Extra✉

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"–Pero... ¿me prometes que mañana vendrás y me darás el beso?– el castaño abultó sus labios, haciendo que una sonrisa escapara de su rostro. Enternecido hasta el alma asintió con su cabeza; una última mirada fué lo que le regaló."

Lo siento mucho cariño.

Jay ahora mismo podría morir como el hombre más feliz y triste del mundo, está seguro de ello.
Podría abandonar todos aquellos tenues rayos de luz que a su apagada vida le dieron, porque, ciertamente, hacía bastante tiempo.... se había internalizado con la falta de fé, hacía bastante tiempo "Muerte" era su único compañero.

Aquellos monstruos, que hambrientos de pesadillas y vida lo devoran poco a poco, calan hasta sus débiles huesos instalándose en su interior, y sin piedad alguna, se vuelven testigos de sus noches más tristes.
Noches de llanto y plegarias, pidiendo un poco de piedad.

Te amo.

Jungwon, te amo.

La revoltura lo divide en dos, haciendo que su mente se adentre en una nebulosa sin fin. Punzando cada parte de su ser, Muerte le recuerda que sí lo acompaña no podrá cumplirle la última promesa a su novio, no podrá volver a besar esos nocivos labios.

Le ruega al cielo y las estrellas, que allá en donde quiera que vaya a estar, Jungwon lo perdone.

Un escalofrío violento florece la necesidad de irse; destrozando su ser, dejando el abrazo de la muerte como único consuelo. Desvaneciéndose, reacio a despedirse, esboza un último "Te amo" al aire, perdiéndose en la nueva luz que lo llama o quizás en los blanquecinos azulejos de su baño.

[...]

Un llamado intermitente, aquel maldito llamado que informaba una pesadilla en la vida real. Se rehusaba a creer esas viles palabras, necesitaba comprobarlo con sus propios ojos.

Su cuerpo temblaba, sus labios se abultaban y con cada paso que daba nuevas lágrimas adornaban su cara. La carrera se volvía finita, como si fuera infinita; pero debía llegar a verlo.

El agua corre, inunda el cuarto. Piel arrugada, carta en mano; débilmente acercándose a la puerta.

El vago presentimiento de que era verdad tal información irrumpe sus dañinos pensamientos, y de solo pensarlo lo hace asustarse más. Con prisa abre la puerta encontrándose al cuerpo sin vida de quién ha amado tanto, sosteniendo el cadáver de su novio, intentando revivir el débil corazón que hace tan pocas horas dejó de latir. 

El dolor se hace punzante y, reacio a dejarlo ir, lo encadena con llanto y escándalo pero no puede traerlo a la vida.
Acuna su rostro, palmea su mejilla... pero nada; besa su mano derecha intentando reanimarlo... pero nada, le susurra que ya es hora de despertar pero Jongseong ya se ha ido.

No.

Por favor Jay, no.

–¡Por favor, no me dejes!– gritaba con desespero.

Su mayor confidente, quién lo enraíza a esta tierra, a quién le ha entregado cada parte de sí mismo lo abandonó sin cumplir lo que le prometió.
Palpó la mano izquierda de Park, encontrando una pequeña carta o más bien un trozo de papel a medio escribir.

"Todo lo que quiero es oírte tocando una vez más mí puerta; devuélveme la fé, ruega por mí.
Te dejo mi último adiós Jungw"

Fin del extra.

Cartas al cielo - Jaywon  𝓸𝓷𝓮𝓼𝓱𝓸𝓽  (@soonheego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora