꒰🍥꒱ veinticinco.

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Se sintió como un verdadero cobarde cuando escuchó la puerta de su departamento abrirse y los pasos acercarse, saltando en su lugar por el susto del ruido repentino. Jin se asomó y lo miró con la cara seria, pero las mejillas rojas; parecía avergonzado y molesto al mismo tiempo, y eso asustaba a Jungkook.

Tragó saliva al ver lo que traía puesto.

Es decir, Seokjin siempre usaba shorts cuando estaba en la casa, decía que le hacía sentir fresco, pero en ese momento no fue nada conveniente. Esa playera era suya, definitivamente, le quedaba extra grande y le caía como cascada a todas partes, casi ocultando sus shorts si no fuera porque una de las orillas estuviera enredada en los inicios. Sus gruesos muslos estaban expuestos y los shorts eran sueltos, no tan cortos pero quizás sí demasiado como para ser de hombre. En ese momento estuvo muy consciente que la mayoría de los shorts de Seokjin para estar en casa eran así de cortos, ¿todo el tiempo estuvieron esos muslos al descubierto a su alrededor? ¿Por qué hasta entonces no lo había notado?

Jin notó que Jeongguk no dejaba de observar sus piernas como si recién se hubiera dado cuenta que las tenía. Sonrió nervioso y secretamente presumido. Por supuesto que le gustaba esa atención.

Nadie dijo nada por un buen rato, permaneciendo en silencio, solo mirándose mutuamente. Cada vez que alguno quería hablar, volvían a cerrar la boca y luego apartaban la mirada, para al segundo volver a verse. Nunca habían estado así de incómodos y tensos alrededor del otro antes, era tan raro. Se sentía tan extraño.

Un peculiar ruido salió desde el departamento de Hoseok y ambos miraron la puerta como si pudieran ver a través de ella. Era muy obvio lo que sucedía ahí dentro.

—¿Quieres entrar?

Jungkook negó como un chiquillo encaprichado, todavía pegado a la pared del pasillo, el cuerpo tenso.

Seokjin se hubiera reído de su postura asustadiza en cualquier otro momento, pero esa vez necesitaba verse serio para lo que pensaba hacer.

—Vamos, entra, solo vamos a... vamos a hablar. —le sonrió angelical, tratando de convencerlo al hacerle ojitos bonitos.

Sabía a que era una debilidad suya, Jeongguk no podía decirle que no si ponía esa carita tierna, sencillamente no podía, nunca pudo y no iba a hacerlo ahora. Aunque se negara y apartara la cabeza, Jin se acercó y lo acorraló contra la esquina del pasillo, lo que hizo que Jungkook se estirara y alzara la cabeza con tal de no caer en la trampa. Lo escuchó tomar aire y retenerlo, pero Seokjin no se rindió e incluso se colocó de puntitas -aunque no eran tan diferentes de altura-, para atrapar su rostro con las manos y obligarlo a mirar.

—¿Por favor? —le susurró, haciendo un puchero.

Su piel se sentía caliente bajo sus palmas.

—Te prometo que no haré nada que no querías, ¿ok? Solo hablar.

Jungkook tragó saliva, usando toda su fuerza de voluntad para tratar de negarse ante el soborno de carita tierna, ¡pero es que no podía! Seokjin se veía tan bonito haciendo esos ojitos de cachorrito con ese puchero pequeño y las mejillas rojas que no pudo decirle que no, así que al final acabó bufando en rendición y asintiendo.

—¡Está bien! Vamos, solo hablar.

—¡Okey! —Seokjin lo soltó y dando saltitos alegres se dirigió al departamento. —¡Apúrate, daddy! A menos que quieras escuchar gritar a Hoseokie.

No, no quería.

Todo su cuerpo tembló ante el apodo, si antes su cara se sentía caliente, ahora estaba ardiendo. Contó mentalmente hasta tres y luego entró detrás del mayor, cerrando la puerta. Jin estaba parado a mitad de la entrada, con las manos en su espalda y la sonrisa que nunca abandonó su rostro. Estando solos y con Seokjin mirándolo así, comenzaba a sentir que hablar sería lo último de sus planes.

Me gustas, no es un meme ): || GgukJin ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora