Jorge y Ana habían vuelto al hotel luego de la comida. Ya caí la tarde y habían decidido irse a relajar y descansar, y de paso aprovechar las facilidades del hotel ya que habían pasado la gran mayor parte de su estancia en Villa de Leyva rondando por sus alrededores.
Jorge había decidido irse a duchar primero y a pesar de sus intentos, Ana había decidido esperar. En ese caso, Jorge preparó el jacuzzi, lo llenó de burbujas y aromas. Colocó velas aromáticas y aceites, apagó la luces dejando solo aquellas de poca luz y entró a su app de música y lo colocó en aleatorio. Se adentró en el agua tibia con la esperanza de que Ana, al escuchar la música y la buena vibra que salía del lugar le hiciera compañía. Bajo ninguna circunstancia deseaba presionar a Ana en aquella locura. Todo lo que había sucedido hasta el momento había sido por consentimiento mutuo, pero ambos sabían que lo inevitable estaba por suceder. Prontamente tendrían que volver a su realidad y a pesar del deseo ferviente de ambos de permanecer en su pedazo de cielo, no podían postergar más el regreso a la realidad.
Mientras Jorge meditaba en el jacuzzi, Ana se encontraba observando el paisaje desde el pequeño balcón de su habitación. Sin saberlo, ambos estaban conectados en sus pensamientos. Por igual, Ana pensaba en no presionar más las cosas y dejar que estas fluyeran hasta tomar su cause. Igual que Jorge, comprendía que prontamente tendría que regresar a Bogotá, que su regreso a la realidad era inminente e impostergable a pesar de sus esfuerzos porque no fuera de esa manera. Sin darse cuenta, recordó a aquellas personas que los estarían esperando en Bogotá a su regreso. Pensó en Valentina, en sus hijas, su trabajo... no pudo evitar sentir una punzada de dolor al recordar que todavía le esperaban largos meses de grabación por delante para finalizar la novela que hacía unos meses grababan. Pensaba y pensaba como le harían para retomar las grabaciones sin que nadie se diera cuenta de lo sucedido... total, cada uno de ellos sabía la historia detrás de Ana y Jorge, habían sido testigos y guardianes fieles del gran secreto detrás de la química de Don Armando y Betty.
Mientras divagaba por sus memorias, recordó el último día de grabación antes de la inesperada salida a Villa de Leyva. Y una lágrima salió de sus ojos. No pudo evitar borrar el recuerdo de una Bel herida y decepcionada, de su memoria. Se detuvo a pensar en ella y en sus hijos y en lo mucho que estaría sufriendo por su culpa. No podría permitir hacer más daño a causa de un amor que parecía imposible, una vez más, Ana tendría que hacer lo que hacía muchos años atrás le había tocado hacer. Sentía que no era justo para ella ni para Jorge, pero si por algo se caracterizaba Ana María, era por ser una mujer recta y fiel a sus creencias y en este caso, debía a toda costa, proteger a esos niños que nada tenían que ver con este enredo y no privarles de crecer en un hogar lleno de amor por ambas partes. Si... eso era lo que debía hacer. Jorge una vez más tendría que entender que era lo correcto. El había jurado amor a esa mujer, había jurado que sería para bien o para mal y Ana no podría ser quien destruyera ese hogar que con tanto esfuerzo habían construido.
Decidida a hablar con Jorge sobre el asunto se pasea nerviosa por la habitación esperando que saliera del baño. Pasados unos 10 minutos se decide a entrar y ver que sucedía pues hacía más de media hora que Jorge había entrado a ducharse y no había salido. Ana preocupada por él, abre la puerta del baño y se encuentra con lo que a su parecer era una escena romántica de la cual ella era protagonista pero se estaba perdiendo.
-¿qué haces? ¿Por qué tantas velas y la luz baja? ¿Música también?-Ana estaba entre sorprendida y encantada por ver el lado romántico de Jorge salir. Se ríe nerviosamente pensando que él hubiera preparado todo eso para ella y ella lo había rechazado con un rotundo no.
Jorge la mira lloroso -pues había llorado un poco mientras estaba sumergido en sus pensamientos- y le sonríe. Fuera una sonrisa tierna, que derritió a Ana María y la llenó de ternura. No pudo evitar devolverle la sonrisa. Jorge extendió su mano e hizo ademán con ella para invitar a Ana al agua. Ella, como si estuviera en un hechizo, asintió con la cabeza y comenzó a desvestirse. Jorge la miraba extasiado. Como si nunca en su vida hubiera visto cuál mejor cosa. Tan pronto Ana estuvo libre de sus ropajes, la intensidad de la miraba de Jorge y el frío de la habitación le habían hecho temblar. Jorge vuelve a hacer ademán con su mano para que esta lo acompañe. Ana, como si estuviera danzando, de puntillas se acerca lentamente al jacuzzi, Jorge sin perderla de vista, le sonríe dándole la confianza necesaria para que esta pierda el miedo y se deshaga de cualquier pensamiento y sentimiento que la embarga hacía tan solo unos momentos.
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Desencuentros
FanfictionEsta historia narra los encuentros y desencuentros de Jorge Enrique y Ana Maria. La historia pretende narrar lo que los fans y JEAMO shippers hemos querido saber que sucedio entre ellos y nunca sabremos. Asi que si eres un JEAMO shipper esta histori...