de aquella mansión, no la siguieron afortunadamente.

RESURRECCIÓN (Chloenette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora