Capítulo único

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Aclaraciones:

Cursivas son pensamientos y mensajes

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Baji no tenía trabajo ese domingo, al menos eso le mencionó en el último mensaje que le envió durante la madrugada, así que Chifuyu tuvo la vaga esperanza de poder juntarse con él, aunque todo dependía de su padre.

Y es que los domingos eran día de familia, entonces tenía dudas de si romper un poco el equilibrio estaban bien, después de todo el itinerario fue el mismo desde siempre y faltar a alguna de las actividades familiares era demasiado difícil.

Entonces su día era así:

En la mañana desayunaba juntos los tres, mencionaban alguna oración y comentaban algún versículo de la biblia y cuál era la interpretación que le daban. Cuando era más joven le parecía interesante, tal vez se sentía un poco más inteligente que el promedio al debatir sobre estos temas, pero actualmente le parecía absurdo sentirse así y aún más tener este tipo de tema en un desayuno de domingo, aunque lo seguía haciendo.

Después, cuando su madre terminaba de lavar la loza y él de levantar la mesa, iban a la feria, compraban lo necesario para los próximos dos días (aunque él iba a mirar a Baji en el puesto de papas, pero eso no tenían por qué saberlo sus padres), y volvían a casa para preparar el almuerzo, conversar de algún tema de la vida o de la biblia, dependía del ánimo de su padre y luego comenzaban con los preparativos para la misa de las seis. Después de la misa tenía la tarde-noche libre para salir o quedarse en casa.

Pero ese día era distinto, porque Baji no estaba en la feria trabajando, así que no tenía muchas razones para ir hasta allá y antes de que su madre preguntara si estaba listo para salir, Chifuyu le mencionó que tenía mucho que estudiar, así que su padre no tuvo problema con ser el hombre que acompañara ese día a hacer las compras.

Eso era raro, pero no molesto, no hoy.

Los mensajes de Baji comenzaron a caer cerca del mediodía, justo cuando acababa de sacar del fuego las papas para el puré, así que dejó todo de lado mientras mensajeaba con su amigo y reía con alguna ocurrencia que tuviera.

Uno de los mensajes era una foto donde aparecía su amigo recostado en su cama y el pequeño gatito que había adoptado hace poco miraba atento a la cámara del móvil. Eso le sacó una leve sonrisa, aunque no por el gato precisamente.

Pronto los mensajes pasaron a ser audios, según Baji estaba vistiéndose y por eso no podía escribir, aunque Chifuyu no se quejaba, siempre era bueno llenar la memoria de su móvil con audios que su amigo le enviaba.

Keii: ¿no fuiste a la feria, larva?

—No, por eso te hablo.

Keii: ¡Ah, mira! Interesante...

Y no dijo nada más.

No es como que le molestara que Baji le dejara de hablar, estaba bien, el que no fuese a trabajar no quería decir que no tuviese cosas que hacer en casa, seguro tenía que ayudar a mami Baji en alguna cosa, así que tampoco dijo nada después.

Miró con atención el reloj de la pared, ese que sus padres siempre decían que lo compraron el día en que se comprometieron y lo tenían desde ese entonces, que era incluso más viejo que él; esto último lo hacía para tener algo en qué ocupar su atención, olvidando completamente el hecho de que tenía que terminar con el puré y que pronto llegarían sus padres para continuar con la rutina del día domingo, pero un mensaje lo alertó y lo hizo olvidar nuevamente las papas, el reloj y cualquier cosa que tuviese que hacer.

Limones [AU / BajiFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora