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(Parte 1/2)

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—..eya... Kaeya... Kaeya ya despierta.

Escucho una tierna voz que conozco, siento como sacude mi brazo y al segundo que abro los ojos me encuentro con el brillante cabello rojizo de este niño, sus ojos son de igual color y por alguna razón el verlo sonreír hizo que sintiera mi corazón palpitar mas rápido de lo normal.

Es de mañana, la luz natural del sol que se encuentra saliendo timidamente hace que el cuarto brille y que pueda ver las particulas de polvo en el aire junto a la ventana. Oigo afuera algunos pajaritos cantando alegremente, siento la suave sensacion del colchon de calidad y las sabanas, vuelvo a mirar hacía el techo de la habitación sintiendome extraño, se siente como si hubiera despertado en el lugar equivocado.

—¿Uh?

—¡Desayuno! Ya esta listo, desayunemos juntos.

Diluc se sube a la cama poniéndose encima de mi dando pequeños saltitos de manera inquieta.

—¿Me levantaste para eso?

—Uh.. Si.

Mirándolo noto que el ya esta cambiado pero yo aún tengo mi pijama puesto, no creo que sea buena idea solo salir así.

—E-espérame, debo cambiarme.

—Ah, si, es verdad.

El se baja por fín y puedo salir de la cama, sobre el mueble junto a mi cama ya se encontraba doblada perfectamente un conjunto de ropa que alguien había preparado.

Dilic se puso muy inquieto cuando me vio sacarme los pantalones para poder cambiarme, el se apresuro a decir que me iba a esperar afuera, reí ya que tartamudeo tanto que parecía que podría morderse la lengua, me había cambiado en la misma habitación antes y ¿ahora se avergüenza?

Una vez cambiado salí de la habitación encontrándomelo esperando por mi justo al lado de la puerta.

—Vamos.

El toma mi mano para hacer que lo siga mientras el camina por los pasillos de esta lujosa mansión con total normalidad, la decoración de la pared es propia de una familia adinerada, las alfombras, las luces, todo se siente tan extraño, solía sentir que no pertenezco a este lugar pero ahora mismo es algo... Confortable.

Bajamos las escaleras para llegar a la sala, las sirvientas están cerca de la mesa ya preparada, todo lo que hay en ella se ve tan ostentoso, hay dos tazas de te en una bajilla que parece costosa, quizas por los toques dorados en sus bordes, cosa que hace que me de miedo romper algo accidentalmente, también hay una cantidad de postres de aspecto delicioso que creo que no podríamos terminar de comer aunque tuviéramos mucha hambre.

Diluc se sienta sin pensárselo mucho, es tan natural en el, de alguna manera el pensamiento de que no pertenecía aquí volvió a mi y me quede quieto observando la vista frente a mi. De alguna forma seguía sin acostarme del todo a este lugar, pero ver a Diluc haciendo todo lo posible para que no la pase mal me hace muy felíz.

—Kaeya, ¿no te vas a sentar?

—A-ah.. S-si.

La voz de Diluc me sacó de mis pensamientos, me apresure a sentarme a su lado ya que las sillas estaban una al lado de la otra, mientras veía todas las cosas dulces que podía elegir Diluc ya se habia puesto a comer una tarta con mucha crema y a su lado se había acercado unos cuandos pastelitos, para ser un noble no tiene tanta elegancia al comer, incluso su rostro se lleno de crema batida por la forma en que devoraba los postres. Me rei al verlo, me sentí mas calmado una vez las sirvientas se alejaron un poco, y tome de mi taza de te mientras veía a Diluc comportarse como todo un chiquillo. El me acerca pasteles llenos de crema con fresas en su interior que se ven tan sabrosos que mi boca saliva sin poder evitarlo. Ahora que estaba mas relajado me permití imitar al niño junto a mi, disfrutando el momento como si no existiría nada más en el mundo.

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