Capitulo I. Grimmauld Place 12

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Miré el pasillo asombrada, era como un túnel, largo, lúgubre, oscuro y gris.

¿Enserio había elegido vivir allí?

Aparentemente sí.

No recordaba que fuera tan oscuro aquel lugar, lo recordaba más frio que otra cosa, pero oscuro no, frio, pero con vida, la señora Black había sido una genial mamá alegrando nuestra estancia. Mientras más me iba acercando al final del pasillo, más recordaba la estructuración de la casa, había una pequeña salita a la izquierda y el comedor y cocina estaban a la derecha, arriba estaban los cuartos y en las escaleras estaba el retrato de la abuela de Orión, el cual siempre era cuidado y mantenido por Kreacher, el elfo de la familia Black. Algo había mencionado la señora Black aquellos días en esa sala pequeña sobre el elfo y su difunto cuñado, el tío de Orión, que ambos permanecieron juntos hasta el día de su muerte, y desde entonces, Kreacher era quien cuidaba de la casa y la familia del tío.

Me había parecido extraño el no haber encontrado a ningún otro familiar Black en la casa además de ella y Orión, sin embargo, no me atreví a preguntar sobre el tema.

Al acercarme casi completamente a la sala comencé a escuchar voces provenientes de la cocina, definitivamente, por lo que mi cabeza comenzó a maquinar con una velocidad increíble, ¡Orión, lo había olvidado!

¡Orión podía estar aquí!

Si bien se había ido a la casa del tío Remus perfectamente pudo haber regresado. Emocionada por aquel descubrimiento comencé a aproximarme a la puerta con mayor rapidez, pero antes de poder pararme en el marco de la puerta, padrino posó una de sus manos en mi hombro para que me detuviera y guiñándome un ojo, se me adelanto, entrando primero al comedor saludando a los presentes.

Mamá, quien había estado también detrás mío, me sonrió y besó mi frente para después tomar mi mano y acercarnos juntas. Al posicionarnos en el marco de la puerta mamá saludó a los presentes al mismo tiempo en que soltó mi mano y se fue a sentar al lado de padrino, ¿Dónde habían dejado mí baúl?

Las personas dentro de la habitación se habían quedado viéndome expectantes, por mi parte me había quedado casi muda, pues la cantidad y calidad de personas que se encontraban reunidas en torno a la mesa me había dejado impresionada, y no fue así hasta que el profesor Lupin se me acercó.

– Torum Mcgonagall, qué bueno es verte de nuevo – comentó sonriente para después acercarse y abrazarme, yo le sonreí y le devolví el cumplido.

Detrás de él, observé cómo el señor Black se levantaba de su asiento y ser acercaba, sin embargo, cuando el profesor Lupin me soltó, la señora Weasley se me acercó en carrera para abrazarme.

– Cariño hace mucho no sé de ti, ¿cómo has estado, tienes hambre? ¿ya cenaste? Profesora Mcgonagall ¿por qué llegaron tan tarde, hubieran cenado con nosotros? Ante tal mención, mamá solo pudo atinar a sonrojarse un poco mientras que yo negaba sonrojada también, pero con una sonrisa en la boca.

– No se preocupe señora Weasley, ya cené en mi casa, así lo habíamos planeado desde hacía una semana.

Ella me miró confundida, mas no pudo hacerme ninguna otra pregunta, pues me escabullí de sus brazos para, ahora sí, saludar al señor Black.

– ¡Qué dicha que estas aquí! Orión está durmiendo en estos momentos, pero de seguro mañana derrumbará la casa de felicidad al ver que estás aquí.

Al escuchar su comentario solamente pude sonrojarme y sonreírle.

– Gracias por dejar que me quede, señor Black, es genial verlo de nuevo.

La Señorita Mcgonagall No es Perfecta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora