Capítulo 1

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Lan Wangji odiaba tener que salir de su oficina para ir por papelería a recepción, cuando tenía un secretario que debía hacerlo por él. Pero el mencionado ni siquiera estaba en su lugar de trabajo. De nuevo. Tenía que hacer limpieza de personal aparentemente.

Odiaba que su día perfectamente organizado fuera alterado por alguien más.

Al llegar al escritorio de la recepcionista, se preparó para pedir su cometido, cuando por el rabillo del ojo captó el suave movimiento de una larga coleta negra y lacia junto a una dulce y animada risa.

Wangji ni siquiera pudo pensar demasiado lo mal que se debió ver, que él, el frío y aburrido Lan Wangji, hubiera fijado su mirada en dicha persona y no moverla inmediatamente.

El chico que había captado su mirada estaba riendo con una enfermera, mientras con una mano cubría sus labios. Era alto, de cuerpo firme y con curvas deliciosas (Wangji admite que prestó especial atención a ese bello durazno) y Dios, desearía verlo de frente para apreciar mejor la vista.

Por suerte, Wangji recordó en donde estaba, con quiénes estaba y lo que estaba haciendo. Porque claro, ver intensamente a una persona completamente ajena a tu existencia podría ser considerado acoso, y no gracias, no necesita entrar en algo así.

Pero de nuevo, la hermosa risa picara del chico evitó que pudiera recuperar la compostura que su moral y dignidad exigían, (sí Wangji hubiera puesto más atención, habría notado la cara asustada de su secretario al ver a su jefe en recepción mientras corría de regreso a los elevadores) para la mala -o tal vez buena- suerte del joven Lan, el chico risueño se giró sobre sus talones y chocó miradas con él, dorado y plateado hicieron choque y se mantuvieron fijos por unos segundos.

Wangji no sabía sí retirar la mirada y correr a esconderse o acercarse y saludar, aunque... No es que sea buen conversador. Olviden lo último.

Hoy al parecer se había despertado del lado correcto de la cama, porque el guapo hombre le sonrió abiertamente y guiño un ojo coqueto mientras avanzaba hacia su dirección, y Lan Wangji puede decir en su defensa que no lo pensó realmente, no tuvo ese tiempo gracias, solo corrió.

Literalmente, corrió a las escaleras de emergencia del personal.

El chico de ojos grises se vio a sí mismo, pensando si había asustado al etéreo hombre frente a él o... No era lo suficientemente agradable para obtener una conversación sana.

-Lástima -suspiró decepcionado-

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Ya en su oficina, Wangji quería golpear su cabeza contra su escritorio.

¿Acaba de dejar al posible amor de su vida colgado en recepción?

¡Por todos los cielos! Que alguien lo golpee por idiota. ¡Ew! Mejor no, no quiere a algún extraño tocándolo.

Que más da. Igual hubiera hecho el ridículo si se quedaba a hablar con el chico, las palabras a extraños no era lo suyo. Recordó darle una oportunidad más al haragán de su secretario, gracias a él había conocido al que probablemente sería su alma gemela. Que no volvería a ver. Jamás.

Eso no lo hacía sentir mejor.

-Patético -suspiró para sí mismo-

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Dos días después volvió a ver al hombre, esta vez estaba supervisando el área de dermatología cuando volvió a escuchar esa inconfundible risa. ¿Podrá ser...?

La Locura De La Libertad °•WangXian•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora