— ¿Tú crees que hará un buen trabajo?
Harry se había decidido hacía poco, los primeros viajes que Louis hiciera, él lo acompañaría, no podía arriesgarse apenas a que le pasara algo al omega de su socio. Ningún socio se había quejado de Harry en el tiempo que llevaba metido dentro del negocio, y por culpa de ese niño de diecisiete años no iba a ser la primera vez, eso seguro.
Al final Zayn optó por acompañarle, por la seguridad de Louis, por la de Harry, y por la suya propia, porque cierto rubio en la mansión no dejaba de perseguirle preguntándole cosas estúpidas o buscando excusas para que Zayn le dirigiera aunque fuera la mirada.
Pero una vez más, no lo había conseguido.
— Se ha tragado sesenta dedos en vez de cincuenta, y su cuerpo no está desarrollado o capacitado para tragarse tantos de golpe —comentó, mirando a través del parabrisas—, se le ve bastante dispuesto a hacer su trabajo.
El chico de ojos verdosos tenía el brazo apoyado por el borde de la ventanilla, mirando de manera fija el edificio en el que el pequeño omega de diecisiete años había entrado hacía apenas cinco minutos.
Su pie daba pequeños golpes de manera repetida a una distancia prudente de los pedales del coche, y con su otra mano libre, pasaba la huella de su dedo pulgar por el volante en movimientos lentos y cansados.
— Si volvemos a hacer negocios con el viejo, no cogeremos al niño.
— No hemos tenido opción, Harry —habló el pelinegro, con su acostumbrada voz de cansancio—, le pedimos a su mejor hombre y simplemente nos lo ha dado.
No sabía por qué le molestaba tanto ver a ese chico de ojos azules trabajando para él, pero algo en su cabeza le repetía una y otra vez desde hacía horas que algo en ese omega era diferente. Desde el momento en el que ese gran escalofrío recorrió su espalda hasta hacía seis minutos cuando lo vio entrar en uno de sus edificios con el estómago lleno de dedos de cocaína.
— Me da igual, no vamos a hacer de niñeros, y mucho menos vamos a cargar con la muerte de un menor.
Zayn pasó la mano por su pelo, peinándolo de manera lenta y reacomodándose en el asiento de copiloto, dándole un vistazo de desconfianza y curiosidad a su amigo y jefe.
— ¿Ha pasado algo en la reunión de esta tarde?
Su ceño se frunció un poco, en la mejor cara de confusión posiblemente fingida de la historia.
— ¿A qué te refieres?
El otro por su parte se encogió de hombros. por la radio una melodía calmaba y baja sonaba por el fondo de la conversación, relajando el ambiente y el mundo en el que cada uno estaba absorto.
— Nunca te había visto quejarte tanto por una ayuda extra.
Eso era cierto, Harry nunca se había quejado porque algún socio le prestara a alguno de sus hombres, pero no podía dejar de darle vueltas a Louis, sentía la necesidad de apartarlo a toda costa.
Miró varios segundos a su mejor amigo, debatiéndose internamente entre soltarlo o no, si bien era cierto que aunque Zayn no supiera dar consejos, también lo era que a Harry de una manera u otra siempre le relajaba explicarle las cosas a ese pelinegro.
— Cuando estaba en la reunión y le di la mano... sentí algo.
La cara de confusión del copiloto superaba con creces la que Harry había hecho anteriormente.
— Te explicas como la mierda.
Suspiró con cierta frustración. Explicar la sensación que recorrió su espalda cuando tocó por primera vez la mano de Louis era algo indescriptible, una sensación que no bastaba de solo palabras para saber de ella.
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OCEAN [LARRY STYLINSON]
FanfictionY como dijo el dicho: "En el momento en el que conozcas al otro extremo del hilo, un gran cosquilleo te va a recorrer por la zona que más le guste de tí".