Eran alrededor de las siete de la mañana cuando Yongsun se despertó siendo casi tumbada de la cama por el brusco movimiento de su esposa, al ser despertada por el estrepitoso chillido proveniente del monitor para bebés que, mordazmente estaba colocado a lado de la mesita de noche del lugar de dormir de su esposa. El sonido hizo que esta saltara bruscamente de la cama y le empujara en el proceso.—¡Por el amor de Dios, qué sucede! —Yongsun se llevó una mano al pecho, mientras, a tientas, Moonbyul buscaba apagar los chillidos de su histérico bebé al otro lado del aparato.
Moonbyul soltó un suspiro de alivio cuando la habitación volvió a quedar en silencio.
—¿Acaso acabas de suspirar aliviada? —Yongsun le miro con falsa incredulidad. La diversión goteando de sus ojos marrones.
—Solamente finjamos por un momento que tenemos un solo hijo. —Yongsun soltó una risotada cuando los labios de la mujer a su lado se fruncieron en una mueca divertida mientras escondía su cabeza en la almohada.
—Pero tú querías esto. —Yongsun respondió con sorna.
—Ya no es divertido. ¡Me quiero bajar de este juego mecánico llamado maternidad!
Yongsun volvió a reír ante los comentarios mordaces de su esposa. Pero una cosa si estaba clara, no podían quedarse en la cama haciendo chistes mordaces acerca de su hijo pequeño.
Moonbyul se incorporó, quedando sentada con la espalda sobre el respaldo de la cama, mientras se inclinaba a un lado y volvía a subir el volúmen del monitor. Esta vez los chillidos se convirtieron en gritos que desesperaron el corazón de madre de Yongsun.
Ella se levantó de un salto de la cama, mientras se ponía una bata. En pasos apresurados, Yongsun empujó la puerta giratoria que separaba la habitación de su hijo de la suya.
—Cariño ya estoy aquí. Ya estoy aquí. —el niño, —que se encontraba incorporado a los pies de su cuna, sosteniéndose de los barrotes de esta como si su vida dependiera de ello—, llevaba los ojos y las mejillas rubicundas por el llanto, y los tirabuzones de su pequeño cerquillo se le pegaban a la cara.
El niño sollozó, estiró los brazos y el corazón de Yongsun se calentó en una angustia tácita.
—Haein-ah, ya estoy aquí. —el niño salto al cuerpo de su madre, enredando las piernas y los brazos alrededor de ella; todo un abrazo desesperado. Ella le beso la frente mientras le acariciaba la cabeza parsimoniosamente. —Aigoo, no seas tan exagerado…
Yongsun volvió a su hijo de frente y le metió un dedo a la boca, masajeando sus encías inflamadas. Su hijo había comenzado la dentición a los seis meses, y solo le faltaban uno de los cuatro dientes principales.
La mujer escudriñó al niño con ojos compasivos. El bebé había estado molesto durante tres meses, y a pesar de que su pediatra había dicho que ahora que contaba con su primer año de edad, todo sería más fácil, a veces el pequeño Haein tendía a exagerar.
Ella balanceo el cuerpo del niño antes de dejar la habitación con su hijo en brazos para adentrarse a la de su hija mayor, que estaba alado de la del niño. Ella pensó que los gritos de Haein podrían despertar a la niña, ya que solamente su habitación contaba con paredes insonorizadas, pero se sintió aliviada cuando se percató que Wheein dormía tan plácidamente junto a tres gatos que se esparcían por todos los espacio desocupados que dejaba su cuerpo en la cama.
Yongsun cerró la puerta de la habitación de la niña y volvió a la principal.
—Puedes despertar a Wheein exactamente… —ella miro su teléfono. —En 20 minutos(?) tengo que prepararlos para el programa.
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Un Asunto de Familia
FanfictionLa historia del Moonsun, sus hijos y sus hermosos seis gatos.