Siempre los cambios son buenos, y mas de escuela. Yo recién tenia 15, y estaba aterrado, pero sobre todo emocionado por entrar a la preparatoria.
Pero,siempre, siempre a mi alrededor hay desastre.
La prepa es una escuela enorme (y pensar que ya tengo poder sobre ella ),con casi 1300 alumnos,obviamente para entrar hay que hacer examen de admisión, y lo normal es hacerlo,pero también hacerse notar, vistiendo de manera perfecta; bueno en mi caso, por ser tan desastroso y confuso, llegue tarde,con unos tenis desgastados,una camisa blanca y una bermuda gris que usaba de pijama. Si,ese era yo. El día mas significativo y yo estaba en fachas. Llegue a las 11 de la mañana, todo por olvidar la fecha; cuando llegue al aula,todos me miraban bastante feo, pero no le tome importancia y me dispuse al examen, siendo francos fue lo mas sencillo. Fui el ultimo en entrar y el primero en salir.
Llegaron los primeros dias de clases y yo era la persona mas atenta y responsable de mi salón, tanto que a los dos dias fui electo jefe de grupo, mi salón me parecía perfecto, estaban conocidos y era una oportunidad para comenzar nuevas amistades. Yo era muy amigable que me juntaba con todos, y siempre conseguiamos divertirnos, hasta una foto toda loca teníamos con el presidente municipal. Pasaron las primeras dos semanas y un par de chicas fueron mis amigas,y hasta ahora lo son, ellas: Teresa, una chica bastante simpática, y con cierto grado de manipulación, también esta Aurora,ella ha sido alguien que esta conmigo desde el preescolar;Natalia e Irlanda, ellas son gemelas, ambas muy guapas y bastante graciosas.
Pues bien, un dia, justo en el receso,estaba con Teresa y Natalia cuando nos encontramos con un chico, de piel muy blanca,un cabello perfectamente dorado y desalineado, delgado y con unos ojos claros,cubiertos con unos lentes,su nombre; Santiago.
Anteriormente ya me había interesado en una amistad con el, pero Maricruz, una chica ala que pretendia,me dijo que le caía mal.
Pues bueno. Ahora estaba con el, y con dos de sus mejores amigas, que resulta que también son las mías, así que nos presentaron formalmente.
-Un gusto,Eduardo, pero llámame Lalo- le dije de manera cortes y sonríendo de lado.
-El gusto es mio-se limitó a decir eso, mientras prestaba atención a un tronco.
-Santi,sabe mucho de tecnología, puedes preguntarle cualquier cosa- dijo Natalia, mientras Teresa asentaba con la cabeza.
Como yo era muy responsable,les dije de manera educada que me adelantaba al salón, pues teníamos clases.
Al llegar al salón, Teresa me comentó que su salón estaba enfrente del mio.
Y,desde ese día, no soy el mismo.