CAPÍTULO 7

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Para sorpresa de Louis pero de nadie más, después de esa precipitada conversación no pasó nada. Harry simplemente se fue a su habitación para pensar en cómo podía ser un buen Alpha para alguien, incluso lo buscó por Internet, algo que a nadie en esa casa les sorprendió mucho, no viniendo de él: alguien que tenía el nivel de afecto emocional de una piedra.

Aun así, ambos tuvieron claro desde ese momento que deberían empezar a trabajar como un equipo para unirse de una forma u otra.

— Voy a ver si Louis está listo, debéis iros ya.

Hoy, por primera vez en esos tres días, Harry debería llevar solo a Louis, pero sabiendo a donde iban, era mejor así, aunque no se separase de el en todo el viaje.

La tercera localización de la lista era la mansión de uno de los mejores socios de Harry: el señor Fenner, uno de los betas más prepotentes y manipuladores de la historia; Niall ni siquiera tenía punto de comparación con él.

El señor Fenner fue uno de los primeros socios que tuvo Harry al empezar en el contrabando, por no decir el primero. Lo engatusó de la peor manera que podría haber hecho; disfrazando el puesto en el que se encontraba y el poder que tenía, pero para cuando Harry se quiso dar cuenta de la mierda que era su socio, ya habían hecho el pacto.

Ese hombre era conocido por ser el primer beta en la costa que tenía a tantos alphas trabajando para él... por eso y por despreciar a los omegas.

Por esas razones y más, Harry no se fiaba ni un pelo de dejar a Louis entrar solo a ese sitio.

¿Un omega en una casa llena de alphas y gobernada por un villano que los odia? Ni de broma.

— Iré mientras tanto a por el coche.

Le dio un último bocado a su leche con galletas María Oro y agarró el café que tenía preparado justo al lado, se había levantado temprano para comprarle uno a Louis, ya que durante esos dos días no había desayunado y el chico apenas comía.

Otra cosa para añadir a la lista de Louis: sus comidas favoritas.

La ficha que Harry tenía en su mente del pequeño omega estaba casi vacía, no más allá de lo que había dicho de manera abierta estando con los chicos delante.

¿Que podría saber Harry de Louis que nadie más supiera?

Bajó un poco el volumen de la radio en cuanto sintió ese dulce olor emanando desde la puerta, allí con una gran cara de felicidad a la par que cansancio. Después de querer hacerse el valiente delante de Harry y decirle lo que podía pasar entre ellos, los nervios fueron tan grandes que apenas pudo pegar ojo.

— Buenos días, señor Styles —fue lo primero que dijo al entrar en el coche.

Se frotó los ojos nada más atarse el cinturón, como que esa vez iban los dos solos en el coche, Louis se pudo sentar delante como copiloto.

Sin hablar apenas, el Alpha le extendió el pequeño café que tenía preparado, y aunque el chico a su lado lo hubiera cogido encantado y agradecido, prefirió guardarlo para después, para cuando no llevase en su interior un total de sesenta y cinco dedos de cocaína en el estómago.

— Esta vez entraré contigo, ¿de acuerdo?

Se sorprendió al escuchar esa afirmación, sin entender bien bien cuál iba a ser la función de Harry en esa casa. Aun así tampoco le importaba mucho, los dos destinos anteriores en los que había estado fueron de lo menos hospitalarios y amables con él, así que teniendo a ese hombre a su lado por lo menos no se sentiría tan solo.

La radio a esas horas acompañaba perfectamente el camino al próximo destino de la lista; aún era verano y era tan temprano que el sol todavía no había salido. El coche negro del Alpha recorría una carretera cercana a la costa, y en cuanto Louis lo descubrió, no pudo apartar siquiera la vista de su ventanilla. Apenas era una playa, incluso de fondo se veía el gran puente de San Francisco, pero era lo más cerca que había estado esos días del mar.

OCEAN [LARRY STYLINSON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora