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(Parte 2/2)

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Es una bonita y tranquila mañana. Esta fresco afuera lo que hace que me den mas ganas de volver a casa para seguir durmiendo que de costumbre. La puerta se abrió con rudeza haciendo ruido al chocar contra la pared, el susto hizo que mirará hacía allí dejando mi taza de té a medio servir.

—¡Lisa!

—Kaeya, ¿no puedes entrar civilizadamente?

Coloqué mi tetera sobre la mesa suavemente para prestarle atención al capitán de la caballería que se encontraba agitado, caminó hacía mi y golpeo la mesa con sus manos.

—¡¿Qué hice anoche?!

—Cariño, si no estuvieras sonriendo como un loco diría que estas enojado.

—¡Lisa! ¡Es importante!

—Siéntate, estas muy alterado.

—Ah... Si.

El se sentó obedientemente y se quedó expectante, esperando una respuesta. Su cabello esta desordenado, esta sudando, sus ojos estan algo rojos claramente por haber llorado, su ropa mal puesta e incluso arrugada, si, esta hecho un desastre, ¿y así vino hasta aquí? Tiene suerte de que es muy temprano como para que alguien lo haya visto en tal estado venir hasta aquí, o por lo menos, espero que nadie lo haya visto.

Kaeya suele ser enigmático, molesto y serio con su trabajo pero cuando se trata de amor el en verdad se vuelve loco, tal vez, porque no esta acostumbrado a sentirlo.

—Cielos, te ves del asco.

—Seguro que si...

—¿Diluc cuidó de ti?

Dije porque ya había escuchado cosas sobre la noche anterior en el Angel's Share, la gente de Mondstadt adora los chismes y yo no soy una menos, los rumores siempre vuelan rápido sobretodo si incluyen al hombre mas famoso del lugar, no solo por su atractivo sino también por su riqueza.

—En serio.. ¿Qué es lo que sabes?

—Bueno... Tal vez quieras sentarte y hablarlo con calma, incluso beber té conmigo para calmarte un poco.

Se sento frente a mi, con una mueca en su rostro aceptó la taza que le ofrecí colocando dos terrones de azúcar más aparte de los que ya habia puesto, revolvió mirando la taza y sorbio lentamente, yo lo miré esperando que la bebida caliente lo relajara.

—Entonces..

—Obviamente no estuve alli pero ppr lo que oí ese bardo idiota te retó a beber con él y tu como otro idiota aceptaste, en algún momento te dejo allí solo, cuando ya era tarde en la noche y casi no quedaba nadie excepto tu y un par de personas más, estabas tan borracho que le hablabas a Diluc sin saber que era él.

—No me gusta por donde va esto...

—Y se pone mejor, le hablaste del pasado, le dijiste que Diluc pequeño era realmente lindo.

—No puede ser, que vergüenza.

—No solo eso, también que lo extrañabas mucho y cuando intentó callarte mordiste su mano.

—Ugh...

Se tapó la boca con su mano como si eso pudiera hacer que lo que hizo fuera menos vergonzoso.

—Intentó sacarte afuera pero empezaste a decir que nunca pudiste responderle bién y la cara de Diluc se puso roja, no se más ya que él echó a todos poco después.

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